Capítulo 9

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Capítulo 9. Lluvia fresca

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Tras la marcha del doctor Park, el pelinegro tomó un par de toallas húmedas y ayudó a Taehyung cuidadosamente a limpiar un poco de su sangre. Le prestó una camiseta de franela blanca, de cuello de pico, más una prenda de ropa interior que dejó doblada sobre la cama, le ofreció una pastilla coagulante junto a un vaso de agua. Se retiró para otorgarle un momento de intimidad en donde cambiarse, su otra ropa acabó manchada y echa una bola sobre la alfombra. Tae estaba muy débil, no parecía racionalizar nada, el calmante de la inyección le hizo quedarse adormilado sobre la cama, haciéndose un frío ovillo tras completar su misión de vestirse y tomar una medicina.

Jungkook regresó sin demorarse, se acuclilló para tomar su ropa, la humedad de la sangre se resecaba bajo sus yemas, aproximó la nariz para identificar el aroma un instante. Olía a celo, a sangre, a sudor, al aroma de avellana y miel del omega. Su instinto alfa reclamó su custodia, pudo verle sobre la cama, débil, vulnerable, desprotegido.

Se fue del dormitorio para meter su ropa y las toallas que había utilizado en la lavadora con una función de lavado suave. Antes de volver a la habitación, se dejó llevar por el empuje de su Lobo; «necesitaba reconfortar al omega, proteger al omega, cuidar de su omega».

Pasó de largo junto al pequeño vestidor donde guardaba la mayoría de sus trajes, corbatas, relojes y zapatos, y abrió el extenso armario del dormitorio. Escogió una de las suaves batas de seda negra, después, manipuló ligeramente a un Tae adormilado como un muñequito para que se la pusiera. La anudó a su cintura, le arropó con una manta de piel gris perla, añadió un almohadón extra para su cuello. Tae fue muy obediente bajo sus indicaciones, cerró dócilmente los párpados, apretó sus dedos y su rostro se relajó volviendo a hacerse un ovillo. Sólo era un lobo blanco en ese momento. Necesitaba refugio. Necesitaba a su lobo.

Jungkook acarició unos mechones de su cabello gris con la otra mano, de repente, vislumbró sus propios nudillos heridos por haber golpeado a aquel cerdo. Se liberó lentamente del agarre de sus bonitos dedos para comprobar la hora. Era más de media noche. Aún olía a toda esa mezcla de violencia en el festival, el tren de alta velocidad que tomó en la tarde junto a otros empresarios, el tabaco pegado en su ropa, el aroma de haber cargado a Taehyung en mal estado.

Se incorporó para mirar entre sus cosas, tras su corto viaje, no esperaba que todo sucediese tan atropelladamente. Decidió meterse en la ducha un instante, necesitaba hacerlo antes de dar por finalizada su noche. No duró más de diez minutos, agua caliente y jabón suave, sin perfumes (sabía que los omegas tenían hipersensibilidad olfativa), un jersey de cuello alto y pantalón de lino. Se puso un parche protector en los nudillos, que alivió su piel irritada y levantada.

Se pasó una mano por el cabello negro y húmedo. ¿Cómo podía haber llegado tan lejos? Puede que ese tipo se mereciese paliza, pero si él perdía el control podía llegarlo a matar. Por un momento, deseó hacerlo pese a que la sangre le salpicase y sus súplicas de alfa acobardado resonasen en sus oídos. Llevaba mucho tiempo sin tener una reacción tan agresiva hacia alguien, y si Taehyung no le hubiese recordado que seguía allí con un lloriqueo, tal vez su Lobo más agresivo le hubiese dominado por completo.

El azabache pensó seriamente en las consecuencias, ¿tendría Tae miedo de él, cuando se despertase? Si hubiera matado a una persona por un brote de ira, su puesto como heredero de su empresa familiar correría peligro. Podrían llegar a destituirle, o peor, Renzo podría repudiarle.

Descalzo, caminó sobre la alfombra reflexionando sobre todo lo que había hecho para controlar a su lobo y gestionar sus emociones. Sexo, agresividad, supervivencia. Eran los tres puntos cruciales que le habían enseñado desde joven. En el sexo se incluían su deseo por reproducirse (no sólo encontrar placer), la agresividad se veía impulsada por su ambición y dominancia, y, por último, en la supervivencia entraba sus barreras psicológicas, el hambre, las propiedades, y su afán por entrenarse físicamente a pesar de que su cuerpo fuera excelente. Sólo tuvo miedo de sí mismo en el colegio privado, cuando atacó a un niño al que deseó aplastar con toda su alma. Entonces era irracional, pero aquella sensación le acompañó durante mucho tiempo, qué tipo de ser era y por qué la gente sentía tanto miedo como atracción por su aura.

Dusk Till Dawn (Vol. 1) ☪ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora