Capítulo 13

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Capítulo 13. Cortejo

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En el amor, Jungkook se dio cuenta de que era un alfa clásico, disfrutaba de un cortejo sublime, delicado y bien ideado. Tener a un omega universitario nunca era fácil tanto por sus horarios como los propios. Algunos días, después de una reunión de inversores, una cata de empresarios o cerrar sus negocios con proveedores, intentaba pasar a recogerle a la hora del almuerzo, esperaba a que saliese de la biblioteca por la tarde (nunca se acercaba demasiado por si algún joven le reconocía) y se ofrecía para llevarle los sábados por la mañana a esa panadería de la avenida en la que Tae estaba trabajando. Se le hacía adorable, porque, el cabello gris de Taehyung se impregnaba del aroma del pan recién horneado, y en ocasiones le apetecía olisquearlo.

No pasaban demasiadas horas pegados, no obstante, se veían durante la semana a cortos ratos, y los viernes siempre salían juntos; Tae quería visitar el museo provincial, y lo hicieron. Le preguntó otro día por volver a patinar en aquella pista, y Jungkook le llevó felizmente, notó su mejoría sobre las afiladas cuchillas que le deslizaban. Taehyung aprendía rápido.

Un domingo por la mañana, Jungkook se lo llevó a un cultivo de viñedos. Aparcó el Mercedes en una zona del norte de Busan, en el campo, con la intención de mostrarle la decena de hectáreas que pertenecían a su familia desde 1967.

El cultivo estaba a rebosar de vid, también conocida como cepas o parras, una planta trepadora, leñosa, cuyo fruto era una uva pequeña y oscura con la que se elaboraban los vinos de su empresa. Taehyung le siguió con los ojos muy abiertos, el sitio era una extensa hectárea de cultivos verdes, con racimos de uvas púrpuras casi de su tono favorito. Suelo terroso, con algunos pequeños hierbajos, y un sistema de riego por goteo.

—La mano de obra es muy importante —le dijo Jungkook mientras caminaban por la ruta—. Mi abuelo comenzó recogiendo la uva él mismo. Fue un hombre de campo durante años, pero más tarde, sus trabajadores heredaron la labor de recogida.

Taehyung se detuvo frente a uno de los arbustos de la vid, contemplando un diminuto racimo que aún no había madurado. Alzó la cámara de su teléfono y lo fotografió con interés artístico por llegar a dibujarlo.

—El periodo de vendimia comienza en agosto —escuchó la voz del pelinegro a unos metros—. Aún es pronto.

Jungkook volteó para mirarle, advirtiendo que había perdido a su omega por el camino, regresó lentamente hasta él, extendió unos dedos y arrancó una pequeña uva, la cual frotó suavemente con una manga para limpiarla.

—Este sitio es precioso —dijo Taehyung distraído—. Trae paz.

—Ten, pruébala.

El alfa llevó la uva hasta sus labios, la posó sobre el carnoso belfo inferior del peligris y este abrió la boca genuinamente para probarla. La masticó con una mezcla de acidez y una lejana dulzura que denotaba su falta de madurez.

—Mnhm, ácido —opinó Taehyung—. Un regusto cítrico.

—¿A ver?

Jungkook pasó un discreto brazo alrededor de su cuello, inclinó la cabeza y probó improvisadamente sus labios. Tae se vio desarmado, los labios de Jungkook fueron tiernos y dulces sobre los suyos, con un ligero rastro tibio que hizo a sus rodillas flaquear por un segundo.

El pelinegro se apartó relamiéndose tras degustar sus labios.

—Dulce, muy dulce —ofreció su valoración.

Dusk Till Dawn (Vol. 1) ☪ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora