Capítulo 25

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*Esta historia pertenece a Chispasrojas. Prohibida la distribución de este fanfic sin permiso de la autora. Puedes descargar esta historia completa en Patreon.com/chispasrojas

Capítulo 25. Vendetta

Jungkook había quedado con Taehyung en una hora. La hinchazón del golpe que recibió el día de antes había bajado lo suficiente, pese a que sus encías continuasen magulladas. Tenía una marca rojiza y oscura en la mandíbula, que no podía matizarse ni con una ligera base de maquillaje, por lo que, se preparó para explicarle qué diablos había pasado en cuanto comenzase a preguntarle quién le había tocado.

Sin embargo, Tae nunca llegó a su encuentro. Esa mañana, su amor, su luna, se fracturó frente a él como si pudiera verla. Se apagó como en un eclipse, una luz blanca tintándose de sangre y oscureciendo su mundo. Jungkook no necesitó una llamada de teléfono, él lo supo justo en ese instante. Sintió el golpe, como si algo tirase de su alma buscando arrancársela. Arrancarle a su alma predestinada. Dolía mucho más que un puñetazo, sabía mucho más amargo que la sangre en su paladar, y por supuesto, el dolor fue tan exquisito que le hizo caer al suelo, como una cuchilla lamiendo entre sus costillas, haciéndole saber inmediatamente que se trataba de él.

«Taehyung. Su omega. Su Taehyung».

No sabía qué le habían hecho, pero si estaba vivo, debía ser un milagro. Porque Jungkook se hizo pequeño, muy pequeño, se ahogó como si respirase un gas venenoso. Sus iris se llenaron de un refulgente amarillo, y con el rostro ensombrecido, tras largos minutos, volvió a alzarse del suelo como un superviviente sin alma. Frío. Vacío. Dueño de una ira mortal.

En la sucursal de la empresa, alguien le preguntó si se encontraba bien. Le habían visto caer en su despacho, llevaba minutos enteros gimiendo, cubierto de sudor, con el rostro desencajado. Kim Seokjin tocó su codo y fue el único que reconoció al Lobo interior de Jungkook. Lo vio tomar el control del cuerpo del heredero, cuando salió de allí, todos con los que se cruzaron se hicieron hacia atrás, los murmullos callaron, la chica de la recepción descolgó el incesante teléfono que resonaba en las instalaciones, sin contestarlo.

Los iris de Jungkook se rozaron con los de Seokjin, él se hubiese apartado si fuesen desconocidos, pero conocía a Jungkook. Conocía a su lobo de ojos amarillos.

—Jeon —se atrevió a pronunciarse—, ¿estás bien? ¿Jungkook? ¿Quieres que llame a alguien?

El lobo le ignoró, y él siguió sus pasos bajando la cabeza, se atribuyó como un seguidor, sin decir ni media palabra, ofreciéndole un margen de espacio de unos dos metros, ofreciéndole su presencia en silencio. Necesitaba saber qué diablos estaba pasando, ¿debía llamar a una ambulancia? ¿a su amigo Namjoon? ¿a un familiar? Seokjin se forzó a respirar por la boca para no marearse con la liberación de hormonas invasivas del joven.

El teléfono de Jungkook vibró en su bolsillo, a las afueras del lujoso edificio de la empresa. Descolgó la llamada y se la llevó a una oreja.

—¿Dónde está, Park? —formuló con una voz ronca.

—En el centro hospitalario provincial. Aún está en urgencias, están haciendo todo lo que pueden —dijo Jimin con nerviosismo—. Estoy de camino, pero llegaré en una hora. Su madre me llamó hace unos minutos, el auto de su padre quedó destrozado. Colisionó con un camión de carga, iba a más de cien kilómetros por hora. No sé qué mierda ha pasado, Jungkook —jadeó seguidamente—, se sacó el jodido carnet hace poco, era un novato, pero le he visto conducir, n-nunca va tan rápido. T-Taehyung no hace eso.

Jungkook apretó su Smartphone y lo aplastó entre los dedos. Ni siquiera le respondió a Jimin. Le importaba una basura darle una respuesta, dejó caer el dispositivo al suelo y jadeó una sonrisa sarcástica. Sabía perfectamente que Tae no era un loco al volante, y era imposible que hubiese tenido un accidente, en plena mañana, en una autopista despejada.

Dusk Till Dawn (Vol. 1) ☪ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora