Capítulo 18

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*Esta historia pertenece a Chispasrojas. Prohibida la distribución de este fanfic sin permiso de la autora. Puedes descargar esta historia completa en Patreon.com/chispasrojas


Capítulo 18. El amanecer

Jungkook tenía razón sobre el amanecer; siempre era más cálido cuando despertabas con alguien a tu lado. Tras la persiana regulable y fina cortina descorrida, bajo las mantas, Taehyung se sintió resguardado. Su corazón bailó en un lento compás, sus dedos amasaron el terreno formado por el edredón relleno de plumas. El ronroneo le invadió por la cálida aura de su compañero. Se acurrucó en Jungkook, anhelando de manera inconsciente cierto roce cariñoso contra su cuerpo.

Nunca había dormido con alguien que no fuese Jimin, pero sus brazos rodeándole, labios entreabiertos, respiración serena y párpados cerrados, le hizo apreciarle, mirarle, estimarle en un recóndito silencio.

«¿Era Jungkook un sitio seguro?», se preguntó Tae. «Se sentía como uno».

E incluso si yaciera inmóvil durante días, creyó que regresaría solitariamente para buscar refugio como un pequeño lobo bajo su cuello, preguntarse por qué sus manos gozaban del tamaño perfecto para que la mitad de la punta de sus dedos terminasen justo por encima de los propios.

Jungkook no resultaba intimidante cuando dormía, antítesis de lo sugestivo que podía parecer bajo el claroscuro de su rostro junto la tenue luz de una lámpara.

El peligris se incorporó junto a su regazo, habían pateado las almohadas y mantas innecesarias durante la noche, destruyendo parcialmente el nido que construyeron sus lobos. Entonces, sus dedos se movieron por curiosidad, posándose sobre Jungkook, enterrándose en su cabello en lo que contemplaba su rostro. Pestañeó observándole, profesó que, era su cachorro en ese momento. Sólo que era un cachorro grande, de bíceps desarrollados bajo la camisa, de clavículas cuyos extremos asomaron bajo el borde de la prenda con unos cuantos oportunos botones desabrochados.

Pensó en la definición de sus abdominales la vez que pudo trazar su cuerpo con pinturas. Se preguntó de forma absurda sobre cómo funcionaría la textura de su vientre bajo el tacto de sus propios labios, e instintivamente, deseó mordisquear algo que no se encontraba a su alcance (no pensaba hacer algo tan vergonzoso en ese momento). No obstante, Tae inclinó la cabeza sobre la buena disposición de su cuello, le olisqueó lentamente y deleitosamente, hasta llegar a frustrarse con la forma de su nuez.

Mordió suavemente por encima de esta, tirando de la piel por satisfacción.

—¿Qué haces? —murmuró Jungkook, muy quieto.

Taehyung se vio cruzado por una bofetada de rubor. Alzó la cabeza, encontrándose con su parpadeo adormilado. «Le había pillado con las manos en la masa».

—N-no sé —reconoció con pómulos sonrosados y cabello gris claro despeinado.

—¿No sabes? —el azabache exhaló media sonrisa—. Me asaltas en tu propia cama, qué desconsiderado.

—No estaba asaltándote.

—¿Ah?

—S-sólo estaba... —rodó los ojos, encontrando su mejor excusa—, dándote los buenos días.

Jungkook ensanchó su sonrisa de todos modos. Fue como un rayo de sol incidiendo sobre él, como un rayo de cabello oscuro, mechones largos, y pequeños colmillos retráctiles. Taehyung desvió los iris sintiéndose aún más avergonzado.

—Buenos días —dijo el alfa suavemente, retirando el brazo que yacía bajo el omega y estirándose.

Poco a poco, se desenredaron del otro para incorporarse, extender las piernas fuera de la cama y recuperar la noción del tiempo. Jungkook agarró su reloj, pensando en algo más. Si fuese por él, hubiese dejado que Tae experimentara con su curiosidad física. Puede que sufriese algún problema vinculado a las relaciones íntimas, pero el alfa estaba seguro de que eso no le impedía sentir, desear, preguntarse qué tipo de reacciones químicas producía tener un contacto controlado entre ellos. En condiciones normales, no hubieran salido de la cama si estuviesen en su apartamento, a su lobo le apetecía más que a nada mimarle, malcriarle, acariciarle bajo la ropa para que conociese cómo funcionaba la conexión entre las yemas de sus dedos y sus ronroneos.

Dusk Till Dawn (Vol. 1) ☪ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora