Perdido

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La cabeza no paraba de darme vueltas, se sentía como si me hubieran aplastado la cabeza con un camión de concreto estando drogado al mismo tiempo. No quería moverme de donde estaba, mi cuerpo parecía estar entumido y al mismo tiempo parecía fatigado, anestesiado. Abrí los ojos tan rápido como pude, grave error pues la luz del sol me cegó instantáneamente obligándome a cerrar los ojos de nuevo mientras utilizaba mi brazo para taparme la cara.

Con mucho esfuerzo rodé sobre mí mismo acostándome boca abajo y me levanté como pude. Abrí nuevamente los ojos, esta vez un poco más despacio para poder adaptarme a la luz y eché un vistazo a mí alrededor a pesar de tener la vista borrosa. Estaba en medio de un claro en algún bosque, pero mi ubicación exacta me era desconocida. Volví a cerrar los ojos y me acosté de nuevo esperando a que el mareo desapareciera por sí solo. No quería vagar por un bosque medio indispuesto, pero quedarme ahí acostado no sería la mejor opción por lo que en algún momento me tendría que levantar, mareado o no.

Mientras el mareo se me pasaba me preguntaba a mí mismo ¿Cómo había llegado yo ahí en primer lugar? y ¿Dónde estaba exactamente? No recordaba nada y cada vez que intentaba mirar en retrospectiva un terrible dolor de cabeza me atacaba. Luego de cinco minutos de agonía volví a levantarme y esta vez podía ver con más claridad. Sin embargo, al ponerme de pie no tarde mucho en desplomarme contra el suelo e instintivamente coloque mis brazos frente a mí para detener la caída.

Caer tan abruptamente se me hizo demasiado extraño pero dicha preocupación fue opacada por una sorpresa mucho mayor. NO TENIA MANOS. Simplemente habían desaparecido, ya no estaban además de que mi piel era completamente negra.

- ¿PERO QUE CARAJOS? – Grite asustado.

Cuando termine de ver mis manos, que ya no lo eran, inspeccione inmediatamente el resto de mi cuerpo y me di cuenta de que ya no era un humano. No tenía pies, mis articulaciones se movían de formas que no tenían que hacerlo, me lleve las "manos" al rostro y me frote la cara con ellas y al hacerlo descubrí una nueva anormalidad en mi cuerpo, de mi frente ahora salía un cuerno que antes no estaba. Trate de mantener la calma, pero estaba completamente aterrado y juraría que estaba pálido de no ser porque no podía ver mi rostro.

No muy lejos de donde estaba había un pequeño estanque que fácilmente podría haber sido confundido por un espejo, pero cuyas plantas delataban su verdadera naturaleza. Picado por la curiosidad decidí asomarme para ver cómo había cambiado mi rostro pues estaba seguro de que este no se había mantenido intacto.

Como caminar no era mi mejor opción tuve que limitarme a andar a 4 patas y aunque me costaba coordinarme resultaba impresionantemente cómodo, aun así, esto no evito que tuviera que pensar cada paso para poder moverme. Antes de asomarme al estanque inhalé profundamente, di un pequeño suspiro y abrí mi mente a cualquier posibilidad no sin antes cerrar los ojos por miedo a ver que me mostraría el estanque.

Ver mi reflejo sobre la superficie del agua me produjo una mezcla de miedo, emoción, confusión y otras cosas de las que no estaba seguro pero que disparaban más dudas que respuestas. Quien, o más bien lo que me regresaba la mirada no era un ser humano, no era nada parecido a eso y ni siquiera hubiera podido ser clasificado siquiera como humanoide. El reflejo en el agua mostraba a un cambiante, no a una persona.

- ¿PERO QUE CLASE DE ISEKAI FUMADO ES ESTE?

No pude mantener la calma que tanto me había esforzado en conservar y comencé a hiperventilar. Si de por sí ya era difícil saber cómo demonios había llegado a ese claro en medio de la nada, no ayudaba en absoluto el hecho de que ahora era un bicho meta morfo.

Sin la más mínima idea de que hacer o a donde ir comencé a rememorar todo lo que me había pasado antes de llegar hasta ese punto. Mi vida no constituía nada fuera de lo ordinario, yo era un simple estudiante, que le gustaba la buena música, los videojuegos y las novelas de fantasía pues siempre quise que la vida tuviera un toque de magia que le diera un nuevo sabor al mundo.

Trate de recordar cómo es que había llegado hasta ahí, pero me era imposible formar si quiera el más vago recuerdo de mi llegada a ese bosque, mis recuerdos constituían la imagen de mi día a día hasta que simplemente eran interrumpidos y no era capaz de recordar nada hasta mi despertar rodeado de vegetación y en esa forma.

Se me hizo imposible seguir recordando y nada de lo que había visto me dio una pista de como llegue a ese bosque en primer lugar. Seguir buscando en mis recuerdos se me hacia una pérdida de tiempo y esperar a que anocheciera mientras aun había luz de sol no era mi mejor opción así que comencé a andar sin rumbo fijo, adentrándome en el bosque en busca de civilización.

Changeling rebirthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora