Capítulo Extra (3)

3.4K 291 53
                                    

Meses después.

.

—¡Lo tengo! —grita con todo su entusiasmo.

No por favor.

No de nuevo.

Permanezco en silencio esperando que se refiera a otra cosa, pero por supuesto que no lo es porque este es Christian Grey.

—Se llamará Adonis.

Dios, ¿Crees que esto es gracioso?

No contestes eso.

Suspiro antes de abrir los ojos y enfrentar a mi marido.

—No.

Sus cejas se fruncen como siempre hacen cuando tenemos diferencias, o lo que es lo mismo, cuando tiene una idea en la que no estoy de acuerdo.

—¿Por qué carajos no?

¿Tengo qué decirlo?

—¡No se va a llamar Adonis Grey!

—Pero dijiste que... —interrumpo el puchero porque sé lo que dije antes.

—Dije que podrías ayudar a elegir el nombre dando sugerencias; y ahora que la escuché, te digo que no.

Apoya las manos sobre su cadera con un gesto de fastidio.

—¿Por qué no?

—Porque... —carajo—. Es un nombre griego, ¿Tenemos un niño griego?

Él se ríe.

—Te llamas Anastasia, ¿Eres rusa?

Agh, es imposible con él.

—¡No voy a llamar a mi bebé Adonis! ¡Olvídalo!

Su postura cambia de nuevo, imitando la mía de brazos cruzados sobre mi pecho y ojos entrecerrados.

—Ya deshechaste mi otra sugerencia, ¿Qué había de malo en ella?

Respira. Uno, dos, tres y exhala.

—Eastwood no es un nombre, es un apellido. ¿De verdad quieres darle un nombre por el que podrían burlarse sus amiguitos?

Encoge los hombros con indiferencia.

—Quiero que mi hijo tenga un nombre único, que lo escuchen y sepan que es de la familia Grey.

—Tendrá tu apellido, mi amor. Te aseguro que eso hará el truco. —decido cambiar un poco ahora hacia mis elecciones—. ¿Qué te parece si lo llamamos Christian?

—No —su respuesta es inmediata—. No vas a llamarlo como yo, nena, que tenga su propio nombre.

—Pero sería Christian Junior. —apelo a su gran ego, aunque tampoco funciona.

—He dicho que no. Ese es el nombre que gimes cada noche, no necesitas causarle un trauma más grande a mi hijo.

Es imposible. Me rindo. He terminado por hoy con esta discusión porque es obvio que no avanzamos. No será Eustace, ni Eastwood y mucho menos Adonis.

Antes de que pueda decir algo más, la puerta de la oficina es golpeada y la voz de mi cuñada viene desde el otro lado con fuerza.

—¿Terminaron sus asuntos? Necesito mi oficina, y más les vale que no estén teniendo sexo en mi escritorio... Otra vez.

Oh, mierda. El calor sube por mis mejillas de solo recordar la vergonzosa escena de hace unas semanas.

—Largo de aquí, Mía. Tomatito y yo tenemos cosas importantes qué discutir.

Escucho la risa de Mía y de algunos otros de los chicos de la cocina, siempre atentos a las novedades del restaurante.

—Convencerla de tener sexo aquí no es un asunto importante. Además, ¿No tienes una maldita torre de oficinas a tu disposición? —chilla más fuerte—. ¡Ve a molestar a tus empleados y deja a los míos trabajar!

Agradezco el cambio de tema, pero se volvió ahora una pelea de hermanos tan típica como los platillos que se sirven.

—¡Eso es porque están prestando demasiada atención a lo que ocurre aquí dentro! —de pronto se detiene y me mira con las cejas arqueadas de sorpresa e incredulidad—. ¿Qué te parece Tomatito?

—No te entiendo. —balbuceo mirando sus ojos grises y brillantes.

—Tom, por tomatito.

Ignoro las palabras de mi cuñada para prestar atención a mi esposo y lo que creo que está tratando de decir sobre nuestro bebé.

—¿Tom? —pregunto y él asiente.

Thomas Grey.

Tengo qué admitir que no suena tan mal como creí. Es un nombre agradable, fuerte y me parece que es el único Tom en nuestras familias.

—De hecho me agrada, Christian. Definitivamente más que Adonis, Eastwood y Eustace.

Su hermosa sonrisa se ensancha de triunfo.

—¡Genial! Está decidido. —apoya las manos en mi vientre redondo y se inclina para besarme—. Lo llamaré Tomtom.

Agh, es el cuento de nunca acabar con este chico... Hombre.

—Tom ya es un diminutivo, Christian. Puedes llamarlo Thomas o Tom.

—Y estoy diciendo que tendrá un apodo que será Tomtom, ¿No te gusta?

—No.

Pero estoy dispuesta a tolerarlo, al menos este último mes que me falta. Después de eso, usaré el sexo para chantajearlo como toda buena esposa hace.

La cerradura hace un ruido bajito antes de ceder a la llave de mi cuñada, que entra con la mirada entrecerrada sobre su hermano y luego su escritorio.

—Si ya terminaste, necesito hablar con Ana sobre los proveedores y los pagos de la semana.

Su hermano hace una mueca de fastidio.

—Terminé por ahora porque debo volver a la oficina, pero te aviso que la próxima semana Ana estará trabajando para mí lo que resta del mes.

—¿Qué? —chillamos ambas. Él no había hablado de esto conmigo.

—No puedes llevártela, ¡Es mía!

¿Qué carajos está pasando ahora?

—¡No es tuya! ¡Es mía, mi esposa!

Como lo supuse, los gritos de este par atrae la atención de Kim, Terry, Cole y los otros, que rápidamente se agrupan contra la puerta.

—¡Es mi gerente!

—¡También es mi empleada!

—¡Oh, cálmate Christian! —Mía golpea su brazo—. La quieres ahí por el asunto de la oficina, ¿No? Sigues pensando en sexo.

Podría haber jurado que mi esposo negaría todo, pero el idiota solo sonríe elevando una sola comisura de su boca sexy.

—Tienes toda la razón ahí, hermana.

Agh, es un gran tonto.

—¡Hey! ¡Miren lo que provocan! —se ríe Terry y todos los chicos le siguen—. Ya avergonzaron a la gerente tomatito.

¡Me rindo!

.
.
.
.
.

¡Sorpresa!

Una Vida Contigo (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora