Una Vida Contigo (Versión Fanfic)

Especial de San Valentín

Capítulo Extra
(Ahora sí es el último 😉)

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Años después...

— ¿Lista, mi amor?

Deslizo el vestido rojo con bolitas blancas por su cuerpo con mucho cuidado. Phoebe es más paciente que Teddy, pero igual a su padre en carácter.

— Ven, así te puedo poner los zapatos blancos.

— ¡No! — Chilla con su vocecita.

— ¿No quieres los zapatos blancos?

— ¡No!

— ¿Y qué quieres vestir entonces?

— ¡Mis botas de lluvia!

Dios mío.

— No puedes usar las botas de lluvia porque llevas un vestido muy elegante — Señalo a mi hija — ¿Te parece que las usas mañana?

— ¡No!

— ¡Agh!

Salgo de la habitación para poner algo de distancia y contar hasta 10... Tal vez 15 así puedo recordar por qué mi hija es tan obstinada.

— ¡Tú! — Lo señalo — ¡Ve ahí y haz que Phoebe se ponga los zapatos!

Apunto ahora en dirección al pasillo, pero Christian solo sigue ahí en el sofá con el control de su videojuego en las manos. Arquea las cejas del mismo modo en que Teddy, a su lado, lo hace también.

— ¡Pero nena! ¡Estoy ganando!

— ¡Zapatos blancos, Christian Grey!

— Mierda... — Deja el control en el sofá y se levanta.

Lo veo desaparecer en el pasillo, así que voy a tomar su lugar en el sofá junto a Teddy.

— ¿Papá te deja ganar?

— No — Agita su cabecita.

— Empiezo a creer que tienes un compañero de juegos en lugar de un padre — Me río.

— Mamá, ¿Los padres hacen cosas importantes?

— Mmm, si. La mayoría de ellos, ¿Por qué preguntas?

— ¿Y cuidan a sus hijos?

— Si.

— ¿Los mantienen lejos del peligro?

— Si, mi amor, ¿Por qué lo preguntas?

— ¿Tú también eres la madre de papá?

Dios mío, estoy muy tentada a decir que sí. Pero supongo que eso no es lo que mi hijo debería escuchar.

— No amor, papá es hijo de tu abuela Grace y tu abuelo Carrick. Y tienes a tu abuela Carla y tu abuelo Bob en Georgia.

— ¿Podemos visitarlos?

— No en este momento, cariño, pero en vacaciones podríamos planear algo.

Antes de que todo cambie de nuevo...

— ¡Teddy! ¡Mira mis botas!

¡Oh, genial!

Phoebe corre alrededor de la mesita con sus botas de plástico y yo le lanzo una mirada amenazadora a mi esposo. El muy gracioso, solo encoge los hombros.