Capítulo 21

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El viaje de regreso no es como el de ida. Supongo que en ese momento, con la necesidad de poner distancia entre Luke y yo, el camino me pareció corto.

¿O será el cansancio del embarazo? Conduzco hasta que la luz del día se termina, luego me detengo por un bocadillo y dormir hasta que amanece de nuevo.

Casi tres días y completamente exhausta, entro a Savannah conduciendo despacio por las calurosas calles hasta la casa de mi mamá. Si, he vuelto a vivir con mi madre.

Estaciono en la entrada de su cochera, detrás del auto de Bob y tomo la mochila donde guardé los documentos importantes. La lanzo sobre mi hombro, mientras tomo la llave de la puerta.

Giro la llave y la perilla para empujarla, pero la voz de mi mamá me toma desprevenida.

— ¡Annie! ¡Por fin llegas!

— Hola mamá – balbuceo cuando la tengo frente a mi – ¿Por fin llego? ¿Cómo sabes que venía para acá?

Ella se lanza a abrazarme con una gran sonrisa en su rostro. Cuando se aparta, me hace una seña con su cabeza.

— Alguien te está esperando.

Mierda. ¿Luke está aquí? No tengo ganas de lidiar con él ahora, así que dejo caer la mochila para ir a la sala a enfrentarlo.

— ¿Qué haces...? – me detengo cuando lo veo – ¿Christian? ¿Qué haces aquí?

— Hola cariño – dice con el ceño fruncido.

Mierda. Siento que la sangre baja rápido hasta mis pies y mi corazón late agitado.

— Voy a dejarte sola con tu novio – me hace una seña hacia la cocina, una gran sonrisa en sus labios.

— ¿Novio? – balbuceo de nuevo – Christian, ¿Qué haces aquí?

Chillo hacia él golpeando su hombro. Le señalo de nuevo la puerta de la entrada para que me siga, no voy a discutir con él frente a mi mamá.

Me sigue hasta el frente de la casa y me recargo en el auto de Bob para escucharlo. Creo que sé por qué está aquí, y no estoy lista para eso.

— ¿Algo que quieras decirme? – me saca de mis pensamientos.

Exhalo ruidosamente tratando de ganar tiempo, mientras sus ojos grises me miran furioso. Presiono mis labios y asiento hacia él.

— ¿Cómo lo supiste?

— Kate lo dijo – Arqueo las cejas por la sorpresa.

— ¡Gracias Kate! ¡Solo una cosa le pedí!

— ¿Qué me mintiera? – me gruñe.

— ¡No! ¡Claro que no! Ella no lo sabía, ¿Cómo lo supiste tú?

— Kate dijo que estabas embarazada y yo sé que no es de Luke – encoge los hombros – No soy estúpido Ana, puedo unir los puntos.

— Lo siento. Yo no lo planeé, de hecho no sabía cómo decírtelo.

Levanto la vista hacia él para tratar de leer sus expresiones. Aún tiene el ceño fruncido, pero no sé que es lo que le molesta en este punto: si es mi omisión o la idea de saber que será padre tan joven.

— Lo siento – vuelvo a decir – Sé que no es lo que querías y no te preocupes por eso, puedo hacerme cargo totalmente del bebé. No te pediré nada, no tengo ningún problema con criarlo yo sola, es el sueño de mi vida.

Ahora es su turno de exhalar ruidosamente mientras me mira.

— Aún no sé exactamente qué haré, pero no puedes solo desaparecer así. Mi familia no lo permitirá.

— ¿Tú familia? ¿Por qué?

— Elliot lo sabe, lo que significa que pronto Mía y mis padres también.

Mierda. ¿Entonces? ¿Qué se supone que haga? ¿Les envío un telegrama con una foto de un bebé?

— No digas nada a nadie. Vuelve conmigo a Seattle, retoma tu trabajo en el restaurante y veremos qué hacer cuando nazca el bebé.

— ¿Quieres que vuelva? ¿Contigo? No siquiera sabemos en qué situación estamos tú y yo.

— Pues vamos a tener un bebé, creo que es el momento de averiguarlo.

— ¿Y si no funciona?

— Tendremos una separación amistosa y entonces el bebé no habrá sido solo algo de una noche.

— Pero ya entregué el departamento, ¿Crees que la señora Lincoln lo haya rentado?

— Quédate conmigo, en mi departamento.

— Claro que no, no quiero tener que verte entrar con una chica distinta cada semana.

A pesar de su expresión preocupada, Christian sonríe.

— Nada de chicas, lo prometo.

— ¿De verdad? – lo miro con los ojos entrecerrados.

— No he estado con nadie desde que te pusiste amistosa conmigo – eleva una de las comisuras de su boca – Te lo advertí, cosas buenas pasan cuando duermes conmigo.

— Agh, arrogante – me río — De verdad lo siento Christian, sé que ser padre no está en tus planes próximos pero no pienso renunciar a este bebé.

— Y no te pido que lo hagas, solo dame tiempo para procesar todo esto y decidir sobre mi vida. Tengo nueve meses para hacerlo, ¿No?

— Ocho. Ya tengo casi un mes de embarazo, así que ¡Felicidades papi!

— Ay mierda, seré el padre de alguien – se pasa la mano por el cabello.

— Pues si, así pasa. Por cierto, ¿por qué dice mi mamá que eres mi novio?

— Yo se lo dije, también que me invitaste a venir contigo de visita pero tuve que atender unos asuntos y apenas hoy en la mañana tomé el avión.

— ¿Por qué dijiste eso?

— Piénsalo bien, Ana. Tus papás y mis papás se sentirán un poquitito mejor si saben que el bebé se concibió dentro de una relación. Y como fue tu idea presentarme como tu novio, pues solo sigo tu juego.

— ¿Entonces fingiremos estar juntos hasta que el bebé nazca?

— Tal vez no fingir completamente, seremos una pareja ante los ojos de todos. Cómo ya dije, necesito tiempo para ordenar mi mente.

— ¿Y qué gano yo de eso? De fingir que estamos juntos.

— A mi, y la asombrosa oportunidad de ser mi novia durante ocho meses, además tendrás una oportunidad para enamorarme.

Arquea las cejas divertido.

— ¡Qué ganga!

— Por favor, si no puedes quitarme las manos de encima, por eso estamos ahora en este lío.

— ¿Yo? ¡Si eras tú el que me manoseaba! ¿Y la excusa de las cenas?

— No era ninguna excusa, era agradecimiento. Además, ¿A qué le temes? No puedo embarazarte de nuevo.

— ¡¿Qué?! – chilla mi mamá desde la puerta.

Mierda.

Una Vida Contigo (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora