Capítulo 4

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Christian sale furioso de mi departamento, empujando a Luke por el hombro cuando pasa junto a él. Y como dejó la puerta abierta, corro para asegurarme que mi ex esposo no entre.

— ¡Adiós amor! – le grito a Christian antes de que entre a su departamento.

— Creo que tu novio se enojó – se burla.

— Si. No le gusta la idea de tenerte aquí rondándome. Es muy celoso, será mejor que tengas cuidado.

Cierro de nuevo la puerta en su cara. Reproduzco las canciones en mi móvil a todo volumen para no escuchar a Luke golpeando mi puerta mientras voy a mi cocina a hacer la cena.

Después de cenar voy a tomar un baño y me preparo para dormir. No se escucha ruido afuera de mi departamento, así que supongo que Luke se fue pero no pienso asomarme para averiguarlo.

Sin embargo, a la mañana siguiente cuando tengo que ir a trabajar, él tirado frente a mi puerta es lo primero que veo.

— ¿Qué mierdas te pasa, Luke? ¿Te quedaste a dormir en el piso?

— Ana, te lo dije. Quiero hablar contigo y no me iré a ningún lado. Solo escúchame.

— Ahora no, tengo cosas que hacer.

— ¿Por qué? ¿A dónde vas? ¡Ana!

Me grita pero no me detengo y subo de prisa al ascensor. Voy directo hasta la cherokee y acelero tan pronto como he encendido el motor para ir hasta el restaurante. Es el único lugar en el que puedo dejar de pensar.

— ¿Ana? – Kim llama mi atención una hora después – Alguien pregunta por ti en la entrada.

— Gracias – digo con una mueca de fastidio. Sé quién es y no puedo permitir que venga a molestarme a mi trabajo.

Empujo la puerta de la cocina y paso junto a Giny, que lleva una bandeja. Apenas ahora me doy cuenta que Christian está sentado frente al piano tocando música suave.

— ¿Qué está mal contigo? ¿Qué haces ahora en mi trabajo? – le gruño apretando los dientes – Maldita sea Luke, dame un respiro.

— Vamos a hablar, ven afuera conmigo.

Está sentado en la primera mesa junto a la puerta, con una taza de café y un jugo como si fuera un cliente cualquiera. Pero yo sé que no lo es.

— ¡No! ¡Estoy trabajando! No puedo tomarme un descanso solo porque tú quieres. ¡Vete por favor!

— ¿Por qué? ¿Molesto a tu novio?

Luke señala con la cabeza hacia atrás de mi, dónde está el piano y Christian. Volteo a verlo por encima de mi hombro y él también está viéndonos desde el banquillo.

— Te lo dije, es celoso y no te quiere ver cerca.

— Pues no me importa, soy un cliente y puedo estar aquí todo el tiempo que quiera. ¿Quieres que me vaya? Llama a la policía.

— Sabes que no haré eso, no cuando podría perder mi empleo por tu idiotez. ¡Haz lo que te de la jodida gana!

Giro sobre mis talones para ir de nuevo a la cocina, estoy furiosa y lo único que puedo hacer es alejarme para no gritarle y ventilar mis problemas frente a todos.

Cuando es mi hora de irme, me asomo por la puerta de la cocina solo para confirmar que el idiota de Luke sigue ahí sentado. Mierda. Tengo que usar la puerta trasera para salir hasta mi camioneta y conducir de vuelta a mi departamento.

Tan pronto como llego, pongo seguro a la puerta y voy a la cocina a preparar la cena para mí. Mientras lo hago, me sirvo una copa de vino para relajarme un poco y me prometo que pase lo que pase, ignoraré a Luke.

El problema es que no es mi ex esposo el que llama a mi puerta, sino mi vecino.

— ¡Ana! Abre la puerta.

Golpea mi puerta con fuerza, haciéndome enojar. Quito el seguro y abro dispuesta a gritarle que él también se puede ir a la mierda, cuando veo a Luke detrás de él.

— ¡Hola amor! – finjo emoción y una sonrisa, pero él frunce el ceño.

— ¿Puedo hablar contigo?

— Por supuesto cielo, pasa.

Luke intenta entrar detrás de él, pero rápido empujo la puerta para cerrarla. Le hago una seña a Christian para que me siga a la cocina y mi ex no escuche.

— ¿Qué quieres?

— Olvidaste recoger tus cosas del pasillo – gruñe y señala la puerta – Acepta al pobre bastardo, durmió en el pasillo y me molesta tener que verlo cuando paso.

— No lo voy a aceptar, ya no es mi esposo. Que se largue, ¡no me importa!

— ¡Solo saca su jodido trasero de mi piso! ¡Me importa una mierda si él y tú...!

No termina su oración porque su vista se fija en los sartenes que tengo sobre la parrilla. Mi copa de vino descansa a un lado, llena por segunda vez y veo en su expresión que le apetece lo que ve.

— Sería mejor si tú mismo te deshaces de Luke. Dile que ya no lo quieres aquí, córrelo – saco otro plato del gabinete y comienzo a servirlo – Quédate a cenar, dile que hablamos y decidimos que lo mejor es que se vaya.

Pongo el plato frente a él y señalo mi copa para que beba. Obediente, él la toma cuando se sienta en la barra y comienza a cenar. Sirvo el otro plato, traigo otra copa y me siento a su lado.

— Él no se irá si yo se lo pido, pero sé que lo hará si tú le aseguras que somos felices juntos. Dile que tenemos planes o lo que sea suficiente para hacerlo volver a Georgia.

Relleno su copa y sonrío amable hacia él, necesito convencerlo de que me ayude con esto. Si mañana Luke vuelve a aparecer en el restaurante y Mía se entera, podría perder mi empleo.

Christian no dice nada, solo termina la comida de su plato y bebe el resto del vino. Cuando se levanta de la silla, pienso que entendió el mensaje y va a ayudarme con esto asunto de Luke.

El problema es que el maldito idiota hace una seña, gira sobre sus talones y abre la puerta. Se detiene ahí, el tiempo suficiente para que mi ex se pare frente a él.

— ¡Ops! La puerta está abierta y no puedo impedir que pases – Luego sale directo hasta su departamento.

— ¡Christian! ¡Christian! – corro a la puerta pero Luke ya entró.

Mi odioso vecino voltea hacia mí y agita su mano en mi dirección, con su perfecta y estúpida sonrisa. ¡Lo odio!

Una Vida Contigo (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora