Aquel papel era mi custodia, mi padre me reclamaba, quería que me fuera con él a Miami. No, ni de broma, no pensaba irme con ese hombre que nos abandonó a mí y a mi madre cuando se enteró de que ella estaba embarazada. Ese hombre que se quería hacer llamar "padre" no merecía nada de mí, ni de mi madre.
-No pienso ir con él.
-Tienes que hacerlo.-dijo mi madre entre sollozos y lágrimas.
-Por desgracia no podemos hacer nada-me dijo Carlos, que hasta en él se notaba la tristeza de mi viaje.
Siempre había sido una persona capaz de ocultar sus emociones, de controlar sus sentimientos, pero en aquel momento no parecía ser capaz de ello.
No se me ocurrió otra cosa que irme a mi cuarto a llorar, como siempre hacía cuando quería estar sola. Una vez dentro eché el cerrojo, tiré mi mochila en la esquina, me tumbé en la cama boca arriba y me puse a mirar al techo intentando aguantar las lágrimas que querían salir de mis ojos y rodar por mi rostro. Pero debía aguantar, debía aguantar porque sabía que cuando estuviera en Miami con mi padre iba a querer llorar más de lo que había llorado en toda mi vida. Retiré con la manga de mi chaqueta la única lágrima que había llorado en mucho tiempo, y cogí mi bolso del armario. Metí el móvil y las llaves de casa y bajé las escaleras sin prestar atención a lo que mi madre y Carlos me decían.
Estuve andando un rato hasta llegar al bar donde todas las noches íbamos Marina y yo y tal y como esperaba, ella ya estaba sentada en la barra rodeada de chicos que querían lo mismo: sexo.
Me abrí paso entre todos ellos, que se la comían con la miraban y le lanzaban piropos sutiles.
-Marina, ¿podemos hablar un momento?-dije con la voz entrecortada. Marina me miró y al ver mi cara se le borró la sonrisa de la cara. Me acompañó a una mesa lejos de todos aquellos chicos.
Se lo conté y nos quedamos hablando toda la tarde. Habían pasado horas, el sol había desaparecido hace un buen rato y tenía que volver a casa. Tenía que empezar a hacer las maletas y organizarlo todo porque mi vuelo era pasado mañana y como siempre, en estos casos, el tiempo se pasaba volando.
DOS DÍAS DESPUÉS
El despertador del móvil sonó y poco a poco me fueron despertando los rayos de sol que entraban por mi ventana. Siempre dejaba algunos recovecos de luz para ayudarme a despertar. Me levanté despacio y me acerqué a la ventana con los ojos aún cerrados. Los fui abriendo poco a poco, hacía un día precioso, pero el del tiempo dijo que se iba a nublar a lo largo del día. No me quería despedir de mi vida con un día nublado, esperaba que para cuando mi vuelo saliera, el día siguiera siendo soleado.
Me duché, me vestí, desayuné y nos pusimos camino al aeropuerto. Me despedí de mi madre y de Carlos y embarqué cuando llamaron a mi vuelo. Pude oír desde la puerta de embarque como lloraba mi madre. En aquel momento podría oírlos desde kilómetros de distancia. Era mi madre, no podía separarme de ella, la quería. Así que preferí no mirarla y seguir adelante mi camino, pero no pude evitar darme la vuelta y despedirme de ambos con una sonrisa triste y un adiós con lamano.
El viaje se hizo largo, y cuando llegué busqué con la mirada la foto que mi padre me había enviado. Era un hombre alto, moreno con ojos verdes esmeralda, los cuales había heredado, y de piel morena. Le estuve buscando un par de horas hasta que decidí sentarme en la puerta del aeropuerto. Era un sinvergüenza. Me separaba de mi madre y me dejaba plantada en el aeropuerto.
Ya era bastante tarde y ví como un wolkswagen negro llegaba a donde yo estaba. La ventana del copiloto se bajó y se asomó el mismo hombre de la foto:
-¿Keyla?
No respondí, simplemente cogí mis maletas, las guardé en el maletero y me subí al asiento trasero. Llegamos a su casa, la que sería mi casa durante el siguiente año. Era enorme, yo diría que podía haber unas 10 habitaciones en total. Tenía un jardín precioso, con las flores bien cuidadas y un césped mojado, supuse que lo acababan de regar. Al entrar me encontré con un amplio hall y en frente el salón, que conectaba con la cocina. El concepto abierto de las películas era bastante popular en Estados Unidos. A la derecha de donde me encontraba estaban las escaleras, donde había una señora y un niño un poco mayor que yo de unos 19 o 20 años más o menos.
Ambos eran muy parecidos: piel bronceada, pelo negro azabache, altos y rasgos finos. La mujer tenía los ojos azules a diferencia del chico que los tenía... Verde esmeralda. Era su hijo; mi hermanastro. Y aquella mujer sería su esposa o pareja. Dejó a mi madre para formar una familia con otra mujer. Si aquel chico era más mayor que yo, solo podía significar que mi padre le había puesto los cuernos a mi madre.
-Tu habitación es la tercera subiendo arriba a la izquierda.-Asentí e inmediatamente cogí mis maletas para subir a mi cuarto sin saludar a su familia. Nada más instalar mis cosas en el armario y en los cajones me duché en el baño privado que tenía, me puse el pijama y me quedé dormida en lacama en menos de 5 minutos. El cansancio y la tristeza que embriagaba mi cuerpo habían hecho de mí un cuerpo que no caminaba por voluntad propia.
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tantas personas en el mundo y tenías que ser tú.
Novela JuvenilDesde que Keyla se ha ido a vivir con su padre por la custodia, no ha dejado de ocurrirle desgracias. Conoce a un chico que la mete en varios problemas y tras ser "secuestrada" si se puede llamar así, se enamora de él y descubre la verdad por la cua...