Cuando todos se separaron de mí, miré al policía quien quería hablar conmigo. Nos fuimos al salón y empezamos a hablar.
-¿De qué conoce a Tom?
-Es una larga historia. Cuando era pequeña tuve un accidente de coche y me olvidé totalmente de mi padre y de todo lo que viví aquí. Hace poco más de un año mi padre reclamó mi custodia y con el tiempo recuperé la memoria. Conocí a Tom, quedamos un par de veces y no salió bien. Se obsesionó conmigo, me empezó a enviar mensajes y bueno... sucedió lo contado en las noticias.
-Ya veo. Le cogeremos.-se levantó.
-No lo creo.-me miró extrañado.
-¿Perdón? ¿Duda usted de la policía de Miami?
-Entonces, ¿cómo es que ayer Tom entró en casa y ningún policía se dio cuenta? Llevan más de dos días vigilando, ¿no?
-Le cogeremos.
Se fue sin decir nada más y habló un rato con Owen en la cocina. Minutos después se fueron todos los policías y supongo que siguieron vigilando en la calle.
***
Habían pasado más de tres semans y no volvimos a saber nada de Tom. Sabíamos que no se había ido, pero no entendíamos el por qué no actuaba. Iba paseando por la calle cuando una furgoneta negra se paró a mi lado. Del asiento del conductor se bajó un hombre encapuchado y me obligó a entrar en la furgo, me ató las manos con unas esposas y me puso un pañuelo en la boca que a los pocos segundos hizo que me desmayara.
No supe donde estaba ni tampoco donde me despertaría o que pasaría conmigo, pero si tenía una cosa clara: había sido Tom el que me había secuestrado.
Supe que sería mi fin si no hacia lo correcto o decía lo correcto. Que ahora más que nunca tenía que jugar bien mis cartas o si no mi próxima parada sería la muerte. En resumen: Había más posibilidades de morir que de seguir viva, pero había posibilidades. Suficiente.
Me desperté en una habitación totalmente oscura, no podía ver nada de nada. Una puerta se abrió y alguien encendió la luz: Tom. Intenté levantarme, pero no podía, tenía las manos atadas a la cama y no con cualquier cosa. Estaba atada con esposas a las patas de la cama.
No podía levantarme, las esposas me hacían herida y apenas se respiraba bien en aquella habitación mugrienta. Mis ojos apenas se adaptaban a la poca luz que había, pero era suficiente para ver que era Tom el que me había secuestrado y el que me iba a matar.
-¿En serio pensabas que iba a dejaros ser felices?
-Me costaba creerlo.-puse una sonrisa irónica.
-¿Sabes cuánto tiempo estarás aquí?-me encogí de hombros todo lo que pude-Hasta que te des cuenta de que de verdad me quieres a mí y no a él.
-Es que yo ya sé a quien quiero.-frunció el ceño.
-No sabía como reaccionarías, pero... siempre te quise a ti.-<Ni en un millón de años> pensé.
Sonrió.
-Cuando me digas la verdad te dejaré que andes por la casa, al fin y al cabo es muy difícil que salgas de casa. Todas las puertas y ventanas tienen tablones de madera anclados a la pared.
No pude evitar que mi risa se congelara y se desvaneciera de mi cara.
-Entonces suéltame. Si no puedo salir que más dá que esté atada a las esposas o no.
-Tienes razón, pero quiero que... aprendas la lección.
-Suéltame, Tom, no sabes lo que haces. Te prometo que seremos felices tu y yo lejos de aquí. Vayámonos a otro país si hace falta para ser felices tú y yo solos.
-Es una idea tentadora, pero cuando te suelte de las esposas y vea que me pueod fiar de ti.
Se fue dejándome con la luz encendida y la palabra en la boca, todavía atada a las esposas en la cama. Intenté soltarme aunque sabía de sobra que era totalmente imposible. Empecé a gritar ayuda, pero nadie respondió y Tom no me hacía nada ni decía nada, cosa que me extrañaba y me hacía sospechar de que algo tremendamente malo y cruel me iba a hacer.
***
Tres días. Tres días habían pasado desde que Tom me secuestró, y me había dejado encerrada en aquella habitación. Solamente entraba para darme algo de comer y no comía nada de lo que él me diera.
Los tres días me había estado dejando la garganta en pedir ayuda, pero nadie me había escuchado aunque yo no perdía la esperanza. Tom entró en la habitación y se colocó al lado de la mano.
-No voy a comer nada, Tom.-apenas podía hablar, tenía la gasganta seca y estaba débil.
-Ya lo sé. Ya lo sabía. Vengo a hacer otra cosa.
-¿El qué?-aunque temía la respuesta necesitaba saberlo.
-¿Sabes lo qué es una tortura?
-Tom, ¿qué vas a hacer?-mi voz temblaba y se quebraba.
-Torturarte por todo lo que me has hecho.-me horrorizé al escuchar aquellas palabras-Por todo lo que he sufrido por ti-me fijé en que tenía una botella de ron medio vacía en su mano-, todo el daño que me has hecho.
-Estás borracho, luego te arrepentirás y lo sabes, Tom.
Me quitó las esposas y me jaló del pelo hasta tirarme en el suelo al lado de la pared. Me dí de lleno en la pared y miré a Tom con el labio cortado.
No me dí cuenta en que momento Tom había cogido un látigo y estaba a punto de azotarme con el. El primer latigazo me dio de lleno en el cuello, el segundo no lo pude soportar ya que me dio en la cara. El resto de la tortura fue horrible y no pude soportarlo. Al latigazo número 23 me desmayé sin poder controlarlo.
------------------------------------------------------------------------------------------
De nuevo siento que sea tan corto, pero todo a su tiempo, os lo prometo. Os artareis de que mis capitulos sean tan largos, pero por ahora seran asi de cortos, aunque un poco mas largos.
ESTÁS LEYENDO
tantas personas en el mundo y tenías que ser tú.
Novela JuvenilDesde que Keyla se ha ido a vivir con su padre por la custodia, no ha dejado de ocurrirle desgracias. Conoce a un chico que la mete en varios problemas y tras ser "secuestrada" si se puede llamar así, se enamora de él y descubre la verdad por la cua...