Le odio

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Llevaba dias encerrada en esa habitacion, en el mismo sitio. Apenas comia aunque no lo necesitaba mucho debido a que no me movia casi nada. Owen me dejaba la comida en la puerta y de vez en cuando, cuando tenia hambre salia a por ella. Los dias los pasaba llorando silenciosamente mientras observaba la playa e intentaba no prestar atencion a lo que Owen me decia tras la puerta y las noches las pasaba en vela tumbada como podia y pensando en porque le conoci y porque me ocurre esto. Mas de una vez Owen habia intentando entrar, pero cuando la primera vez lo consiguio le pedi que se marchara sin levantarme. Dudo unos segundos hasta que consegui mi proposito. La segunda vez habia puesto la silla del escritorio de modo que la puerta no se podia abrir ni un milimetro. No queria que volviera a entrar y verme en esas condiciones. Habia pasado poco mas de una semana, y yo seguia encerrada. Hacía dos dias que no me caia ninguna lagrima, y que el tiempo habia mejorado. Hacia un dia estupendo y no queria perdermelo, asi que decidi salir de mi cuarto temprano sin hacer ruido para no despertar a Owen, caminando de cuclillas hasta llegar a la cocina y arrasando con toda la comida que encontraba. Desde ayer por la mañana no comia nada y fue ahi cuando me di cuenta del hambre que tenia, deje la cocina patas arriba y me cambie, cambiando el pijama por un comodo chandal de pantalones cortos negro con rayas a los lados amarillas y una camiseta de tirantes negra tambien de manga corta. Sali por la puerta del salon a la playa y camine hasta quedar mis zapatos a unos metros de mi y sentir el agua en mis pies. Segui caminando hasta que el agua me llegaba por las rodillas. Senti la necesidad de gritar, y asi lo pense asi lo hice, sin que nadie a mi alrededor me mirara pensando que estaba loca, sin tener que evitar llorar las pocas lagrimas que salian por mis ojos aun cansados y rojos. No queria parar de gritar, pero tenia la garganta seca y hacia un poco de fresco. Estaba tirada en la arena mirando al horizonte, y observando como el sol salia lentamente. La gente empezaba a venir para coger sitio y yo tenia que irme si no queria que Owen notara mi ausencia. Cuando llegue a la casita la puerta de la habitacion de Owen estaba abierta al igual que la mia. A el no le veia por ninguna parte hasta que entre en mi cuarto y le vi quitando las sabanas de la cama. Me rei al recordar que en todo el tiempo que llevaba ahi metida, no habia usado la cama, me recordo a Tom, pero no me hacia tanto daño ya. Al darse cuenta Tom, de que estaba de pie junto a la puerta me miro interesante, y con una gran sonrisa de oreja a oreja que me contagio a los segundo de verla. 

-Te estaba lavando las sabanas. Llevas mucho tiempo aqui dentro 

-No he usado la cama.-Se quedo asombrado 

-¿Donde has dormido todo este tiempo? 

-Ahi-le señale el rincon de la ventana y me acorde del terrible dolor de cuello y espalda que tenia por haber dormido en ese lugar tan incomodo. 

-Madre mia-suspiro-una cosa es estar en depresion, pero otra es amargarse-me acorde inmediatamente de tom. Desde aquel grito en la playa no habia pensado en el ni un solo momento.

Owen y yo, empezamos a llevarnos bien, por la cuenta que me traía, no sabía de que era capaz. Era un chico estupendo, nos contamos un montón de cosas sobre como era nuestra vida y lo que extrañabamos. En algunas ocasiones habíamos mantenido la mirada y lo admito, me daban ganas de besarle, y una vez Owen casi se lanza si no fuera porque sonó el teléfono. Ojalá nunca nos hubiera interrumpido, es cierto que lo que estoy diciendo no tiene sentido, pero ya no sé que lo tiene y que no. Falta menos para mis 18 y ya he tomado una decisión sobre irme o quedarme. No sé como se lo tomarán los demás, si bien o mal, pero es mi decisión y la que voy a cumplir pase lo que pase.

tantas personas en el mundo y tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora