-¿Qué haces aquí? En España.
-Te echaba de menos. ¿Sabes? Algunos dicen que de amor se puede vivr, que se puede parar el tiempo. Y creo que tienen razón. Cuando vine aquí, le pregunté a tu madre donde podrías estar, y te busqué. Necesitaba verte, porque solo cuando te veo puedo respirar tranquilo. Y es que vuelvo a verte y... pienso que estoy en el paraíso solo por estar contigo. Asi que por eso estoy aquí-se agachó hasta quedar a mi altura- porque te necesito a mi lado para ser yo. Te quiero.
No sabía que hacer o decir, Owen estaba aquí conmigo, de pie a mi lado. Y me había dicho dos palabras que nunca esperé oír de alguien tan pronto, a mis 18 años ya me lo han dicho dos chicos:Owen y Tom.
No sé si era posible quedarme así, pero en aquellos momentos no me podía mover, solamente notaba como empezaba a llorar de felicidad, la persona a la que más amo en este mundo estaba aquí, a mi lado. Y no podía moverme.
-No necesito que me digas lo mismo, sé que tú también me quieres y esperaré lo que haga falta para que seamos felices. Lo importante es que... tengo un piso alquilado a un par de manzanas de tu casa, que bueno, es éste-ambos miramos el piso- y quiero probar, si a ti te parece bien, que te vengas a vivir conmigo.
En aquellos momentos desperté de mi tranze y volví a la realidad. Pestañeé un par de veces y respondí mientras asimilaba lo que mis oídos acababan de escuchar.
-No necesito esperar para decirte que sí, me vengo a vivir contigo encantada, para decirte que sí,que yo también te quiero, para decirte que tú también eres la persona más importante de mi vida y que estas últimas semanas han sido las peores de mi vida. Que he intentado volver a mi vida normal, pero no he podido porque no he podido dejar de pensar en ti todo este tiempo.
Tomé aire para poder seguir, intenté tragarme las lágrimas, pero cada vez caían más. Owen las limpió con su manga y me miró atento mientras yo jugaba con un mechón de pelo.
-Y tampoco necesito esperar para saber que sin tí, mi vida no tiene sentido alguno.
Sonrió de la forma que solo él sabe sonreir y me contagió la sonrisa, se acercó a mí y unió nuestros labios en un beso profundo y cariñoso, tierno, suave y a la vez apasionado, pero sobre todo con cariño. Nos separamos a causa de la falta de aire aunque no separamos nuestras frentes y en ningún momento abrimos los ojos.
Habían pasado dos meses desde que me fui a vivir a casa de Owen con Jeter y Linda y al principio el espacio no llegaba, pero ahora nos sobraba. Jeter y Linda dormían con nosotros en las noches de tormenta, y siempre Jeter se colocaba lo más cerca posible de la almohada mientras que Linda se intentaba colocar encima de Owen o de mí.
Aquella noche no era una noche normal. La tormenta era bastante fuerte y aquella misma tarde había ido a la farmacia para comprarme un test de embarazo que no pude usar porque Owen llegó en el mismo momento en el que yo entraba en el baño.
Apenas me dio tiempo de esconderlo cuando entró en el baño y me vio esconder la prueba. No fue usada, ni tampoco encontrada, por los pelos. La próxima vez debería tener más cuidado aunque no pensé que Owen llegaría tan pronto.
La noche no fue corta ni agradable precisamente. Jeter se colocó de modo que ocupó toda la almohada y Linda me estuvo aplastando el estómago toda la noche mientras que la tormenta sonaba cada vez más fuerte.
No había pegado ojo en toda la noche, Owen se fue a dormir al sofá y cuando lo intenté yo los perros me gruñeron y me tiraron del pijama para que no me fuera. Tenía ojeras y el pelo bastante revuelto, parecía un zombie, estaba pálida y me sentía el doble cansada que otras veces.
Me fui a la cocina, desayuné y primero me aseguré de que Owen estaba dormido profundamente antes de ir al baño para hacer la prueba de embarazo. Me encerré en el baño para asegurarme de que nadie entraba e hice lo que decían las instrucciones. Había que esperar 10min para saber el resultado. Una barra, no hay bebé. Dos barras, hay bebé.
Los nervios iban creciendo con cada minuto que pasaba y creo que Owen ya se había levantado.
-Keyla déjame entrar en el baño.
-Ahora no puedo, dame diez minutos.
-No tengo diez minutos, tengo apenas diez segundos.
-Y a mí que me cuentas, haz lo que quieras en otro lavabo. Hay dos baños en el piso, usa el otro.
-Está bien, pero aún así no tardes en salir mucho.
Esperé, esperé, esperé, esperé, y por fin el resultado salió. Mis manos temblaban por los nervios. No sabía si de verdad quería mirarlo, si de verdad quería saber el resultado. Lo miré y apareció una raya. Una sonrisa se dibujó en mi cara, y una sensación de alivio recorrió mi cuerpo.
Sin esperar más tiré la prueba a la basura, pero cuando lo tiré me pareció ver dos barras. Me dí la vuelta y con miedo lo volví a coger y lo miré con más miedo.
En efecto, había dos barras y mi miedo aumentó en más de un 150%. No le contaría nada por ahora a Owen, no quería que lo supiera. No.
No por ahora.
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tantas personas en el mundo y tenías que ser tú.
Novela JuvenilDesde que Keyla se ha ido a vivir con su padre por la custodia, no ha dejado de ocurrirle desgracias. Conoce a un chico que la mete en varios problemas y tras ser "secuestrada" si se puede llamar así, se enamora de él y descubre la verdad por la cua...