Capitulo 1

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Un hombre pelinegro de grandes y hermosos ojos esmeraldas corría detrás de un tipo encapuchado, era el salvador del mundo mágico, el mago que había derrotado al temido señor tenebroso, él era Harry Potter.

De aquel chico flaco y de poca estatura, ya no quedaba nada, ahora era un hombre alto casi de 1.80, de espalda ancha por su entrenamiento como Auror y el Quidditch, con brazos y piernas torneadas y porque no decir, un trasero que hacia voltear a brujas y magos. De su pelo, ese nido de pájaros indomable, solo quedaba su intenso color negro, ahora era una melena igual de larga como la que tuvo Sirius, Harry la tenia atada en una coleta baja con una cinta verde, dejado unos mechones que cubrían su frente y ocultaban su cicatriz, sus lentes seguían enmarcando sus ojos.

Harry acelero su carrera y con suma elegancia saco su varita, con un ondear de esta hizo que el encapuchado saliera volando para caer al suelo como un costal de patatas, el Auror se acerco con precaución y con la varita lista para defenderse. El encapuchado gimió y se movió lentamente, su capucha se había movido, dejando ver un rostro varonil.

Los ojos del sujeto se abrieron de golpe, mostrando un hermoso azul cielo que choco con el verde mortal del Auror Potter, con movimientos dignos de un felino se puso de pie y encaro a Harry.

-¿Quien eres?- la voz varonil y demandante del heredo de la fortuna Potter se hizo escuchar.

-Mi nombre no importa, solo debes saber una cosa Harry Potter-.

El mencionado tenso su cuerpo y con una fría y peligrosa indiferencia pregunto.

-¿Qué es lo que debería saber?

El varón de ojos azules saco de su capa dos pociones una negra y una blanca, con la velocidad digna del ataque de una cobra lanzo la poción negra directa a los pies de Harry y la blanca al rostro de este.

-Deberías saber que eres especial, ya que eres el elegido para evitar tantas muertes- la voz masculina se fue transformando mientras hablaba hasta que dio paso a una voz melodiosa de una dama.

El misterioso ser se quitó la capa mostrando a una hermosa mujer. De cuerpo envidiable y cabello negro como alas de cuervo, con unos ojos de un profundo color azul.

-Buena suerte Harry Potter, en tus manos esta la esperanza de tres generaciones afectadas por la muerte y el dolor de las guerra mágicas-.

La dama se giro y se alejó del lugar, lo único que quedo del Auror y el encapuchado fueron las botellas rotas, la cinta verde que ocupaba el de ojos esmeraldas y la capa que ocupaba el de ojos azules.

El cuerpo de Harry Potter se había desvanecido y nadie sabría lo crucial que era esta extraña y misteriosa desaparición para la comunidad mágica, y otra vez la responsabilidad quedaba entre las manos de aquel muchacho de ojos esmeralda y el peso de hacer el bien, estaba otra vez en sus hombros.

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