Capitulo 7

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Las dos mujeres esperaron pacientemente al Duende, recibiendo miradas poco disimuladas. Luego de unos eternos minutos llegó el Duende agitado.

-El gran jefe Ragnarök la espera en su oficina junto al contador Ymir- hablo ligeramente sofocado -permítame guiarlas hacia el lugar-.

Celeste solo asistió en silencio y espero con tranquilidad a que el Duende se recuperara y dirigiera el camino. Detrás de ella Amber trato de imitar lo mejor que podía los modales de la mujer mayor.

El Duende las guío fuera del vestíbulo y tomaron una de las tantas puertas de los costados de la sala principal, un pasadizo de mármol tallado, con runas y gemas incrustadas, contando la historia de los Duendes.

Luego de caminar por unos minutos, se encontraron frente a una puerta de madera elegante llena de runas, que sin necesidad de tocarla se abrió de manera lúgubre.

Dentro de la oficina, sentado detrás de un magnífico escritorio estaba el Duende más viejo que Amber hubiera visto en su vida, justo a su derecha están otro Duende, mayor pero no tanto como el que estaba sentado.

-Gran jefe Ragnarök, contador Ymir- hablo el Duende que las había guiado -Las damas que pidieron su presencia están aquí-.

-Buen trabajo Baco- hablo Ragnarök con una voz firme y antigua, el Duende que ahora sabían su nombre sonrió con devoción. Cómo si hubiera hecho una proeza magnífica- puedes retirar y continuar con tus deberes-.

Baco se fue y tan pronto salió de la oficina la puerta se cerró con un golpe silencioso.

-Lady Morte, La Sombría- hablo con lentitud Ragnarök.

-Gran jefe Ragnarök, que tus enemigo sean diezmados por tus espadas y tus barcas se llenen de los más grandes tesoros- hablo suavemente Celeste, sus ojos azules fijos en los ojos negros de la criatura enfrente de ella, para el asombro y la consternación de Amber, el Duende anciano sonrió, casi con ternura.

-Querida, que tus enemigos tiemblen al verte y su sangre bañen tus tierras- respondió -toma asiento tu y tu niña y cuéntame qué trae a la muerte al banco de mi gente-.

Celeste sonrió y con elegancia se sentó en una de las sillas que estaban dispuestas paga ella y miro a la joven que la acompañaba que con suavidad se sentó y guardo respetuosos silencio, sin saber que decir y que hacer.

-Ragnarök mi viejo amigo, vine al banco de tu gente para pedir humildemente tu ayuda- Celeste miraba los ojos del Duende sin mostrar nada más que alegría de verlo -estoy en una de las situaciones más peligrosa, extraña y absurda en la que me he metido, en todos estos siglos de conocernos-.

-Cuéntame todo vieja amiga y luego veré como ayudarte-.

Ymir y Amber se miraron sin saber bien que hacer y notando que se habían olvidado de ambos.

Celeste le contó todo a Ragnarök, todo con lujos y detalles, cuando la morena de ojos azules termino de hablar, bebió con elegancia la copa de vino que el Duende le ofreció. El silencio reino la oficina, todos miraron a Ragnarök esperando el veredicto, pero ninguno espero la respuesta del Duende anciano

Para la sorpresa de todos, Ragnarök soltó una carcajada estruendosa y sus ojos negros brillaron, sus hombros temblaron con la fuerza de su risa y lágrimas de dicha corrieron por apergaminadas mejillas.

-No puedo creer que tú- Ragnarök hablo entre hipidos, tratando de recomponerse -Lady Morte, tratando de evitar la muerte de Miles-.

-Suena poco creíble amigo mío- admitió Celeste -Pero, tengo mis razones. No puedo permitir que mueran aquellos que no deberían, todos tienen su tiempo. Pero  los que quiero salvar, les fue arrebatado ese tiempo-.

Ragnarök suspiro, cerro los ojos y juntó sus manos en forma de rezo, luego de un intenso minuto abrió sus ojos y le brindo la sonrisa más amable que Amber hubiera visto en el rostro de un Duende.

-Mi gente y mis espadas están a tus servicios-.

-Agradezco de todo corazón tu ayuda mi viejo amigo, pero necesito tu influencias también-.

-Escucho- hablo el anciano curioso, pero sabiendo Maso menos a dónde se dirigía su amiga.

-Como te acabo de contar, con la ayuda y bendición de Lady Hécate viaje al futuro a buscar al elegido para ayudar con esta gran tarea- hablo con gentileza Celeste tomando la mano de una silenciosa Amber -Traje al pasado al último de antigua y noble casa de los Potter-.

Ragnarök miro los ojos de Amber y el Duende no vio a la tímida chica sentada enfrente de él. Vio a un joven guerrero peleando batalla tras batalla y saliendo victorioso. Un guerrero humilde que jamás mato por placer o gloria, un guerrero que no dejo a ningún camarada atrás, vio a un guerrero piadoso y leal. Un guerrero que nació para ser un líder, un guerrero con el cuál pelearía mano a mano, sabiendo que su espalda sería protegida.

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