Harry estaba hecho una furia, no podía creerlo, no quería creerlo, él una mujer. Es que la vida estaba empeñada en joder su maldita existencia.
-Lamento que estés pasando esto, pero eres la única que puede cambiar la historia- una voz musical resonó asustando al que antes fue el hombre más codiciado del mundo mágico.
Apoyada en una pared estaba la dueña de la voz, una morena alta y curvilínea de ojos de un intenso color azul, vestida de negro, su piel era de un suave color durazno, su rostro tenía forma de corazón y sus cabellos negros resaltaban sus delicadas facciones, su nariz era pequeña y respingada y sus labios de un rosa coral encantador.
-¿Quien eres?- respondió insegura la nueva señorita.
-¿Quien soy?, Buena pregunta querida-. Dijo la morena mayor con una sonrisa divertida -Tengo muchos nombres a lo largo y ancho del mundo-.
-Genial, eres como Dumbledore, solo que en mujer, mucho más bonita y con buen sentido de la moda- mirando el vestido elegante de color negro que vestía la de ojos azules -¿También te gustan los dulces de limón?-.
-No me gusta el limón- contesto haciendo una mueca.
-Te lo vuelvo a preguntar, ¿Quién eres tú?- Harry estaba impaciente, inquieto y atormentado por su nueva apariencia.
-Me negué a llevarte cuando eras pequeño- la mujer hablo con una sonrisa triste -y de adolescente caminaste a mis brazos sin temor y aún así te deje ir otra vez- la morena de ojos azules empuñó sus manos para ocultar el temblor en ellas -Tu y los tuyos jamás me han temido-.
-Eres la muerte, ¿verdad?- dijo la de ojos verdes entiendo lo dicho por la mujer que sonreía suavemente.
La sonrisa en los labios de la mujer creció, su apariencia no cambio, pero su presencia opaco el lugar. La luz se atenuó, las paredes y el suelo se agrietaron. Los adornos y el espejo se opacaron y deterioraron, el olor a tierra, Granadas, un aroma floral, dulce, cítrico y a la vez amargo se propagó por la habitación. Ante los ojos de la morena menor. La muerte mostró una minúscula parte de su inmenso poder.
Ambas mujeres se encararon, mirándose a los ojos, dejando fluir sus magias, probando quien era la más fuerte entré ambas, La joven que antes fue una Potter retrajo su magia a su núcleo, cediendo el dominio a la personificación de la muerte, quien a su vez volvió a esconder su poderosa aura, dejando que el daño en esa habitación desapareciera.
-¿Por qué yo?- susurro la moracha de ojos verdes, abrazándose a si misma.
-Eres la única persona capaz de darlo todo y no pedir nada a cambió, además de ser poderosa, con un corazón hermoso y tu línea sanguínea es poderosa y antigua-la muerte sonrió tiernamente al ver el sonrojo de la morena.
-¿Mi línea sanguínea?- la de mirada azulina se mordió la mejilla para no gritar como una chiquilla, Harry Potter como hombre era sensual y lograba que cualquiera, hombre o mujer, quisiera estar entre su brazos o mejor aún, entre sus sábanas, pero ahora como mujer, era tierna y elegante, daban ganas de abrazarla y jamás soltar su delicada figura.
-Si querida- sonrió ante la mueca de la menor -por favor, vete acostumbrando a ser una mujer. No me mires así- la muerte se cruzo de brazos, ante el reproché que destilaban los ojos esmeraldas de la menor.
-No quiero ser una mujer, como voy a sobrevivir, e sido hombre durante 23 años, no se que hacer o como comportarme, joder- la joven de ojos verde jade apretó sus manos, cerro los ojos y susurro de manera lastimera -tengo miedo-.
-Tranquila ya te ayudare en todo- la personificación de la muerte acaricio con suavidad la mejilla de la morena menor, causando que sus ojos se abrieran, mostrando en su iris color verde, miedo y angustia -en cuanto a tu pregunta, tomemos asiento, tomara mucho tiempo contarte todo-.
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Marcha atrás
FanfictionEl Auror Potter se encontraba persiguiendo a un misterioso desconocido, luego de ser rociado por extrañas pociones es transportado en el tiempo, con una nueva apariencia y con la presión de volver a salvar el mundo.