Capitulo 6

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Al salir por la puerta Celeste tomo la mano de Amber y sin aviso alguno, las aparició Dejando nada más que un par de pétalos negros revoloteando en el lugar.

Aparicieron en las en las escaleras, a unos cuantos pasos de las puertas del imponente banco de Gringotts. Dónde una mareada y confundida Amber se desplomó para diversión de Celeste.

-¿Por qué?- se quejo la menor mareada -odio las apariciones con todo mi ser- la joven se levanto pálida y con las piernas temblorosas -¿Por qué nos trajiste aquí?-.

-Necesitas tener una base sólida para tu historia querida- respondió Celeste con una sonrisa al ver cómo la menor se recuperaba de su llegada accidentada -Los duendes de Gringotts son los mejores para eso, además de que necesitas entrar a la bóveda para sacar dinero para comprar nuevas ropas ya que no puedes vestir como antes-.

-Entiendo- suspiro Amber ya más repuesta -¿Por qué no puedo vestir como antes?- pregunto ignorando todo lo demás dicho por la mujer mayor.

-Primero, eres una chica ahora- dijo con una sonrisa ante la mueca de Amber -Segundo, tienes un prestigio que mantener y por último estás casi sesenta años en el pasado- sonrió mientras se giraba para empezar a subir las escaleras -La moda de esta época es muy diferente a la que estas acostumbrada-.

La nueva heredera Peverell se quejo entre diente, sonrojandose al haber olvidado que ahora era una mujer. Pero su rostro se volvió pálido de repente y casi se tropezó al tratar de alcanzar a Celeste.

-Sesenta años atrás- repitió mirando a la mujer mayor -¿Cómo que sesenta años atrás?- preguntó.

-Sip- Celeste hizo estallar la “p” con alegría -sesenta años atrás, de esa manera vas a cambiar muchas cosas que pasaron en este tiempo y desencadenó lo que viviste en tu época-.

-Simplemente genial, no solo me transforman en mujer, si no que de paso me mandan al pasado- se queja con enoja Amber.

-No seas dramática niña- suspiro Celeste con los labios apretados-.

-Puedo ser todo lo dramático que quiera- refunfuño la menor.

-Vas a tener que acostúmbrate a ocupar los pronombres femeninos querida- hablo Celeste con suavidad -Se que es difícil, pero prometo que me lo agradecerás en un futuro-.

-Supongo- entraron por las puertas del banco, Amber noto que todo permanecía exactamente igual como recordaba el Gringotts de su infancia. Ya que luego de su inteligente plan para escapar de bóveda de Bella, los Duendes tuvieron que remodelar gran parte del banco.

Ambas mujeres caminaron ignorando las miradas de otros magos que atendían sus propios negocios en el lugar, Celeste se acercó a un cubículo y sin esperar que el Duende, que estaba verificando la calidad de unos rubíes alzará la mirada, habló con seriedad.

-Deseo hablar con el gran jefe Ragnarök El Sangriento y con el jefe de cuentas de la antigua y noble casa de los Peverell, Ymir El Leal- Celeste sonrió ligeramente ante la cara de asombro y ligera preocupación de Amber.

-¿Quién los solicita?- pregunto el Duende sin apartar la mirada de lo que hacía.

-Lady Celeste Morte La Sombría-.

El Duende dejo caer el rubí que valoraba y alzó sus ojos pequeños y negros hacia la Dama que tenía enfrente y su rostros se volvió pálido y sudoroso. Se levanto y ante el asombro de los curioso que miraban disimuladamente todo lo que pasaba, el pequeño ser se inclino con respecto.

-Lady Morte, es un placer tenerla en nuestro banco- el Duende se enderezó y con rapidez dejo su cubículo no sin antes decir -ire de inmediato a hablar con el gran jefe Ragnarök y con contador Ymir- se perdió en uno de los tantos túneles con rapidez.

-Eso fue rato- susurro Amber.

-Pareciera que fuera maleducado interrumpirlos cuando trabajan- comento Celeste en un susurro bajo solo para la joven que estaba a su lado -Pero los Duendes son criaturas únicas que aprecian el carácter fuerte y la iniciativa, eso por alguna razón causa una buena impresión para ellos-.

-¿Algo más que deba saber?- pregunto la menor.

-Los nombre y títulos tienen poderes- respondió Celeste -Algunas frases que son especiales para tratar con los Duendes te ayudarán en tus negocios-.

-¿Por qué no sabía nada de esto?-.

-Dumbledore- siseo Celeste.

-No me sorprende-.

-No te preocupes, te enseñaré todo lo que necesitas saber para tratar a cada uno de los seres que están en esta tierra- sonrió Celeste.

-Odio estudiar- se quejo Amber.

-Pero es necesario- reprochó la mayor con un suspiró ante los pucheros que hacía la morena de ojos verdes que estaba parada detrás de ella.

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