Y el plan, había comenzado.
Mientras Harry y Jay fingían tejer más gorros y abrigos de lana, Louis se encontraba en las habitaciones de arriba, intentando llegar a la de su padre para quitarle la llave del sótano.
Todos los hombres a esta hora estarían en la sala, discutiendo, y nadie ni por casualidad se le daría por subir arriba, así que tenía un punto a favor.Subió los escalones, aquellos interminables, y viajó entre pasillos hasta dar con la gran puerta que daba a la habitación de sus padres.
—¡Las mujeres siempre serán inferiores a nosotros! —le escuchó gritar a su padre. Según había oído, en un reino muy lejano permitieron que una mujer fuera reina, sin ningún tipo de rey a su lado. Y todos estaban indignados por ello. Más su padre, cuando ella se atrevió a burlarse descaradamente de él.
Rodó los ojos y abrió la puerta lo más silenciosamente posible, pues entre tantos pasillos el eco era impresionante.
La habitación era excesivamente grande, con una cama gigante que ni siquiera ocupaba un cuarto del lugar. Las paredes estaban adornadas con un tapiz blanco con detalles en dorado, las tres ventanas frente a la puerta daban paso a un campo, con montañas y flores por doquier.
Ellos no tenían la vista hacia el pueblo, con razón su padre no sentía remordimiento alguno por dejarlos con hambre todo el tiempo.Abrió cajones y cajones. Normalmente las llaves las tenían las mucamas, pero esta en especial solo era tocada por su padre. Ni siquiera su madre tenía el permiso de tomarla. Abrió el cajón de la mesita de luz, únicamente contenía una caja pequeña y roja, con un lazo dorado alrededor, tan pequeño y delicado que con un leve tirón se rompió.
Fue cuando oyó ruidos en las escaleras.
Y luego, una puerta abriéndose.
♧
Harry ni siquiera podía fingir tejer. Estaba estresándose con la lana, los dos palitos inservibles y el nerviosismo que le recorría todo el cuerpo. Tenía miedo, sí. Nadie sabe lo que podrían llegar a hacerles si descubrían el plan para robarle al padre de Louis, al mismísimo rey.
—Tranquilízate —susurró Jay, y se puso de pie de inmediato al ver a su marido entrar—. ¿Sucede algo? —preguntó al ver su ceño fruncido.
—¿Quién es este? —preguntó, observando a Harry con la lana enredada sobre su regazo.
—Un hijo de una de las mucamas. Me pidió que le enseñase a tejer.
—Pff, qué marica.
Harry mordió su labio fuertemente y se centró en lo suyo para evitar decirle todo lo que le quiso decir durante estos años.
—¿Y qué tejen?
—Gorros y abrigos.
—¿Para quiénes, eh? Tenemos cientos de abrigos aquí —se cruzó de brazos. Harry notó al instante de que estaba ebrio.
—Pensé que sería algo lindo para... para el pueblo.
El rey se acercó, la tomó suavemente de la nuca y la acercó hacia él. Ella distinguió los alcoholes mezclados en su aliento y quiso vomitar.
—¿Para el pueblo? ¿Te preocupas por el pueblo?
—Su Majestad, yo le he pedido que hiciéramos esto —se interpuso Harry—. La verdad ni sabía tejer, pero no quería que nadie más muriese de frío allá afuera.
ESTÁS LEYENDO
La sensación de correr bajo la lluvia - [Larry]
FanfictionEl príncipe Louis y Harry fueron amigos desde toda su vida, y algo más en la adolescencia. Pero vivían en un pueblo donde la homosexualidad era condenada con la muerte. ¿Qué pasaría si descubrieran su amor y tuvieran que correr lejos para poder ser...