17 ⤖ ❝El bosque❞

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—¡Creo que ya los perdimos!

—¡No importa, sigue corriendo! —gritó.

—¡Louis, Louis! Espera, me lastimé el pie —se frenaron de inmediato y Harry se sentó en el piso, masajeando su tobillo. Louis se puso de cuclillas y le acarició el pelo.

—¿Te duele mucho?

—Sí, no sé si pueda seguir corriendo. ¡Todo por ese estúpido árbol! —se quejó, e intentó pararse—. Podemos seguir pero a paso lento.

—Cómo tú quieras —Louis dejó la bolsa sobre el piso y la revisó—. Mierda...

—¿Qué?

—Las bolsas que cayeron tenían la comida y los abrigos.

—Descuida, nos la arreglaremos —Louis pasó el brazo de Harry por detrás de su cabeza y caminaron a la par, mientras arrastraba la bolsa para descansar su espalda. Ya sentía un profundo dolor en toda su cervical.

Caminaron bajo la luz de la luna, que parecía partida en mil pedacitos entre las ramas de los altos árboles. No se veía casi nada, pero podían caminar sin problema.
El problema es que no tenía idea de si el bosque terminaba en algún lugar, o si cerca de aquí había algún pueblo. Estaban perdidos en medio del bosque, con animales acechando, bichos venenosos, sin abrigos —y estaba por llegar la temporada de invierno—, y nadie que pudiera ayudarlos.

¿Cómo saldrían de allí? Ni siquiera podía deducir donde estaba el Norte o el Sur. Estaban en medio de la nada.

—Si sigues derecho nos terminaremos perdiendo y nos moriremos de hambre —dijo Harry.

—¿Y por dónde vamos? —Harry señaló hacia la derecha.

—Por allá, si no cometo un error, queda el pueblo del que te hablé.

—Es nuestra única esperanza —dieron media vuelta y se dirigieron hacia la derecha, deseando internamente con todas sus fuerzas que Harry estuviera en lo cierto.

Caminaron durante horas que parecieron siglos. A este punto Harry era capaz de caminar solo aunque hicieron varias paradas para descansar.
A Louis ya le rugía la panza, y buscó entre la bolsa a ver si algún pedazo de pan había sobrado, pero no había ni una migaja. Si no llegaban rápido al pueblo, se terminaría comiendo a Harry. Comía demasiado y aún así vivía hambriento, Harry siempre se burlaba de ello.

—Harry, cuéntame algo. Necesito pensar en otra cosa que no sea el hambre que tengo.

—¿Algo como qué?

—No sé, algo.

—Mmm —se puso a pensar y al instante una divertida historia pasó por su cabeza. Soltó una carcajada.

—¿Estás bien? —preguntó Louis.

—¿Recuerdas el día de tu cumpleaños número diez?

—No, creo que no.

—Bueno —comenzó a contar Harry—, yo lo recuerdo perfectamente. Era un cumpleaños super sofisticado, pero tú habías insistido en que yo fuera.

—Obviamente. Como siempre.

—Sí, y nada, los niños de nuestra edad cuando tienen tanto dinero son taaan malcriados.

—¡Ey!

—¡Tú no, imbécil! —reprimió una carcajada al ver el ceño fruncido de Louis por haberlo insultado y siguió contando la historia—. Entonces como yo no era nene de papi me excluían todo el tiempo. Tú, obvio que siempre estuviste pegado a mí porque no conocías a nadie.

—No, mi cumpleaños era una excusa para que los mayores se juntaran para emborracharse.

—Entonces tu madre nos ofreció jugar en la cocina.

—¡Mierda, creo que lo recuerdo!

—Nosotros tomamos un balde, comenzamos a ponerlo en nuestras cabezas o envocando papelitos en él, etc. Hasta que yo tuve la grandísima idea de llenarlo de agua y jabón.
》Pero el problema era que el jabón estaba en el baño de arriba, entonces subimos con el balde lleno de agua y lo cargamos. Luego de eso, estuvimos revolviéndolo un buen rato para que se formara la espuma.
》Lo arrastramos por todo el pasillo hasta llegar al principio de la escalera, y tú quisiste tirarlo. Entonces lo colocamos entre el barandal, y lo dimos vuelta.

—¿Y luego? ¿A quién le había caído?

—A tu padre y sus colegas.

Los dos estallaron en risas. Ahora Louis lo recordaba. Recordaba el rostro de su padre cuando descubrió que había sido él, recordaba los rostros sorprendidos de todos los presentes y como su madre se tragaba la risa para no quedar mal frente a todos.
Al final del día Louis se echó toda la culpa para que no regañaran a Harry, y si no recordaba mal, lo habían dejado dos semanas encerrado en el castillo como castigo.

Más tarde, ya cuando estaba amaneciendo, le encontraron la salida al bosque y se hallaron en un campo gigante, entre montañas, lagos y flores, que guiaban a un solo lugar.

—Vaya... —Louis se sentía realmente sorprendido porque nunca había visto un paisaje tan hermoso como ese. Más allá del árbol en aquél campito, no se había alejado más de su pueblo. Y ver esto sabiendo lo lejos que estaba de casa era extrañamente reconfortante.

—Es precioso, ¿verdad? —Harry suspiró—. Cuando estaba confundido respecto a mis sentimientos hacia tí, vine aquí para reflexionar.

—¿En serio?

Harry ignoró su pregunta y dijo:

—Si seguimos el camino, llegaremos al pueblo.

¡Hola! Personas que están leyendo esto, son afortunadas. De no haber sido por el apoyo que recibió el fanfic últimamente, es probable que ahora mismo lo estuviera borrando.

Pero me motivaron a seguir con esto, así que gracias a todos los que llegaron hasta acá.

¿Qué creen que podría pasar luego de esto? ¿Encontrarán el pueblo o qué?

Gracias por leer.

La sensación de correr bajo la lluvia - [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora