La sensación de correr bajo la lluvia - [Larry]

25 ⤖ ❝Un adiós❞

Louis había estado intentando convencer a su padre de que cambiara de opinión, pero al quién-sabe-cuál intento, ya marcaban las seis y media. Y lo ejecutarían a las siete.
Cuando su padre estaba junto a Jay, arreglando algunos listones que irían en la escalera, Louis desesperado volvió a rogarle.

Lloraba. Lloró todo el día. Lloraría todos los días si su padre no cambiaba de opinión.
Una vez que las personas de más se fueron, y quedaron solo la familia real, guardias y mucamas en el castillo, decidieron llevarlo a cabo.

Charlotte se encargó de avisar a todo el pueblo, pues en una ejecución legal no era silenciosa, todo el pueblo siempre lo veía. Por suerte no habían ejecutado a alguien en bastante tiempo, la gente estaba más asustada que emocionada, pero aún así ninguno se quedó en su casa para evitar verlo. Ni siquiera los niños.

—¿Ya lo harán? —le preguntó a su padre y este asintió fríamente—. ¿Puedo hablar con él antes de que se lo lleven?

—Sí. Tienes cinco minutos.

Louis corrió, metiéndose entre habitaciones y finalmente al llegar, ya lo estaban sacando a la sala del castillo. El rayo de Sol le pegó en el rostro, y aunque fue cegador, Harry nunca se sintió más a gusto con eso.

—¡Harry!

—Es un Sol hermoso, ¿no lo crees, Lou?

—Harry... —lo abrazó cuidadosamente, aunque físicamente Harry no se encontraba lastimado—. Te prometo que seré fuerte, mi amor.

Mientras el guardia los miraba con desprecio, Adam disimulaba su tristeza y preocupación. No era capaz de entenderlos, ni de aceptarlos, pero sabía que fuera una enfermedad o no, ellos ahora mismo estaban sufriendo. Y ver el sufrimiento de un amor realmente sincero que no puede ser, es doloroso.

—Embrasse-moi, mon amour —susurró Harry. "Bésame, amor", aquello le golpeó duro a Louis en el corazón, pero guardó su llanto y lo besó. Quizá durante tres segundos antes de que el guardia lo empujara hacia atrás bruscamente.

—Los cinco minutos ya han pasado.

—¡Eso no es cierto!

—Lo es. Así que permítenos pasar, príncipe —dijo esto último con asco, como si él no mereciera estar en la realeza, sino en la misma posición que Harry. Todos sentían asco de él, probablemente.

—Adelántate. Iré a buscarle un abrigo, la brisa está bastante fresca.

—Apúrate.

El guardia desapareció con Harry.

Adam se acercó a Louis y lo tomó del brazo firmemente. Lo llevó a una parte alejada, donde no hubiera tanto eco.

—Casa del Señor Miles, cuando el Sol se esconda tras la montaña. Ni un minuto más ni uno menos.

—¿Qué?

Pero Adam ya había agarrado un abrigo cualquiera y había desaparecido tras la puerta.

♧

—¡NOOO! —Anne se tiró al suelo, llorando desconsoladamente. Le habían prometido que no lo ejecutarían, que estaría sano y salvo en su casa una vez que Louis contrajera matrimonio—. ¡Esto es una equivocación! ¡No mi bebé! No él...

Madame Collin la tomó de los hombros y frotó su espalda con cariño, para calmarla aunque supiera que era imposible. Su hija se aferraba a su pierna. Todos los niños se encontraban asustados, más que nada porque Anne no dejaba de gritar.

Se encontraban frente al arroyo, dónde sería ahogado hasta la muerte. Luego enterrarían su cuerpo dónde él quisiera, y fin de la historia. Homosexualidad curada para los de clase baja.

—Anne, querida, todo va a estar bien.

—Él no... Él no es malo, no... No merece esto.

—Es que...

—¡¿Todo esto por besarse con otra persona?! —exclamó.

—Fue un chico, Anne. El príncipe.

—¡Eso me da igual! Yo quiero a mi hijo. Cometió un error pero no es mala persona...

Y luego vieron a lo lejos, en lo más alto de la colina, a un guardia acercándose.

♧

—Ya casi —dijo Adam, cuando estaban a dos habitaciones de salir completamente del castillo. Le temblaban las manos, y por un momento creyó que nada de esto tuvo sentido.

—Le pedí al rey, personalmente, cuando me fue a ver, que me entierre al lado de un árbol.

—¿Por qué un árbol? —Adam le colocó el abrigo y le dió un sándwich y un vaso de agua. Su última comida.

—Porque... ese árbol fue nuestro lugar seguro... para mí y Louis. Jugamos allí toda nuestra infancia, pasamos la mayor parte de nuestros días ahí y nos escondimos entre las ramas cuando los guardias nos buscaban —dió un mordisco—. Allí Louis me besó por primera vez.

—Oh vaya...

—Sí... Una vida entera habita en ese árbol..¿Podrías procurarte de que realmente me entierren allí?

—Sí, por supuesto.

—Gracias.

Un estruendo lo ensordeció y vió a continuación a...

♧

Mmm, ¿qué creen que pasará?