Una vez que Louis había terminado de contarle su plan, Harry ya había terminado de guardar su ropa. Habían estado discutiendo sobre ello, sobre lo que harían, mientras disfrutaban de una linda tarde en el gran patio del castillo.
Se fueron a la otra punta, al lugar más escondido, dónde si su padre lo viera desde la ventana de su habitación no serían más que un puntito en el pasto.
Louis le enseñó las distintas plantas de nuevo, porque Harry olvidaba las cosas demasiado rápido. Le mostró la enredadera de rosas que cubrían las paredes que rodeaban el castillo, las orquídeas, las margaritas, los crisantemos, los lirios. Todos en su sector, bien cuidadas y relucientes.Louis había comentado lo buenos que eran los jardineros del lugar y se quedaron hablando con una señora que le daba forma a un arbusto de la entrada.
Más tarde, y una vez que se aseguró de que su padre estaba haciendo otra cosa más importante que vigilarlo, escapó por aquél pasillo, entre las enredaderas, y corrieron un largo rato hasta llegar al arroyo. Se mojaron la cara con el agua y sus pantalones al cruzarlo, para llegar a la selva.
Pocas veces habían estado allí, pues entre tantos árboles fácilmente podías perderte. Aún así, por las dudas, se mantuvieron cerca del agua.
Tomaron sus manos, entrelazaron sus dedos y caminaron en silencio, disfrutando de la brisa, los pájaros, el olor a tierra. Disfrutando de la libertad.
Lo más común en el pueblo era cortarles una mano si los veían a ambos así. Y poder hacerlo libremente era como una caricia al corazón, como una enorme espiración del aire que mantuvieron durante muchísimo tiempo.
Era doloroso tener que ser así, pero el mundo estaba bajo las reglas de Dios y la biblia.—Me gusta estar así —comentó Harry—. Si pudiera, viviría en este bosque con tal de estar así contigo.
Louis no contestó, solo se limitó a bajar la mirada y seguir alejándose del castillo. Alejándose, y alejándose, como si en algún momento fuera a desaparecer de su vista.
—¿Por qué debemos ser... así? —preguntó, más para él mismo que para Louis.
—Nosotros no somos el problema, Harry.
—Yo... No lo sé.
—Sé que crees en Dios, y todas esas mierdas, pero esto no está mal.
—Sé que no lo está, pero la gente...
—La gente está enferma. No, no está enferma, está profundamente deprimida. Tan deprimida que necesitan un ser poderoso totalmente ilógico para tener un poco de esperanzas en sus vidas.
—Yo tengo esperanzas de que en algún momento todo va a mejorar para mí...
—Lo sé, cariño. Será así. Pero la gente es tan estúpida que se deja guíar por las palabras de un libro. ¡¿Quién carajos lo escribió?!
Harry se quedó un momento en silencio. A veces cuestionaba su lealtad hacia Dios, a veces se preguntaba si realmente existía. Estaba claro que iría al infierno, pero quería demasiado a Louis como para dejarlo por una cosa así. Siempre pensó que una condena al infierno valía la pena si se trataba de estar una vida con Louis.
—En cualquier momento vas a casarte, Louis.
Él soltó su mano y se detuvo, mirando al rizado con un sentimiento en sus ojos que no pudo descifrar.
—No quiero hablar de eso.
—Pero en algún momento lo tendremos que hacer, Lou. ¿Qué haremos cuando eso suceda?
—No lo sé.
—¿O acaso escaparemos y tendremos una linda vida en el exterior?
—No... Pero es demasiado temprano para esto.
—A finales de este año tendrás dieciocho, Louis, y sabes que tu padre es estricto. Te conseguirá a alguna princesa, a una que tú ni siquiera querrás. Ni siquiera te dejará decidir, porque te obligan a casarte únicamente porque los beneficia a ellos.
—Lo sé.
—Claro que en un futuro deberás tener a tus herederos. Pero casarte ahora mismo es solo para las alianzas, para evitar que los demás reinos destruyan el nuestro.
—Harry, lo sé —levantó la vista. Sus ojos estaban cristalizados y un nudo ya se formaba en su garganta. Le dolía tener que pensar que en algún momento deberían separarse, pero no quería. No quería que llegase ese momento, sólo quería ser felíz—. Pero prefiero disfrutar estos momentos porque en cualquier momento, en un abrir y cerrar de ojos, todo se acabará.
—Yo te seguiré queriendo.
—Yo también, cariño. Sabes que nada me hará cambiar de opinión respecto a eso. ¿Por qué no dejamos ese tema de lado para otro día, y disfrutamos de lo bella que está la tarde?
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La sensación de correr bajo la lluvia - [Larry]
FanficEl príncipe Louis y Harry fueron amigos desde toda su vida, y algo más en la adolescencia. Pero vivían en un pueblo donde la homosexualidad era condenada con la muerte. ¿Qué pasaría si descubrieran su amor y tuvieran que correr lejos para poder ser...