25. El encuentro de los guerreros

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El viento se mostraba muy agitado en el Reino Tankei, anunciaba nuevos cambios para sus habitantes.

Sailor Fighter se encontraba supervisando el entrenamiento de las Starlights hasta que sintió la llegada de una energía misteriosa; la Sailor de ojos zafiros corrió a su encuentro al Palacio de las Flores Doradas.

Una voz grave recibió a Fighter en el gran salón del Palacio:

—¡Sigues igual de rápida Sailor Fighter, no se te escapa nada! Me sentiste de igual manera a pesar de que oculté mi energía para tratar de llegar desapercibido.

—¡No tanto como quisiera! Ya que llegaste primero ¡Bienvenido Majishan!¿Y la Princesa y Maker no vinieron contigo?

Antes de que el hechizero respondiera, llegaron las Sailors Senshis del planeta Tierra, ya todas están transformadas y preparadas para cualquier ataque. Sailor Fighter les hizo una señal con la mano de que ese hombre no era un enemigo .

—¡La Princesa está aquí, nunca salió del Palacio! —respondió el hechizero.

—¿Cómo así? Si no sentimos su presencia...—exclamó agitada Sailor Healer que iba llegando junto con Sailor Venus.

De repente bajó de las escaleras una hermosa Sailor Starslights, pelirroja de ojos color púrpura.

—Mi barrera de protección impidió que ustedes pudieran sentir su presencia —explicó Sailor Gamma.

—¿Porqué hiciste eso? ¿Porque la princesa nos ocultaría su presencia? —preguntó Fighter enojada.

—Yo se lo pedí —intervino Maiker, quien iba llegando al salón principal junto con el General Suzaku.

A Sailor Marte y Sailor Venus se le formaron unos corazones en los ojos al ver a ese apuesto chico entrar junto con Sailor Maker. Mientras que Sailor Mercurio miraba a la Starlights de ojos color púrpura, y ella le devolvió la mirada en forma de saludo.

De una vez el apuesto joven se dio cuenta de cómo lo miraban esas hermosas guerreras, pues siempre era lo mismo con las chicas, ya estaba acostumbrado, aunque no era un ídolo pop ya tenía muchas admiradoras en los diferentes Reinos de Kinmoku.

El pelirrojo las saludó con una encantadora sonrisa mostrando sus perfectas perlas, mientras se acomodaba sus mechones rojizos y le guiñó un ojo a Venus que era la que se veía más emocionada con las mejillas ruborizadas.

Healer se dio cuenta de eso y apretó los puños de la rabia, la invadió los celos, sentía que estallaba por dentro, su corazón se fragmentada por el dolor al ver a su chica mirando de esa forma a ese hombre presumido que tanto le desagradaba por su coquetería.

Suzaku, al ver que Healer se veía muy enojada por como lo miraba, se imaginó que ella estaba celosa porque él había mirado a las otras dos chicas, y se acercó a ella agarrandole la mano para darle un beso, pero Healer zafó su mano de su agarre y lo dejó allí parado como siempre lo ha hecho, mientras lo fulminaba con su mirada y se llevó a Venus con ella a otra parte del enorme salón. Suzaku solo se echó a reír, pues eso es lo que le encantaba de ella , su forma de ser tan arisca, y no como las otras chicas que se derretían con una mirada.

Mina quedó en shock porque el apuesto joven casi le besa la mano a Healer en su presencia y lo peor es que todavía la estaba mirando con mucho interés.

—¡Explícate! —dijo exhaltada Sailor Fighter, mientras miraba a Sailor Maker.

—Ayer en la mañana...encontré a la princesa en su cuarto meditando en posición de flor de loto, el lugar estaba destrozado como si hubiera presenciado una lucha. Su espíritu estaba en otro plano pues no respondía a lo que yo le decía, al rato se me apareció una proyección de su cuerpo astral y me dijo que un ser oscuro entró en ella para corromperla y que necesitaba del hechizero Majishan para que pueda ser liberada. Por eso le pedí a Sailor Gamma que la protegiera de cualquier otro ataque y que ocultara su energía para que los súbditos no se alterasen por la situación de nuestra soberana. Healer había salido de compras con Serena y tu estabas reunida con el General Huanglon, no tuve otra opción que ocultarles eso hasta que encontráramos la solución.

—¡Maldición!¿Cómo es posible? —exclamó Fighter.

Todos quedaron asombrados, no se imaginaron por lo que estaba pasando la princesa Kakyuu.

Sailor Urano le lanzó una mirada fugaz a Sailor Neptuno, esta sólo asintió, sus sospechas eran ciertas.

—¿Cómo podemos ayudar a la princesa? —preguntó Sailor Moon.

El hechizero la observó con mucha admiración, pues él ya había sentido su resplandor desde el momento en que entró al Palacio.

—¡Su majestad, me honra su presencia! —le dijo a Sailor Moon haciéndole una reverencia.

Sailor Moon sintió un poco de pena y se ruborizó por el trato de ese hombre, pues a pesar de tener una capa que lo cubría se puede notar que era mucho mayor que todos ellos.

—¡Gracias! ¡Porfavor díganos! ¿Cómo podremos ayudarla?

—Necesitamos realizar un ritual para crear un amuleto sagrado de protección contra la deidad maligna, eso se logra al unir los cinco talismanes de los guardianes protectores de Kinmoku, con eso expulsaremos la oscuridad de su ser —explicó el hechizero.

Se escucharon los jadeos entre los presentes.

—¡Bueno, no perdamos más tiempo, tenemos que ir por los cuatro Generales que faltan para ayudar a nuestra princesa! —habló con determinación Healer.

—¡Así es! Nos dividiremos en grupos para que sea más rápido —continuó Fighter.

—¡No es necesario! —intervinieron al mismo tiempo tres apuestos hombres que iban entrando al salón.

—Esa entidad intentó eliminarnos uno por uno, pero no logró su propósito —comentó el General Seiryuu.

Las chicas se sorprendieron por la seguridad que mostraba ese jovencito , era el menor de todos pero mostraba mucha fuerza en su actitud.

—No podíamos fallarle a nuestra princesa. Por eso estamos aquí —habló el General Genbu mientras miraba desapercibido a Sailor Gamma haciéndola ruborizar.

—¿Dónde está Huanglon? ¿Porqué no vino con ustedes? —preguntó Fighter.

—No sabemos nada de él...Nosotros nos reencontramos de casualidad en la entrada de este Reino —respondió Byakko.

Por un momento todos se quedaron en silencio, pues era obvio la tensión en el ambiente, todos estaban preocupados, si faltaba uno de los protectores no habría forma de ayudar a la soberana de Kinmoku.

—¿Discúlpenme la tardanza! Parece que mi tarjeta de invitación llegó mientras yo dormía —dijo el rubio de los Generales quien iba entrando al Palacio.

El ambiente cambió por completo gracias a la llegada del General Huanglon. La esperanza volvió a sus corazones afligidos. Al fin podrán ayudar a su amada princesa.

Sailor Urano estaba muy seria con los brazos cruzados a cierta distancia de los demás, veía todo lo ocurrido, a lo que arqueo una ceja y le dijo a Sailor Neptuno:

—Creo que aquí hay una fábrica de Generales ¿Cuántos más faltan por aparecer?

Sailor Neptuno solo se rió bajito por el comentario de su compañera pues sabía bien que a Haruka le desagradaban los chicos atractivos y por lo visto aquí habían muchos...

🌠Próximo Capítulo: La liberación de Kakyuu 🌠

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