Esa noche era cómplice de los jóvenes amantes que compartían suspiros y sueños de una vida juntos, una vida que en el pasado era difícil de soñar mucho menos de idealizar por la complejidad del destino, pero que ahora está a un solo paso de realizarse, sin embargo, esa mínima distancia tenía el peor de los obstáculos, una cruel batalla que puede ser letal como el veneno de la más peligrosa víbora de la selva que no escoge a su víctima, que actúa por puro instinto, y que solo piensa en atacar para no ser vencida.
Mientras algunos estaban soñando despiertos, unos cuantos descansando, otros amándose temiendo que fuese la última vez ; cierta chica de moño rojo se encontraba muy inquieta, sentía una gran preocupación que la agobiaba.
Los últimos acontecimientos la tenían con los pelos de punta, todavía no asimilaba la realidad de su nueva relación con la hermosa chica de ojos verdes, sus miedos sin bases sólidas la tenían sin descanso.
Mina se encontraba en su habitación esperando la llegada de Healer, tenía muchas ganas de verla, de solo pensar en las pocas veces que han estado juntas le estremeció la piel, nunca se imaginó sentir tantos deseos por alguien. Para la rubia los minutos transcurrían a pasos de tortuga, a cada instante miraba las agujas del reloj, el tiempo parecía una eternidad haciendola desesperar.
Lo peor fue cuando comenzó a pensar en los acontecimientos de la reunión, recordó a ese apuesto chico pelirrojo que estuvo mirando a su amada en todo el día. Ella caminaba de un lado a otro mordiéndose las uñas de los dedos como signo de su nerviosismo, luego comenzó a hablar sola:
—¡No puede ser!¿Porqué Healer no llega?¿Y si tiene algo con ese muchacho?...Aunque ella se veía muy molesta con él cuando intentó besar sus manos ...Nunca le pregunté si tenía alguna relación con alguien...¡Que tonta soy, eso es lo primero que tenía que haberle preguntado...Esto solo me pasa a mi! —Ella se tapa el rostro con sus manos —. No puedo quedarme con la incertidumbre, la voy a buscar.
La rubia se veía muy indecisa, iba a la puerta y se regresaba nuevamente a sentarse en la cama, hasta que por fin decidió salir pero antes de hacerlo, ella apagó la luz de la habitación, no quería llamar la atención por si alguien pasaba y veía la luz prendida a esas horas de la noche.
Al salír de la habitación, cerró la puerta detrás suyo y miró a su alrededor, aparentemente no había nadie, todo el pasillo estaba a oscuras, ya todos estaban descansando, a lo que ella pensó:
"Tengo que encontrar las escaleras, su cuarto está en el piso de arriba, no creo que no lo consiga ".
Cuando ella apenas había dado unos pasos en la penumbra fue interceptada por unos brazos masculinos que la metieron nuevamente al cuarto mientras el hombre le puso el seguro al cerrojo de la puerta.
Ella estaba atemorizada, ese hombre desconocido la tenía acorralada contra la pared y le tapó la boca con una mano para que no gritara.
Mina sentía que su corazón se le quería salir del pecho, estaba asustada como un corderito, ella podía sentir como ese hombre la deseaba por su respiración agitada muy cerca de su propia respiración, luego sintió que le subía la adrenalina, su corazón latió muy rápido, sin saber porqué se sintió excitada por ese acercamiento, a la vez se sintió avergonzada por desear a un extraño.
A los segundos sus pupilas se adaptaron a la oscuridad de la habitación y la mínima luz que se alumbraba por la ventana abierta le permitió reconocerlo, ese hecho hizo que ella abriera más los ojos por el asombro, en vez de tranquilizarse , su corazón latió más rápido, parecía un caballo salvaje a todo trote.
El hombre quitó sus manos de la boca de la rubia, aspiró su delicioso aroma mientras sus respiraciones se mezclaban, ambos corazones latían al unísono, se encontraban presos por la pasión y el deseo oculto que ardía en lo más profundo de su ser, más aún por la situación de este encuentro no planificado por ambos.
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No Me Rendiré.
FanfictionDespués de la lucha contra Sailor Galaxia, Serena nunca volvió a ser la misma, constantemente la invade la nostalgia y la tristeza por extrañar la compañía de aquella estrella fugaz que una vez le enseñó a nunca rendirse...Ahora le tocará enfrentar...