13.- Manos

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1042.

13.- Manos

No hubo fiesta de despedida para Juleka, no era raro, su carácter tímido la habría hecho huir si la hubieran organizado. Preparó su equipaje metiendo sólo las cosas importantes e imprescindibles en la maleta, algunas fotos, su libro preferido, sus prendas de ropa favoritas, el neceser, sus botas y poco más. Lo que necesitase ya lo compraría cuando estuviera en Heidelberg.

Rose estaba sentada en el sofá con la mirada perdida, triste y desanimada.

—Rose... ¿estás bien?

—Muy bien.

Juleka se sentó en el sofá a su lado.

—Rose, no me mientas.

—Es que te voy a echar mucho de menos.

Para ella tampoco iba a ser fácil, pero sabía que lo conseguirían, saldrían adelante y cuando volvieran a estar juntas serían más fuertes que antes.

—Aún queda media hora hasta que venga a buscarme mi madre, ¿quieres que nos acurruquemos en el sofá hasta entonces?

Rose, sin mediar palabra se estiró tirando de Juleka.

—¿Ya sabes dónde vivirás?

—En un hotel hasta que encuentre otra cosa —susurró dándole besos en la mejilla—. Su mánager está mirando si puede conseguirme un barco de alquiler.

Su mánager, Juleka, no la consideraba suya a pesar de haber firmado un contrato. La idea de que volviera a vivir en un barco la hizo sonreír. Cuando se habían mudado a vivir juntas en aquel apartamento las primeras noches habían sido extrañas, porque le costaba dormir sin el suave vaivén del agua, pero no se había quejado, sólo lo había confesado porque ella le había preguntado.

—Cambias el Sena por el...

—Neckar —finalizó Juleka al ver que no daba con el nombre.

—¿Qué tipo de barco?

—No lo sé, el que encuentre. Mientras quepan las pocas cosas que llevo es más que suficiente. —No sabía cómo consolar a Rose, ojalá pudiera meterla en la maleta y llevársela con ella—. Sólo necesito espacio para mí y para ti cuando vengas.

—Y para tocar en cubierta.

—Claro, y para que cantes cuando vengas.

—Juls, siento estar deprimiéndote.

La abrazó con más fuerza, ella se sentía igual, aunque no lo dijera. Pensar en estar lejos de Rose era raro, porque siempre habían estado juntas y, si alguien le hubiese preguntado, habría contestado que lo estarían siempre. Aún y así, creía que les iría bien, a ambas, en lo personal y en lo profesional.

Cuando Anarka tocó el timbre, Juleka, se levantó del sofá, besó a Rose en los labios dispuesta a despedirse, pero ella insistió en acompañarla al aeropuerto. Juleka aceptó, aunque habían acordado que no lo haría, porque prefería ir sola, por eso mismo se había despedido de los demás por la noche.

Rose no dijo nada por verla con sólo una maleta que, además, era bastante pequeña y su bajo. Anarka las abrazó a ambas, metió la maleta y el instrumento en la parte trasera de la furgoneta y arrancó una vez tuvieron los cinturones bien abrochados.

Juleka se dispuso a despedirse de nuevo, pero Rose enredó los dedos con los suyos y declaró que iba a acompañarla adentro. De nuevo, Juleka no protestó, se colgó el bajo al hombro y arrastró la maleta hacia el puesto de control donde le habían dicho que estarían esperándola.

A la primera que vio Rose fue a Lena, con el pelo rojo y ondulado suelto, con un vestido blanco con vuelo y unas bailarinas rojas, parecía una ninfa de fuego; después vio al resto. Un grupo sólo de chicas, todas altas y delgadas como modelos, imaginarse a Juleka con ellas le dolió.

—No puedes cruzar el control —susurró Juleka soltando la maleta—, tendremos que despedirnos aquí.

—Ya...

Rose miró a las componentes de La Révolution y después a Juleka de nuevo.

—¿Me llamarás de verdad?

—Cada día.

—¿Pensarás en mí?

—Claro que sí —contestó con una sonrisa en los labios.

—No me olvidarás, ¿verdad?

—Rose, no seas tonta —murmuró refugiándola en un abrazo—. Te quiero y eso no cambiará.

Sus ojos azules buscaron a Lena, la cantante que quería besar a Juleka, la persona con la que trabajaría todo un año. Lena era muy guapa. Lena la había fascinado. Estaba celosa de ella, no porque no confiase en Juleka, lo estaba porque a su lado se sentía poca cosa.

—Escúchame, Rose. —Juleka le sujetó la cara entre las manos, besó sus labios con cariño y le sonrió—. Nada va a cambiar, no voy a olvidarte. Eres la única mujer a la que quiero, ¿vale?

—Vale.

—Pronto estaré de vuelta.

—Lo sé...

—Puedes venir a verme cuando quieras, te mandaré la dirección en cuanto me instale.

—Juls, te quiero mucho.

Las manos cálidas de Juleka aún sostenían su rostro cuando las lágrimas le rodaron a Rose por las mejillas, le mojaron los pulgares.

—Yo también te quiero mucho, Rose —susurró—, voy a echarte mucho de menos. Y si sigues llorando yo también voy a acabar llorando.

Rose inspiró hondo.

—No puedes llorar, no voy a llorar más. Estaré bien —declaró con firmeza. No iba a ser una carga para Juleka, no haría que se preocupase constantemente de su estado anímico. Sería fuerte para que pudiera disfrutar de aquella experiencia en condiciones—. Ve con ellas y disfruta, demuéstrales lo mucho que vales.

—¿Estarás bien?

—Sí, ya lo verás. Vete, vas a perder el avión.

Juleka besó sus labios con calma, la abrazó por última vez y recuperó la maleta. La miró un poco preocupada, pero, finalmente, se dirigió hacia sus nuevas compañeras que la recibieron como si llevase con ellas toda la vida. Rose permaneció con la barbilla en alto, mordiéndose el carrillo para evitar llorar. Se despidió moviendo la mano cuando llegó el turno de Juleka para cruzar el puesto de control y continuó hasta que la perdió de vista.

Se sentó en una de las sillas de plástico, el calor de las manos de Juleka en su piel se había extinguido ya. Sollozó a solas. Su móvil vibró, lo buscó, era un mensaje de Juleka:

Ya te echo de menos. Te quiero.

Una sonrisa frágil se dibujó en sus labios, contestó:

No hace ni dos minutos que has cruzado el control. Te quiero 💖💖💓💞💗

Rose se levantó, Anarka la estaría esperando fuera para llevarla de vuelta a casa. No estaría sola, todo iría bien.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Hoy toca un poco de drama, confieso que me gusta escribir despedidas por el drama que se puede generar.
Juleka parte rumbo a nuevas aventuras, ¿sabrá sobrellevarlo Rose?

Entre mis acordes- Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora