31.- Flores

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1199.

31.- Flores

Se sentía como si hubiese vuelto al instituto. Mylène le había dado un mono de trabajo y no habían tardado ni diez minutos en acabar rebozadas en arena. Era divertido y refrescante. Se sentía tan relajada que se arrepentía mucho de no haber aceptado ayudarla antes a juguetear con las plantas.

Mylène sabía tantas cosas sobre las plantas que era un poco abrumador, le apasionaba de verdad. En el instituto, Marinette, había pensado que su vena ecologista era algo temporal, que era una afición como cualquier otra, a pesar de que tanto ella como Iván estaban muy comprometidos con la causa. Tal vez era porque ella no tenía aquella misma pasión por el tema, por eso no creía que fueran tan en serio con ello.

—He acabado los diseños de los trajes con esqueletos brillantes —murmuró Marinette secándose el sudor de la frente—. Estarán increíbles con ellos.

—Sabía que sería una buena idea.

—Lo malo es que Juleka no estará para grabar.

—¿Tú también la echas de menos?

—La verdad es que sí.

Con el tiempo su relación se había estrechado, habían compartido muchas cosas, buenas y malas. Además, era la hermana de Luka.

—Mylène, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro que sí, Marinette.

—¿De verdad te parece bien que Iván siga en Kitty Section?

Soltó una risita y hundió las manos en la tierra.

—Sí. Estaba muy asustada, porque no sabía cómo iba a arreglármelas, pensaba en Iván en otra gran gira estando varios meses fuera y me agobiaba —explicó con calma—. Un bebé da mucho trabajo y no me veía capaz de hacerlo yo sola, pero creo que tenerle todo el día encima me sacaría de mis casillas.

»Ahora que sé que estará cerca estoy mucho más tranquila. Porque si le necesito vendrá en seguida y el dinero extra nos irá muy bien. Lo tenemos todo invertido aquí.

»Cuando no pueda trabajar aquí, tendré que encontrar a alguien que me sustituya y no será barato.

—Nosotras te ayudaremos, lo sacaremos adelante.

Mylène había madurado, ya no era aquella adolescente atolondrada que se asustaba con facilidad hasta de su sombra. Sintió una oleada de orgullo por ello.

Se concentró en su tarea, hurgando en la tierra, metiendo en macetas todo tipo de plantas. Era un trabajo divertido y agradable, la hizo sentir relajada, desconectada de sus preocupaciones. Hasta que Mylène le dijo que era la hora de cerrar. Se quitó el mono de trabajo y se lavó las manos frotándose las uñas con un cepillo para eliminar cualquier resto de tierra que hubiese podido atravesar los guantes de jardinería.

Mientras esperaba a que Mylène saliera del vestuario, su mirada se quedó clavada en las plantas repletas de flores que descansaban sobre la mesa, eran preciosas y muchas de ellas ni las conocía.

—Gracias por ayudarme. ¿Quieres llevarte alguna planta?

—Son muy bonitas. Pensaba en Luka —susurró con una sonrisa—, tenemos algunas plantas y siempre que puede me regala flores, pero no sé si...

—A los hombres también se les pueden regalar flores —contestó Mylène riendo—. Puedes llevarle una planta viva.

»Mira, esta es perfecta para él.

Entre mis acordes- Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora