26.- Corte de pelo

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1018.

26.- Corte de pelo

La reunión de Kitty Section devolvió el buen a humor a Rose. Iván se quedaba. Iván no se alejaría de ellos. Iván seguiría adelante. No más cambios bruscos y dolorosos. Todo seguía en orden, al menos por el momento.

Abrió la puerta de su apartamento y la sensación de vacío no fue tan devastadora como los primeros días. No tener a Juleka allí, aún le pesaba y se le hacía extraño, pero se estaba acostumbrando, o eso creía. Tachó el día en el calendario, hurgó en la nevera y armarios en busca de algo que beber y devorar frente a la tele.

Rebuscando en el catálogo de series dio con la que habían dejado a medias, la partida de Juleka había sido tan precipitada que muchas cosas habían quedado a medias. La descartó, la acabarían cuando volviera a París. Buscó otra, una romántica, una de aquellas que evitaba ponerle a Juleka porque no le gustaban. Se acomodó, con una bolsa de patatas fritas en el regazo y un refresco sobre la mesita.

Ver la tele sin Juls era extraño y aburrido, no podía comentar lo que ocurría, Juleka no se reía del absurdo argumento y nadie le decía que comerse la bolsa entera de patatas le daría dolor de estómago.

El móvil vibró sobre la mesita, se abalanzó sobre él para descubrir un aviso de videollamada.

—¡Juleka! —exclamó nada más aceptar.

—Estás de buen humor —soltó feliz por verla de nuevo tan animada—. ¿Ha pasado algo bueno?

—¡Iván se queda!

—Es genial —musitó, aunque ya lo sabía, se lo había explicado Luka mientras desayunaban—. ¿Habéis abierto ya las audiciones?

Rose frunció el ceño, la habitación en la que estaba Juleka permanecía en la penumbra, no se le veía demasiado bien.

—¿No han pagado la factura de la luz los del hotel? —preguntó divertida.

—No estoy en el hotel —confesó, se movió y Rose entrevió algo extraño en ella, aunque no supo el qué—. Hablé con AURORA y ha agilizado lo del barco, no aguantaba más en el hotel, sobre todo ahora que sé que hay un paparazzi apostado en la entrada.

—¿Te has mudado?

—Sí, acabó de vaciar la maleta, te enviaré la ubicación luego.

—¿Puedo ir a verte el fin de semana? Luka, Iván y Marco van a buscar un batería para cuando tengamos que salir afuera, así que estaré libre.

Contuvo el impulso de preguntarle en bucle si podía como si fuera una niña impaciente, pero es que tenía tantas ganas de volver a verla y poder abrazarla que casi no podía reprimirlo.

—Tenemos ensayo el sábado por la tarde —explicó, el entusiasmo de Rose se convirtió en desánimo—. Puedes venir, si no te importa pasar unas cuantas horas sola. Los ensayos son a puerta cerrada y no podría colarte sin que se dieran cuenta.

—¡No me importa! Puedo hacer turismo o prepararte una cena para chuparse los dedos.

Juleka se puso en pie, Rose se encontró mirando el escote de la camiseta negra con encaje que llevaba puesta, se preguntó qué hacía hasta que el espacio se iluminó.

—He hecho una cosa —susurró aún en pie con la cara fuera de plano—. Sé sincera, ¿vale?

Juleka volvió a sentarse y Rose ahogó una exclamación contra la palma de su mano.

—Tu pelo...

Recordaba a Juleka con su larguísima melena negra desde el primer día de escuela, también el día que apareció con parte de él teñido de púrpura. Cuando estaba nerviosa o asustada jugueteaba con su melena o con el flequillo. A ella le encantaba acariciarlo y trenzárselo antes de irse a dormir, su pelo largo y suave le daba aquella sensación de hogar.

—Me queda fatal, ¿verdad?

—¡No! ¡Estás preciosa! Pero... ¿por qué te lo has cortado?

—Marinette.

—¿Marinette te lo ha cortado?

Juleka rió, su ahora corta melena le acarició los hombros acompañando su movimiento.

—Me lo ha cortado la peluquera —explicó, aunque era algo evidente, porque una cosa era teñirse el pelo en casa y otra animarse a cortárselo sola—. Marinette me contó cómo se sintió al llegar a Nueva York y me di cuenta de que, para avanzar, tenía que dejar atrás quién era antes de venir, abandonar mis miedos y mirar hacia lo que busco.

»He empezado por lo que me ha parecido más fácil de cambiar.

Rose le sonrió, entendió a lo que se refería. Le iba a costar acostumbrarse a aquel corte de pelo, al menos el patrón de color se mantenía, negro en la raíz, púrpura en las puntas.

—¿A las demás les ha gustado?

—Eres la primera que lo ve. Me da igual si les gusta o no.

—Juleka, me hace muy feliz verte tan bien.

—Estoy haciendo lo que quería, el tiempo de lamentarse por lo que he dejado atrás se ha acabado —declaró con tono seguro—. Y sé que cuando vuelva a casa seré una versión mejor de mí misma.

—¡Guau! Si sigues hablando así vas a hacer que vuelva a enamorarme de ti.

Rió cómoda. Rose adoraba verla hablar de aquel modo, con seguridad y sin miedo, la Juleka que costaba ver, pero a la que quería acostumbrarse.

—Oye Rose, ¿has hablado con Jagged sobre lo del artículo?

—No, ¿por qué?

—Porque me ha llamado Penny para decirme que estaba arreglado. La revista ha publicado una rectificación de la información.

—¿Y si ha sido Luka?

Juleka suspiró.

—Mi hermano no es de los que se meten en ese tipo de cosas. —Rose lo suponía, pero ella no había sido—. Por eso pensaba que, a lo mejor, estabas preocupada y se lo habías dicho.

—No, te lo habría dicho antes de hacerlo —declaró y Juleka supo que era cierto.

»¿Sabes qué? —inquirió cambiando de tema—. He escrito una nueva letra, te la enseñaré cuando vaya y, si quieres, podemos ponerle música.

—Técnicamente no debería componer nada que no sea para La Révolution. —Dibujó una sonrisa traviesa y asintió haciendo que su pelo le rozase de nuevo los hombros—. Pero si tú no se lo cuentas a nadie, puede ser nuestro secreto.

—¡Te lo prometo!

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Hoy toca una ración de Juleka y Rose. Le he cortado el pelo a Juleka, porque hacérselo a Marinette empieza a convertirse en un cliché, además es una cosa fácil de hacer cuando quieres darle un giro a tu vida.
Mañana más.

Entre mis acordes- Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora