Entre mis acordes- Fictober 2021

20.- Invencible

Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1101.

20.- Invencible

Luka se despertó desubicado y con la sensación de no haber descansado nada. Marinette seguía dormida a su lado, con el pequeño pijama rosa, echa un ovillo bien aferrada a su brazo. No recordaba qué había soñado, pero creía que aquel portador del pasado se había colado de alguna manera.

No tenía ningún motivo para dudar de Marinette, en ningún sentido. Si aquel portador tenía un motivo para contactar con él debía ser algún malentendido. No, no iba a dudar de ella.

Abrió su mano con cuidado liberando su brazo para poder levantarse. Pasó por el baño y se metió en la cocina para preparar el desayuno. Desconectó el móvil del cargador y le echó un vistazo a la pantalla mientras subía el café y la tostadora se encargaba del pan. Había un mensaje de Iván en el chat de Kitty Section:

Tenemos que vernos. Tengo que hablar con vosotros, ¿os va bien a mediodía?

Luka frunció el ceño, contestó:

Cuando quieras, podemos quedar aquí si os parece bien a todos.

Bloqueó la pantalla y volvió a concentrarse en el desayuno, preparó el chocolate con leche para Marinette y lo acomodó todo en la bandeja de bambú de Kitty Section. Volvió a la habitación, los dos kwamis y Marinette seguían durmiendo. Luka dejó la bandeja sobre la mesilla de noche.

—Mari, son casi las ocho y media —susurró dejando un beso en su mejilla—. Vamos, arriba.

—Cinco minutos más.

Luka sonrió, atrapó la punta de su nariz entre la yema de los dedos, ella respondió palmoteando el aire con gesto dramático.

—Se te va a enfriar el desayuno.

Entreabrió los ojos adormilada.

—Me encanta el desayuno —musitó con las mejillas sonrojadas—. Delicioso.

Ignoró el tintineo de sus móviles mientras Marinette tiraba de él hasta derribarlo. Al parecer el desayuno iba a quedarse frío, aunque la bella durmiente se hubiera despertado. Se aseguró de dar un toque en la almohada cerca de Sass y Tikki para que se despertasen y les dejasen a solas.

No habían tenido demasiado tiempo a solas desde que Marinette había vuelto, entre el grupo, ataques y problemas de diversos tipos.

Silenció la voz que murmuraba en su cabeza cosas sobre traiciones y prodigios. Se concentró en el tacto cálido de su piel, en su respiración agitada en el oído o en sus besos.

—Luka... —jadeó en su oído—. Te quiero mucho.

—Y yo a ti, Marinette.

—Echaba tanto de menos esto.

—¿Dejar que se enfríe el desayuno?

Marinette soltó una carcajada y asintió, no era la primera vez que pasaba y, desde luego, no sería la última.

—Ya sabes lo que dicen, el desayuno siempre es más delicioso si está frío.

—¿Eso dicen? —le preguntó divertido.

—Sí, es un dicho ancestral de Marinette Dupain-Cheng.

—Cuánta sabiduría ancestral.

Luka se movió para coger la bandeja y colocarla entre ambos. Marinette paseó su mirada por los alimentos bien colocados y asaltó los arándanos.