Capítulo 16 | Bienvenida a casa

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—No creo que sea prudente ver por las ventanas, Hashimoto-san

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—No creo que sea prudente ver por las ventanas, Hashimoto-san.

La voz de Yaoyorozu te obligó a alejarte de la ventana del carruaje, aun así, habías tenido la decencia de saludar un poco a las personas que lograban reconocerte a través de esta, pero hiciste caso a las palabras de tu amiga, estabas demasiado cansada como para siquiera llevarle la contraria a alguien.

—Sí, lo siento.

—Creo que ya estamos por llegar al palacio —anunció la pelinegra alisando la falda de su vestido frente a ti—. Partimos temprano del Reino Todoroki, ya deberíamos estar cerca.

—Todo lo que quiero es descansar —confesaste en un suspiro—. Pero apenas llegue, estoy segura que me abarrotaran de preguntas.

Momo solo rio un poco y guardó silencio ante tu queja, y es que sabías bien que, a penas pusieras un pie dentro del palacio, las doncellas que te servían comenzarían a preguntar sobre tu viaje y estadía en el Reino de los Todoroki, no solamente para saber si te habían tratado bien, sino también para confirmar si eran tan guapos como decían, las conocías bastante bien, no en balde llevaban años trabajando para ti, además, casi al instante tendrías que empezar a prepararte para ir al Reino de los Shindō.

Según tus sospechas, pasarías el invierno en casa y recibirías el año nuevo en tu Reino como cada año, probablemente una semana después, y si todo iba en orden, partirías junto a tu padre para responder a aquella invitación que aún no leías, pero que tu padre, amablemente, se había encargado de informarte mientras seguías de visita con los Todoroki.

No es que te incomodaran ese tipo de eventos que solían llevarse a cabo durante estas épocas del año, es solo que no te apetecía ir a fingir que todo iba bien con una sonrisa falsa, siguiendo a tu padre de un lado a otro, sintiendo que te veía solo como si fueras una especie de comodín y te usaba como se le venía en gana, sabías de sus miedos y cuáles eran sus motivos que le orillaban a actuar de tal forma, de verdad que sí, pero era agotador saber que tu principal función solamente era para ayudarle a ganar.

Sin embargo, aunque siempre te desagradó aquel actuar de tu padre —al menos desde que comprendiste el mundo adulto—, nunca le llevaste la contraria, no por falta de ganas, sino porque no había un motivo real para ir en contra de sus actos, además, como hija primogénita, se suponía serías tú quien llevaría sobre sus hombros el peso de toda una nación y quien, de forma paulatina, se terminaría haciendo cargo de todo, era una carga con la que llevabas, básicamente, desde el nacimiento, y sabías bien que en toda tu vida, las pocas decisiones que ibas tomar debían ser desde el punto que les favoreciera a todos, incluso si eso era ir directo a tu propia miseria.

Meet You Again | AU Medieval | [Izuku Midoriya × Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora