Un día antes de la llegada de los Todoroki al reino Shindō.
El lugar, contrario a todo lo que habías creído y lo que Chiyo había leído en camino hacia el reino, resultó ser una sorpresa gratificante, pues incluso, a pesar de los colores opacos que rodeaban la grandeza del palacio, parecía haber mucho más movimiento del que estabas acostumbrada a ver.
Te preguntaste si se debía al ajetreo de recibir a familias extranjeras de la realeza o así era siempre.
Cualquiera que fuera el caso, te agradó —solo un poco— aquel olor a vida que se desprendía por todas partes. Aun así, la familiaridad del momento te revolvía un poco el estómago, y más de una vez habías colocado tus manos cerca de este en un inútil intento de no querer sentirte mal.
—Por favor, permitan que los lleven a sus habitaciones —habló la reina amablemente y haciendo un pequeño movimiento con la mano para llamar a sus sirvientes—. Ellos los acompañarán, seguro deben venir cansados del viaje.
—Gracias por sus atenciones, majestad —agradeciste de inmediato, pues no había dicho nada más que para saludarlos a ellos y su hijo.
—Oh, no es nada, querida —dijo ella, cubriendo su boca con su mano para evitar enseñar su sonrisa—. Por favor, descansen.
Tu padre y tú se despidieron de ellos, disculpándose por tener que retirarse, aunque realmente no lo sentías y si querías descansar, aun así —por simple curiosidad—, volteaste a ver al príncipe frente a ti, despidiéndote con un breve asentimiento de cabeza, haciéndolo sonreír.
—Espero que el día de mañana me permita enseñarle el palacio, princesa. —Su sonrisa se agrandó más ante su propuesta, observándote desde su altura e inflando el pecho en orgullo absoluto.
No pudiste evitar sonreír por su altanería.
—Será un honor para mí, alteza —aceptaste la oferta, colocando tu mano derecha sobre el pecho, como si aquello en realidad te conmoviera tanto—. Por favor, haga llegar a mi sirvienta los detalles, asistiré con gusto.
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Meet You Again | AU Medieval | [Izuku Midoriya × Lectora]
Fiksi Penggemar𝗠𝗲𝗲𝘁 𝗬𝗼𝘂 𝗔𝗴𝗮𝗶𝗻 | また会いましょう Un castillo, una huida, una fiesta y un roce de manos fue lo que necesitaron para que se encontrarán, como imán y metal que, sin siquiera analizarlo, se unían al más mínimo acercamiento. Sin embargo, c...