Olivia se paró con los niños junto a la señora Morgan en lo que esperaban que el carruaje llegara hasta la puerta de la casa. Estaban el señor Wright y Jonathan presente y también dos sirvientes que tomarían los abrigos de la familia Pilgrim y les ofrecerían algo para hidratarse tras el viaje.
Olivia se inclinó hacia Jonathan por detrás de la señora Morgan y cuando él la notó, hizo lo mismo para encontrarla en el camino.
—¿Debería hacer una reverencia o algo al recibirlos?
Jonathan reprimió una sonrisa y sus ojos resplandecieron entretenidos.
—Sí, es lo correcto.
—¿Cómo? ¿Algo así?
Jonathan asintió al ver su demostración y cuando se enderezaron otra vez, le tomó un gran control no reírse y mantener el semblante serio y la postura. Incluso su madre, quien los había escuchado tuvo que contenerse. Era una pregunta tan inocente de parte de Olivia y al mismo tiempo tan entretenida. Sin duda alguna ella provocaba mucha ternura en aquellos que la rodearan.
Cuando el carruaje se detuvo, el hombre (sirviente de los Morgan o esclavo, Olivia no podía saber la diferencia) les abrió la puerta del carro y acomodó una pequeña escalera de madera para que pudieran descender. Primero bajó una mujer, la señora Pilgrim, con un lujoso vestido de colores opacos y falda abultada, un escote muy pudoroso y el cabello recogido en una tiara de trenzas. Detrás de ella, descendió la supuesta Marla Pilgrim; una niña en palabras de Olivia y, por lo tanto, horripilante ante la idea de que tendría que casarse con Jonathan.
Las mujeres hicieron una pequeña inclinación que Dalia respondió, así como Wright y Jonathan, pero Olivia tardó unos minutos en regresar de su propio espanto y saludarlos.
Una niña, se repitió para sus adentros. Esa chica, Marla Pilgrim no debía tener más de trece años, ni siquiera estaba formada como una mujer. Era rellenita, sus curvas todavía no habían asomado y aunque traía una camisa Garibaldi con falda azul y corsé que intentaban hacerla aparentar más grande, su rostro redondeado delataba su juventud.
El último en bajar del carro fue el señor Pilgrim; ruidoso, calvo y panzón, aunque simpático y bromista.
—¡Pero que viaje hemos tenido! Creo que tanto movimiento me ha hecho adelgazar unos cinco kilos. ¡Señor Morgan, un gusto visitar su hermoso hogar!
Los hombres estrecharon sus manos con el señor Pilgrim y Dalia lo saludo con una inclinación de su cabeza y una sonrisa y Olivia lo imitó.
—¿Quién es esta hermosa señora?
—Es nuestra visita; Olivia Eades —presentó Dalia y parecía una madre orgullosa acompañando a su hija—. Y estos son sus niños.
—Oh, pero miren que muchachos más grandes y fuertes. Mira, Bonnie, ¿no te recuerda a Peter el Mago? —cuestionó Hale dirigiéndose a su esposa y esta se rio—. Peter el Mago es un hombre de la industria del entretenimiento, muy bueno con las cartas, pero una total estafa, ¿lo conoce señora Eades?
—Nunca lo he visto.
—Tendremos que invitarla a una de sus funciones entonces. ¡Jonathan! Muchacho ¿Cómo has estado? Mira, te presento a mi hija. Marla ven, saluda a este buen hombre.
La niña se acercó y le sonrió, hizo una pequeña inclinación y luego le ofreció su mano la cual Jonathan besó. Incluso Olivia podía sentir la incomodidad de Jonathan desde la distancia como sí ella estuviera en sus zapatos en esos momentos.
—Muchas gracias por invitarnos a su hermosa casa, señor y señora Morgan.
—Oh, es un placer Marla, estás muy hermosa —mintió Dalia sin que se notara—. Por favor, vayamos al jardín.
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Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADOR
Ficção HistóricaOlivia Eades es psicóloga y periodista con una vida hecha en el 1970, con su madre y hermano, sin deseos de casarse o tener hijos, sin preocuparse por la comida que todos los días tiene en su mesa y sin tener que luchar cada segundo para sobrevivir...