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Cuando Olivia salió del salón con Jonathan siguiéndolo, en el pasillo muchos los miraron intentando obtener una clara idea de cual había sido el resultado de todo el tiempo que habían pasado encerrados a solas en aquella habitación.

Ella caminó adelante con Jonathan siguiéndola de cerca, tenso e intimidante como solo él podía. Se había acomodado el uniforme para no delatar bajó ningún término que acababa de tener relaciones con Olivia y también se había asegurado de que ella estuviera igual de presentable. No pasó por alto las numerosas miradas de mujeres preocupadas, probablemente temían por Olivia como cualquier persona razonable después de haber visto la furia con la que él había ingresado al lugar. Seguramente imaginaban lo peor.

Cuando salieron de la casa, la siguió por la colina para llegar a la carpa donde ella se hospedaba.

—¿Aquí? —. Ella asintió y el entró en la pequeña tienda—. Y nunca te vi...Mierda...

—Estuviste cerca varias veces.

La miró ante la confesión y ella entró en la tienda con él y se paró cerca de su cama (una manta en la tierra).

—El año pasado, antes de implementar la política que te prohibía ingresar en la carpa del hospital, entraste para evaluar el estado de tus soldados y yo estaba de servicio...

La vio sonreír ante el recuerdo y él también recordó aquel día, aunque estaba seguro de que no la había visto.

Mil ochocientos sesenta y tres, durante la sangrienta batalla de Vicksburg en Mississippi que había durado tres meses de distintos enfrentamientos, Jonathan se había tomado un breve descanso para ir a evaluar el estado de salud de sus compañeros. Recordaba que la señora Butler lo había abordado en la entrada de la carpa para distraerlo sin éxito y por aquel entonces no le había llamado mucho la atención, se había acostumbrado a que la señora Butler se pusiera nerviosa en su presencia sin motivo aparente (ahora entendía el porqué), cuando él había entrado en la carpa, la señora Butler había gritado.

—¡Señor Morgan que bueno que entrará en la carpa a ver a sus soldados heridos!

Y aunque para él había sido algo raro para gritar sin motivo aparente, dentro de la carpa Olivia lo había escuchado mientras vendaba las heridas de un soldado y sin pensárselo dos veces se había tirado al suelo para confusión del pobre joven herido.

—¿Señora? —le había dicho, intentando inclinarse todo lo que su malherido cuerpo le permitía—. ¿Está bien?

—Sí, sí, se me cayó algo...—mintió y trato de ocultarse cuanto fuera posible.

Jonathan había pasado caminando por su lado sin notarla en el suelo y después de charlar unos minutos con sus soldados, se había marchado igual de inadvertido.

—Después de eso, decidí prohibirte el ingreso —terminó de contar ante un Jonathan realmente sorprendido.

—Así que estuve tan cerca y no te vi...Me odio en estos momentos.

—No es tu culpa, Jona. Yo realmente hacía todo lo posible para evitar que me vieras. Desde usar a los soldados como escudo, hasta tirarme al lago vestida o meterme en la primera carpa que encontraba asustando más de una vez a los hombres dentro —. Él gruñó con la simple idea—. Cuando el campamento creció en número se me hizo un poco más fácil evitar que me vieras.

No entendía por qué se sorprendía si siempre había sabido que Olivia era mucho más astuta que él. Jonathan solo se consideraba útil para intimidar personas y matar o romper cosas, pero ella tenía una inteligencia que le permitía ser útil en cualquier cosa.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora