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El coronel Moore estaba de pie en el pasillo cuando Jonathan abrió la puerta y lo saludó. Olivia intentó ver lo que sucedía por sobre el biombo sin que su cuerpo con la camisa blanca de algodón asomara. Los vio estrechar manos y lo que el coronel dijo, no lo escuchó, solo pudo ver a Jonathan agarrar su abrigo y el sombrero de la cama y acercarse a ella para besarla.

—Volveré para la cena, cuídate.

Asintió sin mucho tiempo para responder y cuando la puerta se cerró, quedó completamente sola en la habitación. No se le ocurría un solo motivo para que el coronel Moore se presentara en su habitación y solicitara la presencia de Jonathan, pensaba que tal vez requería de su ayuda en algo peligroso, pero Olivia sabía que Jonathan no aceptaría a nada de alto riesgo sin primero consultárselo. Ellos ya tenían claro que cuando Jonathan se exponía al peligro; terminaban discutiendo.

Se quedó tan solo con su camisa de algodón y el corsé sobre esta y aprovechó que estaba sola para arreglar la cama que habían alborotado en medio de su desenfrenada pasión y abrir la ventana. Seguía acalorada y aunque afuera debía de haber menos cinco grados, necesitaba ventilarse y espabilar.

Miró por la ventana hacia la calle y notó que Jonathan subía a un carro con el coronel Moore y otro hombre; aquello la dejó intranquila. Él sí se había marchado de forma apresurada después de todo y sin explicarle a donde se dirigiría, era poco común en Jonathan dejarla sin una explicación.

Vio como el carro se alejaba empujado por dos caballos y se regresó a la habitación, intentando no pensar demasiado al respecto. Tenía un mal sentimiento.

Tomó la salida de cama que estaba hecha de seda y tenía una correa para amarrar en la cintura y se la colocó sobre su camisa y el corsé para cubrirse y sentarse en la silla junto al escritorio. Su plan era aprovechar que había quedado sola para escribir una carta a Dalia y los niños, especialmente a los niños. Quería contarles todo respecto al viaje y la ciudad y cruzar los dedos de que algún día podría traerlos a Washington para que vieran todos esos altos edificios y se maravillaran como ella...Algún día, repitió para sí misma y no supo cómo sentirse.

Comenzaba a hacer planes a futuro; mudarse a una nueva casa con Jonathan y los niños, aprontarla para que se sintiera como un hogar, construir una granja de la que mantenerse...Casi parecía como si la idea de volver a su época se perdiera cada vez más y más en la distancia, opacada por todos estos nuevos planes que la abordaban.

Tomó una de las hojas y mojó la punta de la pluma para comenzar a escribir. Extrañaba un poco la practicidad de tener un buen bolígrafo.

Mis queridos niños:

Les escribo como prometido con muchos detalles para compartirles del viaje. Jonathan y yo hemos llegado a la ciudad hace apenas un día, pero ya hemos visto muchas cosas. El viaje estuvo bien, quizás un poco más largo de lo que me habría gustado, pero las vistas siguen siendo maravillosas. Mucho campo y vacas, caballos corriendo salvajes y verde, verde por todas partes. Algo que estoy segura ustedes amarían.

La ciudad es grande y poblada, hay tanta gente que hoy casi me pierdo en el mercado y Jonathan por poco no pudo encontrarme. Ustedes se habrían reído del evento de haber visto la cara de Jonathan. Visitamos el jardín botánico, donde hay tantas plantas que casi parece un nuevo mundo y conocí a un señor muy peculiar que me ha compartido sus conocimientos de plantas. Al parecer iremos al teatro y quizás a un buen restaurante en los próximos días.

Mis niños, como desearía que ustedes pudieran estar aquí para ver todo esto conmigo, pero confío en que algún día podrán hacer el viaje y descubrir las maravillas de la ciudad por su cuenta.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora