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11 de marzo 1861

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11 de marzo 1861.
Washington D.C

Olivia regresó al hotel con Jian antes de que oscureciera y cuando entró en su habitación, lo primero que llamó su atención fueron las maletas empacadas sobre su cama.

Cerró la puerta lentamente y miró a Jonathan que se encontraba guardando todos los productos de Olivia en el baúl o más bien lanzándolos sin cuidado alguno para avanzar más rápido.

—¿Qué sucede?

—Nos iremos en la mañana.

—¿Qué?

La noticia no sabía cómo la hacía sentir.

Quería volver con sus niños a quienes extrañaba más que a nada y ansiaba saber que cosas habían hecho en esas semanas durante su ausencia, pero al mismo tiempo consideraba que tenía algo importante en sus manos con el hospital y los pacientes que la necesitaban y todavía no les había enseñado a las mujeres todo lo que había por enseñar para que pudieran mantener el hospital por su cuenta.

—Pero la reunión... ¿Funcionó?

—No, Olivia, no funcionó —. Jonathan lanzó la maleta cerrada hacia la cama y se quitó el chaleco—. Resulta que nada de esto es por los esclavos o la libertad.

—¿De qué hablas?

—Es por poder, Olivia. El sur quiere poder, formar su propio gobierno y ser independientes, pero Lincoln no quiere reconocerlos como un gobierno y por lo tanto la reunión ha sido un fracaso —. Se dejó caer en el sofá y evitó mirarla—. No podemos detener la guerra.

No supo que la golpeaba más; descubrir que habían fracasado o que la guerra estuviera tan próxima a suceder. Se sentó lentamente a su lado, intentando controlar su respiración y las palpitaciones de su corazón y ambos fijaron sus ojos en el suelo.

Jonathan siempre lo había sabido, dos personas no eran suficiente para detener un conflicto político entre miles y miles de personas. Al menos lo habían intentado y era mejor que no haber hecho nada, pero volvían al punto cero; con la guerra a la vuelta de la esquina y su familia dividida. Lo único que Jonathan quería en esos momentos era volver a casa con los niños, instalarse en la nueva tierra y disfrutar del tiempo que le quedaba con ellos.

—Nos iremos en la mañana —repitió—. Así que has lo que tengas que hacer, pero hazlo ahora porque no tendrás tiempo en la mañana.

Él abandonó su lado y retiró las maletas de la cama para acostarse a dormir, dejándola completamente sola en la penumbra de la habitación cuando apagó las velas. Se tomó unos minutos antes de volver en sí y hacer algo. Se sentía aturdida con lo que sucedía, intentando procesar la desilusión y adaptarse a los cambios próximos.

No sabía cuánto tiempo pasaría hasta que la guerra estallara, si sería un mes o una semana, solo sabía que sería ese año y antes de agosto. Que haría una vez los estados entraran en batalla era la incógnita. No tenía un solo plan en mano, se había aferrado tanto a la idea de que de una forma u otra detendrían la guerra, que había olvidado generar un plan de emergencia en caso de que fracasaran. Había sido una ilusa.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora