18 de abril 1861.
Propiedad de Jonathan, Minnesota.Ya eran las once de la noche y Olivia estaba aterrada leyendo el periódico y descubriendo que la guerra había comenzado. El doce de abril el sur había atacado Fort Sumpter y todo había seguido el curso ya marcado, no sabía dónde mirar, si la página en sus manos o a Jonathan y suplicarle que no se marchara.
—Están llamando hombres, nena.
—¡No a ti! —chilló, temblando como una maniática—. No debes ir tu...No puedes ir tú.
Él le sujetó el rostro y acarició su mejilla, peinando su cabello (que en esos momentos traía suelto) y acarició su espalda baja con otra mano.
—Sabíamos que este día llegaría, cariño —. Ella apretó los ojos y continuó negando en sus brazos—. Volveré, Olivia...te juro que volveré por ti.
—Por favor, no vayas.
—Estarás a salvo aquí con Chester y las mujeres, cuidarás de los niños y verás que el tiempo pasara volando —. Quiso golpearlo por decir todas esas cosas y lloró más fuerte en su pecho—. Por favor, no llores, nena...me destrozas.
—¡Tú me destrozas a mí! ¿Por qué debes ir? ¿Por qué tú?
—Le prometí a Moore que iría, debo hacerlo. Todo un grupo de soldados depende de mí como su teniente general.
Quería que encontraran a otro hombre para tomar el lugar de Jonathan, pero sabía que no podía ser así de fácil. Elegir un teniente general era un asunto de honor y normalmente elegían a hombres con experiencia militar o que eran cercanos a la nación. Jonathan era cercano a la nación como conocido de Lincoln y Moore.
Se limpió las lágrimas y puso distancia entre sus cuerpos.
—¿Puedes pensarlo una noche, por favor?
Asintió, solo para tranquilizarla y le dio un beso antes de dejarla marchar hacia la casa. Él fue por el campo, que se encontraba alumbrado por lámparas de alcohol en zonas específicas y se sentó junto al fuego con los hombres. Todos planeaban ir a la guerra en su momento, algunos irían con este primer llamado y otros esperarían al segundo, pero, aunque fueran a ir, estaban aterrados.
Ninguno había vivido una guerra antes y no imaginaban que fuera similar a lo que llevaban viendo todas sus vidas. A pesar de ser criminales, en una guerra se perdían las leyes y el honor, muchos hombres hacían locuras con tal de mantenerse con vida y las desgracias abundaban cada día.
Después de estar en silencio junto al fuego por media hora y decir alguna que otra palabra para intentar levantar el ánimo, se fueron todos en direcciones opuestas. Algunos recogieron las herramientas del huerto para guardarlas en el granero hasta la mañana siguiente, otros acomodaron las carpas para dormir y los demás montaron guardia.
Uncey se paseaba de un lado para otro cerca de Jonathan, en lo que este se acomodaba una carpa para dormir afuera esa noche, mientras Chester siguiera usando su cama. Jonathan se paró a su lado para ajustar las cuerdas de la carpa y cuando Uncey fue a llamar su nombre para hacerle alguna broma, la mitad de su rostro explotó y el rostro de Jonathan se salpicó en su sangre.
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Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADOR
Historical FictionOlivia Eades es psicóloga y periodista con una vida hecha en el 1970, con su madre y hermano, sin deseos de casarse o tener hijos, sin preocuparse por la comida que todos los días tiene en su mesa y sin tener que luchar cada segundo para sobrevivir...