Angelus Blanco, una estudiante de secundaria enamorada en secreto del hermano de su mejor amiga, cree que sus mayores problemas serán terminar la escuela y confesar su amor.
Hasta que, luego de unas largas vacaciones con su padre, comienza a darse c...
❌ No vengo a promover ninguna de las acciones realizadas por los protagonistas o miembros de la historia es una historia no basada en hechos reales cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia ❌
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—Porque quieres creer que soy una puta, que me acosté con el imbécil de Matías.
No pude evitar que mis lágrimas cayeran.
—Pensé que, como mi hermano mayor, confiarías en mí sabiendo que no soy capaz de acostarme con él.
Tenía miedo, me sentía mal, sé que él no es tan calmado. Angelo es bastante difícil, él luchó solo por nosotros dos cuando era solo un niño, pero estaba actuando como un completo imbécil.
—¡Esperen!, no sé traten así —Rogó Fran algo desesperado sacándome de mis pensamientos.
—¡Fran, no te metas! — Espetó Angelo agitado tocando su rostro mientras mira a Fran —Angelus no lo sé, por qué desde que viniste de qué papá estás rara— expresa Angelo manoteando desesperado.
—¡ALFONSO ES UNA MIERDA!—Grité finalmente con mucho dolor.
—No hables así de papá —Sentí su mano pesada en mi mejilla y ardía, me ardía tanto y no solamente en mi mejilla, sentía como mi respiración pesada quemaba cada vez que intentaba regular mi respiración.
Retrocedí por un segundo, no entendí nada, pero sí. Sí había ocurrido, por primera vez Angelo me había puesto la mano encima, y sí, era por papá.
—¡ESTOY CANSADA DE QUE LO DEFIENDAS!... ¡¡SABES QUE ES UNA MIERDA!! —grite enojada.
Vi como Angelo alzó su brazo, baje la mirada sabía lo que venía. Cerré los ojos, pero no llegué a sentir nada.
—¡Angelo, cálmate! —Logró escuchar a Fran.
Al abrir mis ojos noto que él estaba agarrando su brazo.
—No lo hagas más difícil por favor —confesó casi en susurro.
—¡Angelus! —Se lamentó Angelo mirando su mano.
—Yo te juro que... —Expresa mi hermano más calmado.
Pero mi respiración era un desastre, sentí las lágrimas amenazantes en salir, pero no, no me lo permitiré. Salí corriendo de esa habitación y me largué lo más rápido que pude, logré escuchar los gritos de Fran y Angelo preocupados por el camión al cual le presté muy poca atención.
