Capítulo XXX (Tobías parte II)

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Antes de leer quiero que sepan que...

⚠️ Esta historia tiene contenido sensible ⚠️

❌ No vengo a promover ninguna de las acciones realizadas por los protagonistas o miembros de la historia es una historia no basada en hechos reales, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia ❌

🚨 Contiene crueldad, abuso, muerte, sexo, violencia, tortura y lenguaje obsceno 🚨

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Ir a hablar con Angelus, sí exactamente eso debo hacer...

—¿Qué hago Marcus? —pregunté sentándome en el sillón.

Marcus Holliday, mi mejor amigo del alma, la persona que más me ha apoyado y en definitiva sabe todo de mí.

—Comértela, imagina que es un dulce —confesó chupándose los dedos.

—Vamos Mars, no seas así, con ella no —reclamo tirándole un cojín.

—Vamos Tobi, has estado por años con que es tu Ángel de la muerte, ese Ángel que viene a recogerte de la desgracia que llamas vida y serán los últimos ojos que verás en dónde serás feliz en el bucle infinito de su amor —no pude evitar decir lo último junto a él.

—¿Es que has visto sus ojos? —Cuestionó abrazando el cojín.

—Cada momento que la veo, vamos Tobi, ve. —pronuncia enojado.

Fui al parque donde Angelus solía ir todas las tardes, lo iba a hacer, iba a decirle todo lo que sentía sin importar que mierdas me dijeran, la amaba... Pero Ahí estaba ella, con el verdadero amor de su vida, con Francesco.

—Angelus, de verdad yo...

—Angelus — grité interrumpiendo a Fran.

—Tobías, ¿qué haces aquí? —indagó parándose rápidamente.

—Venía a hablar contigo, pero veo que estás con él —me reclamé a mí mismo molesto.

Fui demasiado estúpido e iluso Angelus.

—Tobías, espera, Tobías —me gritaba mientras corría tras de mí y Fran solo la seguía.

No pude evitar caminar hasta casa y llamar a Marcus a contarle lo que pasó.

—No puedo creer lo estúpido que fui Marcus —confieso entrando y cerrando la puerta.

—Amigo, solo la viste con él y te ardió el alma, es tan, pero escríbele de mi número... Invítala a salir. —Estableció Marcus soltando las botanas que tenía y extendiendo su teléfono de repuesto.

—Pero dónde ¿cómo? ¿A dónde?

—La fiesta —Contesta obvio.

Mierdas, lo había olvidado, mañana era el cumpleaños de Ángelus y habría una fiesta a partir de las 12pm.

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