🌈
Amelie Wesley
—Que haces allá arriba? — le grito— Solo un poco de vandalismo, nada del otro mundo — grita
— Estas loco
Loco. Siempre estuvo loco, pero yo no era diferente así que me lo aguantaba
— ¿Quieres subir? — Pregunta entre risas — o ¿tienes miedo?
Miedo. Obviamente lo tenía, no todos los días un encapuchado te invita a subir a una valla publicitaria de 20 metros de altura, sin embargo, cuando se trataba de Thomás Roy el miedo a la caída era lo de menos.
— ¿Miedo? No conosco esa palabra
Miento. Miento de la misma forma en la que mi madre me pregunta todos los días.
¿Que tal tu día?
A lo que siempre respondo con la misma mentira
Bien.
Subo las frágiles escaleras de metal y con cada paso me arrepiento más. Miro hacia abajo un poco agitada y me doy cuenta de que ya era muy tarde para regresar.
Detesto el esfuerzo fisico
Llego a la cima y veo al supuesto amor de mi vida con una risa cínica en el rostro y la mano estendida hacia mí.
Que lindo
— Buenas noches señorita Wesley — me ayuda a subir por completo —Bienvenida a la valla publicitaria.
— Oh. Buenas noches señor Roy.
Miro hacia abajo y me arrepiento de hacerlo, así que me doy media vuelta y veo la enorme cara del senador Oscar Roy, el cual tenía la palabra "Fraude" pintada en medio del rostro
El lo hizo.
Volteo a mirar y veo unas latas de pintura negra. El arma con la cual Thomás, probablemente escribió "Fraude"
—Tienes que odiarlo mucho — le digo, sentandome en el borde de la plataforma de metal. — eres el único que lo odia
— ja. No sólo lo odio...
No era raro que Thomas no terminara sus frases, comúnmente las dejaba a la mitad.
El no parecía tener ganas de hablar, así que solo recosté mi cabeza en su hombro y me quedé en silencio, los dos mirando hacia el horizonte.
Ese silencio que tanto él como yo, conocíamos tan bien.
Un silencio que era más cómodo que las palabras y más dañino que las balas.
Nuestro silencio que normalmente sólo era interrumpido por palabras amargas o muy dulces.
— Oye Wesley
—Que pasa?
Trato de levantar la cabeza para mirarlo, pero sin saber el porqué, me arrepiento en el camino.
— Crees que 20 metros sean suficientes para morir?— dice mirando hacia abajo y agitando sus piernas contra el aire.
Si lo son
—No, no lo creo
Pero miento.
— Yo creo que mientes
Y el lo sabes mejor que nadie.
— Así es, estoy mintiendo
Puedo notar una leve risa saliendo de su boca y me recuerda lo mucho que me gusta oírla.
— Oye Wesley
— Mmmm —no me salen palabras.
A veces cuando estoy con Thomas olvido hablar, siempre parece saber lo que estoy pensando que las palabras a veces sobran.
— Si te pidiera que saltaras conmigo, desde aquí, ¿Que me dirías?
Que si es contigo, saltariá con gusto.
— Diria "Me cuentas como es el cielo"
Miento. Otra vez
—Eso es cruel — me mira finjiendo un puchero.
El me agarra de la cintura y sin darme cuenta termino sentada en sus piernas, mirando fijamente el lindo lunar que adorna su mejilla izquierda.
— Así es, es cruel, luego de decirte eso y suponiendo que saltaste... Bajaría hasta el mismísimo infierno, te buscaría, te encontraría y te arrastraria de vuelta hasta la tierra— tomo sus mejillas entre mis manos y le sonrió —Tu mi ángel-demonio, eres la única persona por la cual cruzaría el infierno.
El sonríe, está vez, con una sonrisa de verdad.
Sus labios se pegan a los míos. El sabor era el de siempre, cigarrillos, dulce de fresa, droga..
—Te amo, wesley
Yo también te amo Roy
—Lo sé, me lo dices a diario.
Ojala las palabras "Te amo" pudieran salir de mi boca.
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El Cielo De Van Gogh
Teen FictionAmelie había decidido no volver a enamorarse, luego de que su primer amor se suicidara tras un malentendido que la involucraba. Sus ganas de vivir y de amar se desvanecieron con la llamada que anunciaba su muerte y desde ese entonces la culpa había...