El Chico Del Refresco De Mora (1)

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🌈
Amelie Wesley

Corre. Corre más rápido o Jonathan te matara y cortara en pedacitos para luego cocinarte en salsa de mayonesa y zanahoria rayada.

Corre. Sigue corriendo

Mi respiración se aceleraba cada vez más y mis frágiles piernas de gallina se tambaleaban amenazando con torcerse. No estaba teniendo cuidado en que tan alto saltaba o por donde corría.

A mi alrededor las personas me creían loca y ¿como culparlos? No todos los días ves a una chica de 19 correr por la ciudad con el numero 38 estampado en el pecho y su nombre bien grande en la espalda, no me sorprendería si en el periódico de mañana apareciera un titular que dijera:

" Amelie Wesley, corredora de maraton imaginario"

¿Como pude quedarme dormida?

No pusiste despertador

Eso es cierto

Faltando dos minutos para la hora límite, subo las escaleras ínfinitas del auditorio. Abro las enormes puertas y el ruido del metal contra el viento hace que todos en la habitación volteen a mirarme con extrañeza y por supuesto dejando escapar una que otra risa por mi aspecto de loca.

Cabello desordenado, lentes torcidos, ropa arrugada, calcetines de colores distintos, por cierto muy llamativos y como olvidar la fina gota de sudor recorriendo mi rostro.

Normalmente no me veo tan mal o por lo menos no la mayoría del tiempo.

- Ame?

Me imaginaba una expresión un poco más agresiva y una charla de media hora acerca de la puntualidad, pero se veía bastante tranquilo.

- Puedo explicarlo Jonathan - digo apresurada secando el sudor en mi frente- Te juro que puse el despertador, pero se descompuso y...

- De qué estas hablando?

¿Como que de que estoy hablando?

Un segundo, no me digas que.... Ay no

- Dijiste que mi ronda empezaba a las 3:30 y son las 3:35. Llegué tarde ¿verdad?

- No, dije que las rondas empezaban a las 3:30 pero la tuya empieza a las
4: 00

Mierda. Maldición. Confundi los horarios. Estúpido cerebro que nunca recuerda nada y cuando lo hace lo recuerda mal.

Me dejo caer sobre una silla de madera y por primera vez en el día, recuperó el aliento.

- Podría apostar a que no has almorzado

Por razones como estas, el es mi mejor amigo.

- No, no lo he hecho, ni tampoco desayune, desperté hace una hora

- Jajaja, ven te invito a comer

Jonathan y yo, crecimos en la misma calle y nuestras madres eran mejores amigas en la secundaria por lo que es obvio que nos lleváramos tan bien.

Es un chico unos centímetros más alto que yo, cabello negro y ojos del mismo color, extremadamente ordenado y un fiel amante de los videojuegos.

Habiamos crecido juntos y éramos prácticamente inseparables, como...

La mantequilla de maní y la galea

Sherlock y watson

Batman y robin

Oreos y leche

Mango y chispitas de colores ¿Eso es buena combinación?

Caminamos en dirección a la plazoleta de comidas y nos sentamos en una mesa redonda. Yo descanse mi cabeza sobre la mesa y sin tener que alzar la mirada pude sentir la risa burlona de Jonathan tatuada en el rostro.

El Cielo De Van GoghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora