Fortuna Negra [TERMINADA]

Capítulo 19

5 de noviembre

Sirius Black se inclinó contra su prometido, riendo. Era sábado y para el deleite de Gryffindor habían reiniciado sus pequeñas reuniones en la encantadora Sala de los Menesteres. Para esta ocasión lo habían convertido en una pequeña y acogedora sala común en colores neutros. Aquellos que dijeron que Gryffindors y Slytherins no pueden llevarse bien morirían de shock si pudieran ver a los ocupantes de la habitación, porque esas dos casas eran las únicas representadas y no se había lanzado un solo hechizo más que uno para encender un fuego en el hogar vacío.

Lucius Malfoy había venido y se había unido a ellos, tan complacido como Sirius de estar una vez más rodeado de amigos y poder relajarse por completo. Aparte de su prometido, estaban los traviesos y elegantes gemelos Rudolphus y Rabastan, Bellatrix, su hermano Regulus y el secamente sarcástico Severus Snape. Gryffindor estuvo representado por los Merodeadores menos Peter, que estaba detenido hoy. A pesar de ser superado en número, Sirius se sentía cómodo en la reunión llena de Slytherin.

Observó con diversión cómo su hermano se sonrojaba un poco, habiendo finalmente notado la atención que estaba recibiendo de uno de sus compañeros. Bellatrix estaba enfrascada en una conversación con Remus, la pareja sentada en el suelo y discutiendo un libro sobre Runas que se abrió entre ellos. Remus parecía un poco nervioso, lo que hizo que Sirius quisiera reír. Bellatrix era una mujer muy intensa, sabía que Remus se sentía atraído por ella pero tenía miedo de cómo reaccionaría ante su licantropía.

Severus se sentó entre los gemelos Lestrange, levantando una ceja de los tres Gryffindor cuando asumieron la posición por primera vez. "Eso es nuevo", comentó Remus.

"Tal vez para el que no lo observa, Lupin," sonrió Severus.

Sirius había decidido no intentar descubrir la complejidad de esa relación, tratando desesperadamente de no sonrojarse de vergüenza y excitación curiosa por cómo funcionaría un trío, por así decirlo. Ciertamente podía imaginar tal cosa, pero ¿hacerlo? Sí, es mejor no pensar demasiado en eso. Estaba contento con solo un Malfoy rubio.

Desde la primera lección práctica de Defensa, su futuro padrastro había mantenido las clases interesantes por decir lo menos. Después de su carrera de obstáculos a través del Bosque Prohibido, habían llevado a cabo dos competencias de estilo debate en el aula y una competencia de duelo, que había sido ganada por el equipo de James, redimiendo su fracaso gracias a Evans en el bosque. El grupo de Remus había ganado la competencia de estilo debate, Harrigan había quedado muy impresionado con algunos de los conocimientos contenidos solo en Remus. Era verdaderamente letal cuando se trataba de lógica y hechos oscuros.

Evans había empeorado, no mejor. Harrigan la reprendió en casi todas las sesiones de Defensa y James la había perdido por completo después de la competencia de duelo, cuando casi lo perdió para todo su equipo debido a unos escudos espectacularmente malos. Ella se negó a usar los escudos más poderosos demostrados y mencionados por su profesor, manteniéndose obstinadamente con lo que ella consideraba "ligero" y aceptable.

Todo su equipo ahora simplemente actuó como si ella ni siquiera existiera. Esto no había mejorado su estado de ánimo ni su comportamiento, pero no les importaba. Ella no sería una persona que alguna vez tendría peso para su equipo, ni confiarían en ella para hacerlo. Ella ya había tenido algunas discusiones verdaderamente desagradables con Bellatrix, casi llamándola con nombres extraordinariamente desagradables. James se había puesto furioso y de hecho la había denunciado a Harrigan, quien la había echado a patadas durante el resto de la sesión de ese día.

Fuera de Defensa, su último año transcurría sin problemas, si no un poco estresante. Su trabajo de curso era complejo y apretado por el tiempo, estresando incluso a los más tranquilos de su año. Algunos de los Ravenclaw ya habían tenido ataques de histeria, necesitando ser tratados por Madame Pomfrey. Incluso los Hufflepuff se veían un poco pálidos, y normalmente eran los más tranquilos y relajados sobre los exámenes. No es que fueran idiotas en el sentido de la palabra, algunos de los mejores estudiantes de su año eran Hufflepuffs, pero normalmente no ceden bajo presión tan fácilmente.

Días como este se hacían necesarios al menos una vez a la semana. Todos habían notado una diferencia en sus estados de ánimo a lo largo de la semana cuando pudieron relajarse e ignorar todo, incluso por un solo día. Además, Sirius pudo ver a su prometido, lo cual era una ventaja en sus ojos. A pesar de los intentos de hacerlo, Dumbledore no había podido restringir a Lucius de los terrenos de la escuela. Sirius se había sorprendido de haberlo intentado en primer lugar, siempre había pensado que al director le gustaban los estudiantes que componían los Merodeadores.

El comportamiento del director hacia Harrigan no había cambiado. De hecho, su estado de ánimo hacia el Profesor de Defensa parecía casi venenoso recientemente. No le gustó el hecho de que las revolucionarias ideas de enseñanza de Harrigan estuvieran respaldadas por la Junta, ni le gustó la idea de que hubiera un representante de la Junta físicamente presente en la escuela. Harrigan parecía imperturbable por el comportamiento del anciano, actuando como si el anciano estuviera siendo tan cordial con él como con el resto del personal. También se negó a satisfacer los caprichos del director con respecto a Voldemort.

Él había entrenado a los estudiantes de Defensa para que llamaran a este 'Señor Oscuro' por su nombre, ahora todos lo decían sin tartamudear. Señalando que el miedo era una de las armas más grandes que todos los Señores Oscuros históricos tenían en común, había declarado que este psicótico no llegaría muy lejos si no podía generar miedo en la población, el miedo y los partidarios. Señaló que el hombre no tenía objetivos establecidos y parecía estar atacando cualquier cosa y todo por capricho. Él comparó al hombre con un niño pequeño que estaba destruyendo sus juguetes simplemente para llamar la atención.

"Si lo ignoramos a él y su comportamiento, pronto se disolverá como el humo y la niebla que son la base de su ira. Los hombres como él requieren atención para ganar fuerza, no les gusta que los ignoren. Al hacerlo, tomaremos el 'viento de sus velas' incluso antes de que él comience ".

Fue un fuerte contraste con el Director, quien les advirtió que fueran cautelosos con este Señor Oscuro y sus 'Mortífagos'. Habló en tonos misteriosos de este El-que-no-debe-ser-nombrado y lo comparó con Grindelwald, con quien había luchado personalmente. Predijo en tonos ominosos una guerra mala que probablemente duraría generaciones. Era como si estuviera tratando de hacer que tuvieran miedo del hombre o algo así.

Harrigan le había dicho en privado que ignorara las palabras del Director y que Dumbledore pronto recibiría una advertencia de la Junta, diciéndole que dejara de alarmar el miedo y se concentrara en los estudiantes, no en un aspirante a Señor Oscuro. Anticipó que el director no sería un hombre agradable con el que tratar hasta que el insulto de ser regañado hubiera desaparecido, por lo que advirtió a Sirius y a través de él a sus amigos y asociados que se comportaran por un tiempo para no llamar la atención del anciano y ira fuera de lugar.

Cuando Sirius señaló con preocupación que hacerlo dejaría a Harrigan con el temperamento del anciano, Harrigan simplemente le sonrió y dijo: "Puedo manejarlo, no te preocupes. Si se pone demasiado molesto, estoy seguro de que a tu padre le encantaría". para venir a la escuela y ponerlo en su lugar ".

Sirius se había reído mucho de la imagen mental y se fue sonriendo de acuerdo. Eso alegraría el día de su padre, venir a la escuela y regañar públicamente al director como si aún fuera un escolar. Merlín solo sabía que era bueno en eso, Sirius recordaba haber sido regañado por su padre en algunas ocasiones, el hombre sabía cómo hacer que alguien se sintiera culpable.

Sirius sonrió, contento de que Harrigan Peverell hubiera entrado en su vida. ¿Quién sabía cómo podrían haber resultado las cosas de otra manera?