CAPÍTULO 4

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- ¿Cómo Milo se pudo fijar en una persona así? Jamás se lo pregunté, me causa mucha intriga - en realidad no es algo que me competa, pero sigue siendo importante para comprender los sentimientos de ambos necios - he llegado a la conclusión de que su relación no es normal - suspiré rendido al no encontrar respuesta a mis preguntas. Me encontraba en la casa de Sagitario, esta casa que por muchos años me trajo nostalgia junto a un poco de culpa, las ordenes en aquel tiempo estaban dadas y mi deber como caballero era acatarlas, felizmente todo se solucionó, pero tampoco fue fácil, fueron tantos años recriminándome mis acciones o viendo las posibles salidas que pude haber tomado para evitar acabar con la vida de Aioros, el santo de Sagitario.

- Debería dejar de pensar en eso. Por lo visto, Aioros no se encuentra aquí, debe estar de seguro en Leo junto a su hermano, son varios momentos perdidos por culpa de mi error, eso jamás se podrá cambiar - de nueva cuenta me encontraba pensando en eso, en toda mi vida había regresado sobre mis acciones para descubrir si hice lo adecuado o no, pero siento que esto va más allá de cualquier cosa, es imposible llegar a olvidar algo cuando cada día que pasa tienes que presenciarlo.

- Bueno ya estoy llegando al templo de Escorpio, esperemos que todo salga bien - me di un último aliento antes de entrar, pero me lleve una sorpresa porque al parecer Milo no se había levantado - que raro, ¿No se habrá levantado? Lo dudo, ya que tenemos entrenamiento en poco más de tres horas, entonces que.... - fui interrumpido por el ruido de unos ¿Platos? Estrellándose contra el suelo - creo que algo se rompió.

- Milo ¿Puedo entrar? - elevé un poco mi voz para que pudiera ser escuchada desde la cocina que es el lugar donde al parecer se encuentra.

- ¿Eh? Ohh, por supuesto ¿Deseas algo? - Asomó su cabeza para ver hacia mi dirección.

- Solo quería hablar un momento de algo - le comenté con voz seria, lo cual me caracteriza desde hace mucho tiempo.

- ¿Tiene que ser ahora? No lo digo porque no te quiera recibir, solo que, has llegado en un momento poco oportuno - ladeo la cabeza estando apenado, lo mejor sería retirarme, pero no lo puedo hacer sin haber conversado con él, aunque sea unos minutos.

- ¿Te importaría que entre en tu cocina? Para que no tengas que pausar lo que sea que estés haciendo - le hice saber mi forma de pensar de manera educada, aunque un poco cortante.

- Ehhh - lo vi dudar por un momento - claro por supuesto, pasa, solo déjame traerte una silla - dijo para volver hacia el interior de la cocina e inmediatamente lo seguí para no demorar el proceso ya que sabía que él era lento en muchas cosas - bien, puedes sentarte, disculpa el desorden, pero estoy preparando algo y ya ves como terminó todo - soltó dichas palabras junto a una risa nerviosa. Al parecer estaba sumido en sus labores - pero, dime ¿Qué es lo que deseas hablar? - finalizó para mirarme atentamente.

NARRA MILO

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NARRA MILO

Me encontraba preparando el postre para pedirle perdón a Shaka de forma adecuada, estaba tan concentrado en colocar el postre de manzana en el horno que no me percaté que justo arriba de mi cabeza, puestos en la mesa, se encontraban los platos que utilicé para cortar y alistar los ingredientes. Tarde me di cuenta de ello, ahora los utensilios yacían en el suelo, algunos rotos mientras otros completamente sucios.

"Flor Pasajera" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora