NARRA CAMUS
Después de descansar un poco sentí mi mente más ordenada, a pesar de que los sentimientos y la incomodidad que acarrearon las situaciones transcurridas durante el día aún permanezcan ancladas en mi memoria, sin obtener la posibilidad de descartarlas del todo, junto al malestar que generan en mi estómago los nervios que he acumulado. Aquellos que son provocados por la incierta futura conversación que planeo tener con Milo, no soy ignorante acerca de todo el daño que le causé a quien jamás me juzgó por mis acciones, pero quizás me di cuenta de eso demasiado tarde. Tan solo pensar en su rechazo hace que mi corazón se oprima del dolor, lo que no ayuda a dirigir mis pensamientos hacia un lado más positivo del panorama, aquel que permanece sombrío ante mis ojos, mostrándose como nubes grises cubriendo un cielo azul, un lugar que antes era hermoso y despejado. Dicho sitio seguro además de relajante para mí, era Milo; que con su sonrisa radiante acompañada de una voz meliflua iluminaba mis noches pasadas normalmente en silencio.
Mi posición es lamentable...lo reconozco, también el hecho de que es mi culpa el haber llegado hasta este punto, si tan siquiera hubiera sido más consciente de mi actuar y el impacto de mis comentarios en su persona, todo no resultaría demasiado desastroso. Ahora sé con certeza que albergaba miedo en mi corazón...miedo de querer profundamente a alguien y terminar desamparado ante su lejanía, es irónico que el esfuerzo por evitar aquel sentimiento de anhelo y pertenencia fue en vano, ya que dejé que un solo individuo se adueñara de mi cariño absoluto.
- Creo que he tomado el tiempo suficiente para prepararme - suspiré ruidosamente, llevando las manos a la cabeza para así sacudirla con ligereza y eliminar algunos rastros de ansiedad presentes en mi rostro - no quiero alargar más esta angustia - intenté convencerme de eso mientras dudaba en salir del templo que custodiaba. Pero mi cuerpo simplemente no respondía a mis deseos o tal vez hacia evidente mis temores, quería bajar los escalones que me separaban de mi destino y llegar hasta Escorpio para quitarme de encima esta desesperación que carcome a cada segundo mi alma, mas no daba ningún paso hacia el lugar que tenía en mente - Vamos...no puedes quedarte así toda la noche, si acabas con esto cuanto antes... será lo mejor - apreté mis manos en puños, sintiendo el dolor de las uñas clavándose en mi piel, despertándome de mi estupor para percatarme del entumecimiento en el que se habían sumido mis piernas tras la larga espera, la cual había pasado perdido en mis emociones.
Seguí avanzando sin darme cuenta de mi entorno, simplemente sentía mis pies tocar cada escalón con rigidez. Hasta que me detuve en la octava casa después de un tiempo solo por instinto, como si mi cuerpo supiera el final de mi trayectoria. Me quedé sin aliento debido a los nervios que azotaban sin descanso mis pensamientos y corazón desde que salí de la seguridad de mi templo. Retroceder ahora no es una opción favorable para mí, no puedo darme el lujo de esperar una solución para mis pesares, lo cual sé con exactitud que no sucederá, al menos no con esto porque nada es sencillo al final.
Al adentrarme con pasos temblorosos en el templo de Escorpio, pude vislumbrar una figura sentada en la entrada del lugar y la cual tenía la cara levantada, alzando su vista hacia las numerosas e interminables estrellas pintadas en el cielo nocturno. Sin duda era Milo quien observaba las distintas constelaciones en el manto de la noche con una mirada de anhelo, haciéndome recordar momentos en los que hacíamos lo mismo sentados uno al lado del otro. Verlo así ocasionó que mi corazón se llene de incertidumbre nuevamente y también me embargó una sensación de felicidad o paz, ya que hace mucho no lo miraba tan tranquilo, no quisiera interrumpir su momento de concentración, pero es necesario. Ya que no sé si tendré otra oportunidad para hacerlo, junto al valor que estoy requiriendo en estos momentos al estar parado en un sitio que me sofoca a cada segundo, o quizás solo sean mis remordimientos los que generan la imagen de un espacio cerrado a mi alrededor.
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"Flor Pasajera"
FanfictionLas cosas en la vida son pasajeras, los momentos no duran para siempre, todo cambia con el transcurso de los minutos, más los destinos ya están sellados y eso lo descubrirán nuestros caballeros de Athena.