CAPÍTULO 22

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- No necesito tu suerte, como tampoco la atención de Milo – espeté con todo el desinterés posible en las últimas palabras, no quería sentirme más vulnerable de lo que ya lo estaba haciendo, todo es tan complicado, tengo un torbellino de pensamientos y emociones, que hacen que se forme un nudo en la boca de mi estómago, es algo desagradable.

De aquella manera me alejé rápidamente del hermoso jardín, aquel en el que busque consuelo y solo encontré desilusión además de tristeza, una que jamás me imaginé, la cual duele demasiado.

Llegué en el momento justo en el que Afrodita era lanzado hacia las gradas por al parecer un golpe de Aldebarán en su abdomen, siendo que estoy a tiempo. Me encuentro completamente listo para lo que sucederá, ya no hay vuelta atrás.

- Pensé que llegarías tarde – me dijo Shura apenas me senté a su lado, es bueno saber que al menos todavía alguien se preocupa por mí - ¿Camus? ¿Te pasa algo? Estas más pálido de lo usual ¿Acaso tienes alguna dolencia en el cuerpo? – se giró mucho más hacia mi lugar, inspeccionando con la mirada cualquier anomalía física que tuviera, es evidente que no va a encontrar nada, o al menos solo la suciedad de mis prendas al entrar en contacto con el suelo del jardín, no puede ser que no me halla percatado de eso antes de presentarme aquí, no....me era imposible hacerlo.....no con todo lo que tengo aún que procesar – Camus por favor responde – insistió, más no tengo la seguridad de que mi voz no suene rara, después de todo grité y lloré en múltiples ocasiones.

- Estoy bien, no tienes por qué ponerte de esa forma, si tuviera algo malo te lo diría, o simplemente no estaría presente aquí – suspiré mientras lo miraba brevemente para luego dirigir mi vista hacia Milo, esta vez no estaba con Shaka sino con Aioria, de cierta manera aquello me aliviaba, más eso no duró demasiado, ya que recordé su cercanía con el caballero representante de la constelación de Virgo, el hecho de como tomaba sus manos hace que aprete fuertemente mis puños, al punto de lastimar mis palmas con mis uñas, permitiendo que sangren de forma ligera por la presión ejercida, es algo inevitable.

- Camus ya basta, dime de una buena vez que te pasa...y deja de herirte de aquella manera, por favor, ¿Qué no ves que el único perjudicado eres tú? Si es por el tema de Milo, déjame decirte que tienes tiempo para solucionar las cosas, no te apresures, ni hagas estas tonterías ¿Si? - ¿Tiempo? Ya no queda nada de ello, todo se perdió, siento que nada importa ahora, al final...de que me sirvió mantener siempre una actitud tranquila y distante, si de igual forma terminé lastimado a más no poder, como quisiera sacarme el corazón para que dejé de doler, o tan solo eliminar cualquier sentimiento o recuerdo que se relacione con Escorpio, no aguanto esta situación, tengo la sensación de parecer un cascarón vacío, sin ganas ni fuerzas para nada, si alguien pudiera quitar el dolor de mi alma, se lo agradecería eternamente sin dudarlo. Puedo congelar la mayoría de objetos, más no creo que pueda hacer lo mismo con mi corazón.

- No menciones nada con la intención de hacerme sentir bien, solo dime la verdad a partir de ahora...no pierdo mucho al saber las cosas que suceden tal cual son ¿De acuerdo? – lo miré con los ojos cargados de furia, más esta no estaba dirigida hacia él, sino al problema en el que me encuentro, en el cual no parece haber ninguna salida a la vista. Detesto sentirme de esta forma, tan roto y lleno de una soledad que ni en todos mis días de aislamiento me había percatado, quizás fue porque Milo jamás me dejó completamente solo, él de cierta manera era quien hacia mis mañanas, tardes o noches distintas además de divertidas...como lo extraño, pero nunca lo admitiré enfrente de él, a pesar de que el guardar mis sentimientos o ignorarlos me hayan causado estar ahora mismo como estoy.

- Estas demasiado raro en estos momentos ¿De verdad no te pasa nada? O tal vez ¿Alguien te dijo algo que te molestó? Porque esa puede ser la única razón para que estés de esta forma. Mírate Camus, te encuentras casi temblando y dudo mucho que sea por el frío que emanas – la seriedad en su voz solo aumenta mis ganas de ir directamente hacia el centro a comenzar la batalla, sin importar que no se haya efectuado un llamado de su Ilustrísima, aunque quizás solo es mi deseo de huir de esta situación - ¿Así que no vas a contestar? Esto es realmente increíble – suspiró fuertemente mientras se acomodaba en su asiento de nuevo, manteniendo una postura recta a comparación de hace unos instantes.

"Flor Pasajera" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora