CAPÍTULO 8

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- Gracias – volvió a decir por segunda vez en el día, aun no me acostumbro a sus muestras de agradecimiento porque jamás en todo el tiempo de amistad lo había escuchado tan seguido.

No dijimos nada más en todo el trayecto, aunque lo curioso es que esta vez cuando entramos en el templo de Virgo, Shaka no se encontraba como siempre meditando, por más que su presencia se sintiera en todo el lugar, supongo que tendrá cosas que hacer. Ahora estábamos en el coliseo, esperando a los demás, faltaban aun varios de los caballeros dorados, comenzando por Death Mask, Aioria, aunque lo más probable es que se encuentre con su hermano Aioros fuera del santuario, pero deben estar próximos al lugar ya que no desobedecen jamás una orden, también se encuentra ausente Shaka, de seguro después aparecerá, total no es alguien con quien se deba tener cuidado o sospecha de que falte, le sigue el maestro Dohko, Milo y por ultimo Afrodita.

Los que están puntuales son Mu, Aldebarán, Saga junto a su hermano gemelo Kanon y ahora nosotros, es increíble saber que pueden llegar a ser tan desorganizados con sus tiempos, nos hemos pasado alrededor de cinco minutos del inicio, lo más seguro es que llegue el patriarca en cualquier momento, espero que no se enoje por la indisciplina.

Noto a Camus mucho más calmado que minutos atrás, aunque sé que solo es una cara falsa de la verdadera realidad y de sus sentimientos, quiere engañar a los demás con su indiferencia, le funciona hasta el momento, pero no sé cuándo se rompa la máscara que se ha propuesto llevar, está bien no mostrar debilidad, lástima que después de todo somos seres humanos y no podemos controlar eso a precisión.

- ¿Te encuentras mejor? – le pregunté queriendo deshacerme de la inquietud, si llega a desbordarse debo estar preparado.

- ¿Qué acaso no me ves? Estoy bien no te preocupes por mí – y de nuevo tenemos esa actitud que lo califica como frío aparte de un tanto cruel.

- Bueno, lo decía por lo de hace rato – lo empujé un poco con la intención de que dejara de mirar las escaleras que conducían dentro de las doce casas, esperando seguro que por la entrada de Aries aparezca Milo, es gratificante saber que está enamorado, pero siento que este no es el momento para centrarse en eso o al menos lo hubiera descubierto antes. A decir verdad, me siento con la responsabilidad del problema, debí advertirle a Camus sobre su enamoramiento justo como dijo él, quizás todo hubiera sido diferente y ahora se sentiría tranquilo porque contento no estoy seguro. Suspiré incapaz de resolver las dudas y preocupaciones compartidas que me han ido carcomiendo el alma además de pensamiento desde el problema suscitado, no entiendo como pueden ser tan necios los dos.

- ¿Acaso ahora te pasa algo a ti? Te veo pensativo – por fin dejó de mirar hacia el inicio de los templos, pero a qué precio - ¿Me vas a contestar o te quedarás callado? – qué forma de preocuparse.

- Ya veo que te regreso el genio – espeté con simpleza, no es algo que le moleste escuchar – y no, no me pasa nada, solo pensaba sobre ......los arreglos que tengo que hacer en mi templo – volví la mirada hacia nuestros demás compañeros que ya se encontraban calentando.

- Si eso crees tú, está bien – se levantó de las gradas en donde nos encontrábamos sentados para dirigirse a pasos lentos hacia el centro del coliseo – vamos – comentó para seguir su camino.

- Solo espero que todo se solucione porque si no el santuario se teñirá de un ambiente tenso – suspiré al mismo tiempo que seguía a Camus de forma lenta.

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