"Flor Pasajera"

CAPÍTULO 20

- No seas tan amargado - ¿Qué? Solo soy responsable de mis actos, insensato – por cierto, si deseas llorar en otra ocasión puedes contar conmigo – escondí la cabeza de nueva cuenta entre mi cabello que caía hacia adelante al estar inclinado, mirando únicamente mis manos y jugando con mis dedos, sin saber que responder.

- Entonces me abstendré de hacerlo – supe por fin que contestar a su ofrecimiento, sé que no cuenta con malas intenciones, por lo menos como el de burlarse luego, aunque todo aquello no es suficiente para confiar en él por el momento.

- Y ¿Por qué?, si yo soy el adecuado para escucharte, ya que cuento con una inteligencia superior aparte de palabras de aliento – reí suavemente por sus ocurrencias - ¡Oye! No te rías, es cierto todo lo que dije – seguía insistiendo con el mismo tema, quizás al final esto no es tan mala idea como creí en un principio, respecto al hecho de hacerme compañía.

- Supongamos que te creo, pero solo si te quedas callado, debido a que quiero meditar unos minutos en paz – expresé mi punto de vista mientras cerraba los ojos para lograrlo. El silencio se mantuvo por alrededor de dos minutos, más este fue terriblemente interrumpido por los empujones que Milo estaba realizando en mi brazo con sus dedos, comparándose a pequeños piquetes.

- ¿Enserio no te quedaste dormido? – sentí una brisa fría que pegaba en mi rostro - ¿Ya te aburriste de mí? ¿Eh? – si su meta es distraerme lo está logrando y a la vez agotando mi paciencia a pasos agigantados, solo pido un poco de tranquilidad ¿Tan complicado es eso Athena? – Este...Shaka ¿Te puedo hacer trenzas? – como una reacción rápida incliné mi cabeza hacia el lado opuesto de donde se encontraba Escorpio, no permito que nadie toque mi cabello, más esto no es por molestar a alguien, ya que lo siento demasiado invasor a mi espacio.

- Por supuesto que no ¿En qué estás pensando? – repliqué con la mejor tranquilidad posible o eso intenté – jamás he permitido tal falta de respeto, y tú, no serás la excepción – dictaminé para llevar mi cabello fuera de su alcance, lo cual significa colocarlo en mi lado derecho.

- Solo quería ver si me escuchabas y tal parece que sí, aunque no me agrada el hecho de ser ignorado, más tratándose de ti, te lo permito, espero que sepas aprovechar la oportunidad que te estoy brindando – no sé si es gracioso o ya está pasándose en cuanto a confianzas.

- Que afortunado soy en todo caso – elevé un poco la voz exasperado por su actitud – por favor Milo guarda silencio – murmuré cansado.

- Es que no quiero quedarme así, ¿No quieres hablar de algo? ¡Ya sé! De las batallas – exclamó emocionado – supongo que te debe dar igual la pelea con Acuario, ¿Verdad? – como me gustaría que fuera así, más no puedo permitirme tomar las cosas a la ligera.

- Es raro que te dirijas a Camus por su constelación, siempre que hablabas de él en ocasiones cuando pasabas por mi templo, lo llamabas con apodos o demás ¿Acaso pasó algo? – quería indagar un poco, ya que la verdad es demasiado inusual que Milo llamara a Camus de otra forma, y menos por la constelación que lo representa.

- No es algo realmente importante, así que no te preocupes por ello – lo hace ver tan fácil, pero el tono en su voz lo delata, le duele hablar de él, supongo que pasó algo que no esperaba, más no debo entrometerme en asuntos fuera de mi alcance.

- Entiendo y disculpa mi indiscreción – a estas alturas la concentración se siente tan lejana, es imposible no edificar en mi mente un desenlace nada factible para mi persona, los nervios que alguna vez sentí perdidos, están regresando con demasiada intensidad.

- No tienes por qué disculparte, tu eres el menos indicado en ello – Apretó ligeramente mi mano izquierda, acto que de nuevo me tomó por sorpresa, creo que jamás me acostumbraré a sus afectos, pero lo curioso es que caí en cuenta que estaba cerrando los ojos con demasiada fuerza, quizás él lo notó y quiso distraerme de esa tarea que inconscientemente me había empeñado a realizar.