Samantha
Estoy condenando a Christopher. A estar a mi lado, a tener que soportar todo lo que soy y toda la mierda con la que cargo. Me abraza como si no fuera yo quien mató a su hijo. Tal vez no lo quería, tal vez no quería ser padre o aún no, pero sería mentira decir que no le dolió por que se nota en su mirada.
–No tienes idea de cuanto te amo mujer– susurra sobre mi cabeza.
Tal vez cree que estoy dormida pero sé que confesar eso no es fácil para él. No es fácil teniendo en cuenta todo lo que he hecho y aún así dice amarme sin haber amado a nadie antes. No merezco que haga por mi lo que está haciendo.
Me rodea con su brazo y recuesta la barbilla sobre mi cabeza. Su pecho sube y baja con una respiración lenta. Está tranquilo pero no tengo que ser adivina para saber por el infierno que debe estar pasando en este momento.
Me acomodo más sobre su pecho e intento dejar de pensar por un momento para poder conciliar el sueño pero no lo logro. Cada vez que cierro los ojos imágenes vienen a mi cabeza haciendo que salte sin motivo alguno.
El riesgo ya pasó, está claro que estoy fuera del alcance de todo peligro pero mi peor enemigo es mi propio cerebro. Las imágenes de Walker sobre mi, de esos hombres golpeándome, penetrandome mientras yo intentaba con una fuerza inexistente salir de ahí.
Intento tranquilizarme para que Christopher no se de cuenta de lo que está pasando. Debe ser duro para él solamente tener que verme todos los días, incluso tener que amarme luego de lo que hice.
Alzo un poco la cabeza para revisar si Christopher ya se durmió. Al moverme un poco me acerca más a él abrazándome como lo necesito y como solo él sabe hacerlo. Está descansando pero no está dormido.
Estiro un poco el brazo para tomar el vaso con agua que tengo a un lado. Bebo un poco de agua y Christopher se mueve.
–¿Necesitas algo?– pregunta con los ojos aún cerrados.
–No tranquilo, solo necesitaba un poco de agua.
–¿Tienes suficiente o te traigo más?
–No, así está bien.
–Bien
Termino de beber lo que quedaba de agua y una pregunta viene a mi cabeza. Dudo en decircela a Christopher porque la verdad es que no se que le puede afectar y que no. Se mantiene con un semblante despreocupado pero cuando me ve moverme se preocupa.
–¿En qué piensas?– inquiere poniendo la mano sobre mi espalda.
–¿Te puedo preguntar algo?– pregunto sentándome en la cama
–Adelante
–¿Como estás?
–Esa no es la pregunta Sam, dime lo que me quieras decir.
–¿Por qué estás aquí luego de lo que te hice?– le digo y lo vuelvo a ver.
–Te devuelvo la pregunta– dice serio– ¿Por qué me dejas estar contigo luego de haberte condenado a ese infierno?
–No fue tu culpa– recalco
–Tampoco fue tu culpa lo que te pasó– dice distante.
–¿Querías ser padre?
–No
–Pero te duele
–Sí
–¿Por qué?
–Porque no quería hijos hasta que supe que la madre de mis hijos serías tú– dice dejándome sin respuesta.
No respondo a lo que Christopher me dice y entonces él se sienta a mi lado. Pone su mano sobre mi hombro y me mira.
ESTÁS LEYENDO
Pasión por hoy
Teen FictionSamantha Williams una chica de 21 años cree que su vida es perfecta y que nada podría arruinarla, pero no tiene ni idea de lo que está por llegar. Christopher Adams entra a su vida sin previo aviso, de la forma más inesperada y de un momento al otro...