Samantha
Me despierto a mitad de la noche sudando y con la cara llena de lágrimas. La misma pesadilla que me estuvo atormentando hace un mes ha vuelto y no creo poder soportar las secuelas que dejó ese maldito secuestro. Las imágenes de la sangre que brotaba por mis piernas luego de ser abusada en todo sentido por aquellos hombres. Los gritos de las mujeres y niñas ensordecen mis oídos y atormentan mi cabeza cada vez que cierro los ojos.
Christopher ha sido paciente, me ha dado mi espacio cada vez que se dio cuenta de que lo necesitaba, aún si no se lo pedía. Sé que tengo suerte de tenerlo a mi lado a pesar de todo lo que me paso. A pesar de no haber podido cuidarme a mí misma ni a nuestro hijo, lo cual por cierto es otra de las cosas que me han seguido atormentando día con día, aún peor que las pesadillas.
Miro a mi lado y veo a Christopher durmiendo tan tranquilo. Sé que todo esto ha sido sumamente difícil para él. Ha estado trabajando muy duro para entrenar a los soldados de primer nivel. También se ha puesto al frente de todas las operaciones de alto riesgo durante las últimas tres semanas y si a eso le sumamos tener que luchar con su novia traumada, es demasiado para una persona por más fuerte que sea.
Me preocupo por Christopher, a veces incluso más que por mí, pero no me importa. Ese hombre es la persona que más amo en el mundo y todo lo que ha hecho por mí aumenta ese amor por cien. Sé muy bien que todo esto suena como una estupidez de una adolecente enamorada, pero es la maldita verdad.
–¿Amor?– susurra Christopher somnoliento
–Aquí estoy cariño.– respondo del mismo modo.
–¿Estás bien?– inquiere levantándose sobre la cama.
–Sí, tranquilo. Solo tuve una pesadilla.– en cuanto esas palabras salen de mi boca, el hombre a mi lado se levanta alarmado.
–¿Han vuelto? ¿Quieres que llame a Cam?– pregunta con voz dulce.
–No, tranquilo. Creo que solo iré por un poco de té.– digo levantándome pero él me gana.
–Yo iré. ¿Necesitas algo más?
–No, solo el té está bien.
–Ya vuelvo.– dice terminando de ponerse el jogger gris para cubrirse.
Christopher sale de la habitación dejándome sola. Me recuesto de nuevo en la cama mirando al techo pensando en todo. Cam ha sido un apoyo muy importante este mes sin embargo, no ha logrado que esté totalmente estabilizada, incluso mandandome medicamentos. Ella se preocupa por que no estoy bien, pero tal vez nunca lo esté.
Me separé de Christopher un poco durante un tiempo. Dormimos separados y no éramos tan unidos como somos ahora. Eso fue debido a que no me sentía bien teniendo crisis y que él tuviera que cargar con todo el peso, es demasiado para él.
Siempre me decía que estaba bien, que él podía con eso y más y es cierto, pero mi culpabilidad crecía cada vez más. No podía verlo con los ojos rojos del cansancio y bajo de peso por dejar de comer por tanto estrés. Siempre se veía perfecto, pero lo conozco y no estaba bien. Incluso Erick me buscó para hablar, ya que no lo veía bien aunque no lo admitiera.
Erick, él ha sido un ángel para mí. No me ha dejado sola y siempre está cada vez que lo necesito. Me trae los medicamentos y me envía un mensaje cada vez que me toca una pastilla para que no lo olvide. Trae a Cam cada vez que la necesito y esta ultima semana me ha ayudado a integrarme poco a poco en la central a pesar de los reclamos de Christopher. Lo he notado un poco preocupado estos últimos días, pero me ha dicho que esté tranquila, que no pasa nada.
Estoy a punto de levantarme un momento al baño en cuanto suena mi celular con una llamada. Reviso la pantalla y como siempre llama en el momento correcto. Aunque se bien que esta llamada es gracias a Christopher.
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Pasión por hoy
Teen FictionSamantha Williams una chica de 21 años cree que su vida es perfecta y que nada podría arruinarla, pero no tiene ni idea de lo que está por llegar. Christopher Adams entra a su vida sin previo aviso, de la forma más inesperada y de un momento al otro...