Me desperté sobresaltada cuando escuché mi teléfono sonar. Tratando de que mis ojos enfocaran lo que tenía delante de mí, pude ver que mis padres me estaban llamando para una video llamada.
-¡Feliz cumpleaños!- gritaron los dos con una gran sonrisa en sus rostros.
Yo aún seguía algo dormida pero me incorporé y apoyé mi espalda sobre el respaldo de mi cama.
-Gracias- dije con mi voz ronca.
-Perdona si te hemos despertado, no queríamos molestarte durante el día.- anunció mi madre.
Les dediqué una leve sonrisa y nos dedicamos a charlar de lo que haría ese día, que la verdad no sería mucho más que estudiar y trabajar.
Podía entender la emoción de mis padres y a la vez su intriga. Estábamos acostumbrados a festejar cada cumpleaños de una forma increíble. Aún puedo recordar mi cumpleaños número 16; mi madre se había encargado de encontrar a la mejor modista del país para poder hacerme el vestido que quería; por otro lado mi padre se encargó del salón y el dj. Ese día me lo habían dedicado por completo a mí. Con mis amigas habíamos ido al spa a hacernos tratamientos para la cara, nos arreglaron las uñas; luego habíamos pasado por la peluquería a peinarnos y maquillarnos; habíamos ido de compras y finalmente paramos a merendar en Starbucks como buenas adolescentes que éramos. Mientras mis padres terminaban de acomodar todo para la noche, mis amigas y yo nos cambiábamos en mi casa y para las siete una limusina larguísima de color negro había hecho sonar su bocina para indicarnos que era hora de irnos. Fue la mejor noche de mi vida y sé cuánto habían sacrificado mis padres para hacer que su pequeña niña tuviera la mejor fiesta de dulces 16 de su vida. No éramos gente con mucha plata, mis padres trabajan día y noche para poder mantenernos con dignidad. Recuerdo que esa noche fue mi primer beso con Fernando. Saliendo de mis pensamientos me despedí de ellos porque debía asistir a clase. Ellos supieron entenderme y me saludaron con un gran beso virtual.
***
El resto de mi día transcurrió con normalidad. Asistí a mis clases, me reuní con mis amigos en la cafetería, quiénes de alguna forma se habían enterado que era mi cumpleaños e hicieron un gran escándalo con una pequeña torta; Derek me había mensajeado para desearme un buen día y cumpleaños y arreglamos en que luego de que finalizara mi turno en el trabajo, él pasaría por mí y cenaríamos en un restaurante de lujo. Al principio me negué pero él insistió en que pagaría todo, que ese sería su regalo para mí. Cuando llegué al trabajo, mis compañeros me recibieron con una gran << ¡Sorpresa!>> Habían decorado un poco el lugar y me cantaron el feliz cumpleaños con una porción de cheesecake de frambuesa. No podía quejarme, si bien estuve atareada había sido el mejor cumpleaños lejos de mi casa y mi familia. Cuando finalicé, me puse un vestido rojo de tiras finas y escote en V corto hasta las rodillas y unos zapatos con apenas de taco color negro y me encontré con un Derek en camisa blanca y pantalón negro de vestir en un Audi negro como la noche en la puerta del bar.
-Wow- sus ojos se abrieron sorprendidos al verme salir.- Sam estás preciosa.
Me tendió su mano, depositó un beso en mi mejilla y me indicó que subiera al auto.
-Tú tampoco te ves mal- le dije pegándole una ojeada de vuelta a su ser y regalándole una sonrisa.
Él solo se sonrojó y nos marchamos rumbo al restaurante con el mejor cheesecake de la ciudad.
-Muy bien, luego de salir de aquí te tengo una sorpresa.
-Me muero de intriga por saber que será.
Ambos nos bajamos del auto y Derek le tendió a un chico de allí sus llaves para que le aparcara su auto. Ingresamos y quedé anonadada al ver lo hermoso que era aquel lugar. Paredes blancas altísimas con grandes columnas blancas y muchísimas luces doradas por todo el lugar. Nos sentamos en una mesa que daba a un hermoso jardín lleno de flores y una cascada increíble.
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Adicta a ti - En Físico
Teen FictionSamanta Wills es una joven universitaria que ha llegado a San Francisco con la meta de obtener su título como Diseñadora. Sin embargo, su vida dará un giro inesperado tras conocer a Derek Sanders, el hombre del que todas sus amistades le aconsejan a...