ANA FRANK EN LOS CAMPOS

CAPITULO 28. EL FINAL

Unas semanas Después

Febrero de 1945

Narra Ana lisa

Agotada. Esa es mi única abundancia, y el frío es lo único que me vibrar, la picazón en la piel en todo el cuerpo es lo que más me enloquece.

Esas son las tres cosas que se pueden describir en este lugar a simple vista. Las que se podrían notar a lo totalmente desagradable son muchas, el hambre que es como una pega muy seca en la boca del estómago. Tener hambre a lo normal es sentir una necesidad parecida a ir al baño, algo que deseas con urgencia. Pero ya después de horas... Días sin comer... Esa necesidad se convierte en un intenso dolor que llega al punto de retorcerse.

Hay un atardecer. El cielo normal gris a desaparecido un poco y se a tornado naranja mezclado con rojo y un poco de azul marino en el fondo. Apartando a un lado el amarillo que ilumina todo el territorio.

Camino por los rincones... Los agujeros que parecen estar abandonados por los que ya miles de chicas revisaron con profundidad en busca de alguna cosa comestible. Mi estómago esta tronando he imagino que el de Margot también.

Reviso bajo un balde. No hay nada, Unos troncos pequeños de madera húmeda. Los aparto del suelo haber y solo encuentro Gusanos.

—Voy a vomitar. —tapo mi nariz ante el olor a gusanos. Estoy muy mal del estómago y vomitar es lo que más hago constantemente.

Me agarró a la pared de una barraca que da al callejón . Empiezo a vomitar... Solo es agua, es lo único que se consume aquí, agua sucia, vomito todo lo que no tengo en mi estómago. Al acabar me retuerce el dolor de estómago de lo vacío que esta

—Hambre —deambuló poniéndome de píe. —Tengo que comer algo.

Llego hasta la barrera dónde muy pocas veces como esta veo a mi salvación. Hannali

—Ana —sus ojos están muy hinchados. Parece que a estado llorando. —Ana ¿Estás bien?

—Tengo mucha hambre Hannali —Me sostengo a la muralla de alambre y paja que nos separa —. Ya no recuerdo la última vez que comí algo Hannali.

Su mirada me trasmite lástima a mi misma. Obviamente ella está en mucho mejor estado que yo. Al menos tiene puesta ropa limpia por estar en el campo de la estrella ¿Por qué yo no puedo estar de ese lado?

—Tranquila —empieza sonriente —tengo algo para ti.

—¿Pan?

—Sí. Debí pasártelo hace unas semanas, pero los días que vine hasta aquí tú no lo hacías y algunos estuve ocupada con mi padre que lo tienen en un hospital.

—Lo siento mucho —mi amiga parece que llora por su padre. —Pasarme el pan Hannali, estoy a punto de desmayarme.

—Okey lo lanzaré. En la bolsa van un par de calcetines y un frasco de agua potable —yo asiento.

Lanza la bolsa por encima de la barrera. Del otro lado la atajo como puedo y enseguida la escondo, no dejaré que me roben mi comida.

—Ya la tengo —abro la bolsa y agarro y pedazo del pan y me lo trago —esta delicioso. Gracias Hannali.

—Para eso estamos las amigas —responde.

—No creerás que solo tengo para comer lo que tú me das Hanna  —le aclaró.