CAPITULO 4

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EL TRASLADO.

Prisión central de Ansterdam\Día 3 .

 

Al día siguiente nos devolvieron nuestras cosas, bolsos y maletas que nos habían quitado a nuestra llegada a la prisión dónde nos interrogaron, nos sacan a las seis mujeres de nuestra celda y nos llevan por otro pasillo lleno de oficinas, por lo menos en esta parte de la prisión no hay mal olor... Si no un intenso aroma a porcelana. 

Veo el rostro de mi hermana Margot, Ella también me observa muy detalladamente. En otras palabras es la trasmisión visual del miedo, por los nervios y otras sensaciones que reflejan la angustia, ella me regala una  sonrisa como si estuviera feliz aunque yo sé que no lo está. Solo finge estar tranquila para que yo no me preocupe tanto.

Ella tiene la cara mugre y sucia de polvo, algo húmeda por el aire frío de otoño y muy espelucada. Pobre de mi hermanita, está muy fea, Ojalá no se vea en un espejo su hermoso cabello esta pegajoso, seguro que ella piensa lo mismo de mí porque me mira igual de desconcertada: creo estar en las mismas circunstancias.

—¡Entren ahora! —nos grita uno de los nazis, Las seis entramos y adentro hay algunos hombres entre ellos veo a mi querido Pin.

—¡Pin! —corro hacia él y le doy un fuerte abrazo, Estos tres días supe lo que es extrañar a mi padre, creo que  temía a que los nazis lo mataran, cualquiera en mi lugar tuviera ese miedo, o como mínimo lo separaran de mí para siempre. Debió haberle pasado a muchos chicos y chicas.

Me siento junto a él en unas sillas que hay en la habitación tipo “u”  algunos están de pie y otros sentados. Es una gran habitación hay según mis cálculos visuales unos cien judíos entre las otras razas extintas.

—¿Cómo estas hija? —Me susurra Pin al oído. Imagino que evita que los demás nos escuchen (Evitar chismes)

—Bien ...temía a que esos hombres te hicieran daño. —Respondo con cara triste.

—Tranquila Ana. —Acaricia mi cabello —Todos Estaremos bien ya lo veras.

—¡ATENCIÓN! —grita un nazi en la puerta de la habitación, esto cada vez me pone los pelos de punta. Parece el cuartel militar pero mucho peor—¡Todos de pie!

Todos se ponen de pie obedeciendo las ordenes que da el nazi: Mamá, Margot, mi querido Peter, la señora Van pels, el señor Van pels y Drusell, nos ponemos uno al lado del otro
hombro a hombro, entre el resto de las personas. Nosotros parecemos todo un equipo.

—Todos subirán al camión que está afuera. En las entradas de la prisión les espera un transporte y serán llevados a las estaciones del tren para que cada quien busque su camino a diferentes campos a los que han sido llamados, que Dios les bendiga. —Es raro escuchar un nazi bendecir a los demás —Feliz viaje.

Todos hacen caso salimos de el lugar. Luego se abren las puertas de la prisión y veo que afuera hay tres camiones de color verde militar y soldados a su alrededor, los ocho y el resto de judíos subimos a los camiones y es donde me doy cuenta que el infierno ahora es que va a empezar y aunque quizás suena feo o un poco dramático, pero en simples y breves palabras así lo es.

que todo lo que hemos  vivido no a sido nada en comparación con todas las cosas que están por venir

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Hola!

Yo aquí editando capítulos

Los quiero!

Luisfrank

Tatatatam

ANA FRANK EN LOS CAMPOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora