CAPITULO 2

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Aveces estamos en el infierno mucho antes de morir.

Cansada de estar así, estamos en las peores condiciones que cualquiera puede imaginar, tanto en higiene como en otras características ofensivas para mí gusto.

En una celda solitaria a oscuras y muy sucia como las que me imaginé, tan poco espacio para conservar el aire puro, el mal olor que hay en este lugar me hace pensar en lo horrible que deben estar los campos de concentración nazi. Casi nada de higiene.

Estamos las cuatro mujeres del anexo y dos polacas (De Polonia) con las que compartimos la celda, entre las dos camas que tenemos en la celda ellas están en una ambas sentadas juntas y nosotras cuatro morochadas en la otra frente a ellas, además sólo hemos intercambiado con ellas una que otra palabra ya que no parecen ser muy amistosas las Polacas, mientras que yo quisiera contarles mi dura vida y parte de nuestros días de encierro pero me contengo. Ellas solo nos comentan sobre su región y lo mucho que están asustadas por no saber a donde serán enviadas, su miedo se nos contagia a nosotras cuatro del anexo, somos: Mamá, la señora van pels, Margot y yo.

Este es nuestro tercer día aquí y estamos hambrientas mi estomago está tronando de hambre. Tengo tanta ansiedad de comer algo que ya no tengo uñas por estar mordiendo mis dedos, solamente ayer nos dieron un trozo de pan a cada una, el pan era rancio y casi pierdo mis dientes al morder por lo duro que estaba, un balde de agua también dieron  para consumir y hacer nuestras necesidades, cómo: hacer pis. Es incomodo hacer esas cosas delante de otras personas, pero por lo que llevamos de día, hoy no nos han traído nada; solo se llevaron a mi hermana a no sé dónde tras muchos empujones cómo es de costumbre y con la inseguridad en mi mente de nunca verla regresar. Supuestamente las Polacas nos comentaron que se la llevarían a un interrogatorio.

Margot volvió después de un rato escoltada de dos guardias nazis; estos hombres son altos y robustamente musculosos, Podrían asfixiar a cualquiera con una mano si aprietan al cuello de una persona con tan solo un puño, en otras palabras les tengo mucho temor y miedo a los soldados.

Margot entra a la celda con un cachete hinchado, aparte de lo nerviosa que estoy por lo que está pasando, verla así de desorientada me pone peor. No pensé que los Alemanes nazis serían capaces de golpear a una chica tan apuesta como Margot.

¿Que le habrán hecho en el interrogatorio al que la llevaron? Supongo que dónde la tenían era un interrogatorio, Para sacarnos información que no sabemos y que ellos necesitan, “Supongo”

  Luego uno de los dos nazis el más brusco saca un papel y grita:

—¡ANA LISA MARIA FRANK HOLANDER! ¡Ven con nosotros!

Escuchar mi nombre casi provoca que me desmaye y al comprender que seré la próxima interrogada casi me da un infarto. Mi hermana está exhaustiva, y parece un poco cansada ¿Que le habrán hecho en ese espantoso lugar? Por su estado físico, Debe ser algo muy malo.

Me pongo de pie muy asustada mientras tiran a Margot a mis pies muy bruscamente y a mí me cogen de un brazo para sacarme a la fuerza... creo que ya llego mi fin.

Dios Cuidarme

...

...

...  

      Espero que estén disfrutando la historia de Ana Frank después del anexo secreto, tanto cómo yo la amé al escribirla.

No saben cómo amo leer sus comentarios de corazones rotos, esperanzas de vida y todo aquello que todos deseamos para nuestra querida Ana, familiares y amigos.

Espero también que llegues al final :)
Tatatatam

ANA FRANK EN LOS CAMPOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora